n el artículo de CathoBel, firmado por el diácono y pedagogo belga Luc Aerens, se niega –haciendo gala de la adhesión a la más pura exégesis modernista- la virginidad de la Virgen.
En este blog tratamos habitualmente sobre la persecución que nos viene desde fuera de la Iglesia, pero en estos tiempos convulsos también percibimos que tenemos no pocos enemigos cómodamente instalados dentro de ella.
La Santísima Virgen María, que marcha a la cabeza de los enemigos del Maligno, es con frecuencia objeto de ataques. Las tropas del Daesh (Estado Islámico) acostumbran a decapitar sus imágenes, pero hay otro modo de atacar a la Virgen. En este portal se publicó recientemente la triste noticia de la retirada de sus imágenes para ser “inclusivos” con quienes la detestan. Hoy mismo hemos sabido que un santuario de la Virgen se ha abierto para “homenajear” a un “dios” hindú. En el caso que nos ocupa se niega la fe católica sobre Nuestra Señora.
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Catecismo de la Iglesia Católica
499 La profundización de la fe en la maternidad virginal ha llevado a la Iglesia a confesar la virginidad real y perpetua de María (cf. Concilio de Constantinopla II: DS, 427) incluso en el parto del Hijo de Dios hecho hombre (cf. San León Magno, c. Lectis dilectionis tuae: DS, 291; ibíd., 294; Pelagio I, c. Humani generis: ibíd. 442; Concilio de Letrán, año 649: ibíd., 503; Concilio de Toledo XVI: ibíd., 571; Pío IV, con. Cum quorumdam hominum: ibíd., 1880). En efecto, el nacimiento de Cristo “lejos de disminuir consagró la integridad virginal” de su madre (LG 57). La liturgia de la Iglesia celebra a María como la Aeiparthénon, la “siempre-virgen” (cf. LG 52).
Oremos por los cristianos perseguidos. Oremos por nuestra Madre la Iglesia. Ofrezcamos también oraciones de reparación al Inmaculado Corazón de María.