Los atentados yihadistas del pasado 17 de agosto en Barcelona y Cambrils, reivindicados por el Estado Islámico (EI), como antes los fueron los de Estocolmo, Londres o París; o los intentos de atentado frustrados en Essen, Clermon Ferrand o París, han vuelto despertar las alarmas sobre la relativa facilidad con que los islamistas radicales de la nueva yihad que nos amenaza pueden actuar en una Europa cada vez más islamizada.

En este contexto, los servicios secretos de la UE y la OTAN muestran su preocupación por las dos vías de entrada de radicales islamistas a Europa que sitúan la yihad a las puertas de Europa y están cobrando protagonismo: la ruta del “pasillo verde de los Balcanes” y el norte de África, especialmente Libia.

“Hay yihadistas que han utilizado a los refugiados como un caballo de Troya”, asegura una experta en contraterrorismo

La ruta yihadista de los Balcanes

Mireia Ramírez, directora de relaciones institucionales de Sendicef, consultoría internacional de inteligencia y contraterrorismo con sede en Europa, América e Israel, advertía recientemente sobre la ruta yihadista de los Balcanes.

“Combatientes terroristas del EI han hallado en el pasillo verde balcánico una puerta para adentrarse en Europa de forma rápida y sin tener que pasar por exhaustivos controles en los aeropuertos”, afirmaba.

En declaraciones publicadas por el diario La Vanguardia el pasado 31 de mayo, Ramírez subrayaba que “hay yihadistas que han utilizado a los refugiados como un caballo de Troya para traspasar las fronteras europeas. Se han mezclado malévolamente con el flujo de refugiados que pasa por las ciudades portuarias turcas de Esmirna y Mersin y han llegado a Italia y otros países de la UE. Se calcula que unos 4.000 terroristas del EI han entrado en la UE”.

Esa ruta yihadista se asienta en una franja territorial de Bosnia y Herzegovina, un amplio sector de Albania y Kosovo y zonas fronterizas de Macedonia, el denominado según los servicios antiterroristas europeos “pasillo verde de los Balcanes”, un área geográfica históricamente conocida como la ruta de la heroína y que ahora se ha convertido en una vía de entrada a Europa de terroristas del EI.

Toda esa región es considerada zona de implantación de núcleos radicalizados seguidores del EI y de Al Qaeda, en especial Kosovo, según alertan los servicios secretos italianos, a los que se han sumado otros servicios secretos de la UE.

Se calcula que en territorio europeo podría haber alrededor de 22.000 extremistas vinculados al EI

22.000 extremistas en suelo europeo

Para Ely Karmon, investigador en el Instituto Internacional de Lucha contra el Terrorismo y miembro del Instituto de Política y Estrategia del Centro Interdisciplinario en Herzliya (Israel), en Europa habría más de 22.000 extremistas vinculados al EI en diferente grado. Gran parte se habrían radicalizado en suelo europeo, mientras que al menos los 4.000 citados serían excombatientes retornados del EI que habrían pasado desde Turquía y por el citado pasillo verde balcánico.

En ese sentido, “Kosovo comienza a ser considerado una fortaleza europea del terrorismo islamista del EI”, afirmaba Mireia Ramírez. Según un estudio comparativo entre países europeos, esta región ha generado el mayor número de islamistas radicales en proporción a sus habitantes. Además, sus voluntarios son hombres con experiencia militar que nada más incorporarse al conflicto sirio-iraquí estuvieron en condiciones de pasar al frente.

En cualquier caso, para los observadores europeos expertos en terrorismo global, esta parte de la Europa mediterránea resultante de la fragmentación de la antigua Yugoslavia constituye un foco de gran preocupación en algunos aspectos mayor del que representa el creciente dominio que ejerce el yihadismo del EI en el Sahel y en el norte de África.

Propaganda del EI en la ciudad de Sirte, en Libia, un avispero de yihadistas

Los ojos puestos en Libia

Precisamente, la OTAN ha puesto su punto de mira en el Norte de África, especialmente Libia, para intentar prevenir la entrada de yihadistas a Europa a través de esta región.

Los analistas expertos en terrorismo consideran que la progresiva derrota del Estado Islámico en Irak y Siria sitúa al norte África como destino preferente de los yihadistas expulsados del próximo y medio Oriente. Así lo han manifestado países como Italia, Francia y España.

Al respecto, la OTAN está reforzando su estructura de inteligencia y análisis en el Mediterráneo y a partir de setiembre entrará en funcionamiento un centro regional, que los técnicos de la alianza llaman Hub, cuya creación fue acordada durante la última cumbre de ministros de Defensa del pasado febrero, según informaba La Vanguardia el pasado 18 de mayo.

De esta manera, se podrá mejorar la capacidad de anticipar las crisis y responder a ellas. El Hub tendrá su base en las instalaciones del mando conjunto de la OTAN en Nápoles y contará con una plantilla inicial de 100 especialistas.

“Necesitamos un mejor conocimiento de qué significa y cómo está realmente la situación en el flanco sur porque creemos que habrá que responder en el futuro en varias direcciones”, explicaba recientemente un oficial de alto rango destinado en cuartel general de Bruselas.

Uno de los objetivos de los responsables del centro es intentar disuadir a los países del norte de África que puedan representar una amenaza a corto plazo sobre la necesidad de colaborar ante este problema.

La alianza aboga por el principio de “proyección de estabilidad”, que consiste en aumentar las capacidades de seguridad de países externos pero cercanos al territorio OTAN. Es algo que ya está haciendo con diferente intensidad y objetivos en países como Túnez, Egipto, Ucrania, Georgia, Moldavia, Jordania y que se pretende hacer también en Libia en cuanto sea posible.

“El apoyo a ese país debe ser por el momento muy limitado. Debemos poder proteger a nuestro personal”, exponía un alto funcionario de la OTAN.

Cabe recordar que varios países de la alianza, entre los que se encuentra España, forman parte de la coalición contra la organización yihadista, pero a título particular. Su aportación se centra en el adiestramiento de unidades de infantería y blindados del nuevo ejército iraquí y de sus unidades de operaciones especiales.