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Teólogo dominico propone reformar el Derecho Canónico
22 - 08 - 2017 - GENERALES -

El padre Aidan Nichols, prestigioso teólogo, profesor en Oxford, en Cambridge y en el Angelicum de Roma, afirma que la enseñanza del Papa Francisco ha llevado a una situación «extremadamente grave». (Fuente: Infovaticana)

El padre Aidan Nichols, un autor prolífico que ha dado clases en Oxford y Cambridge, como también en el Angelicum de Rome, ha dicho que la exhortación Amoris Laetitia del Papa Francisco ha llevado a una situación «extremadamente grave» y propone que, dado que las declaraciones del Papa incluyen cuestiones relacionadas con el matrimonio y la ley moral, la Iglesia tal vez necesite «un procedimiento que llame al orden a un Papa que, en su enseñanza, incurre en el error».


El teólogo dominico ha afirmado que dicho procedimiento tal vez sería menos «conflictivo» si tuviera lugar durante un futuro pontificado, en lugar de que suceda lo que ocurrió con el Papa Honorio, que fue condenado por error tras dejar la cátedra de Pedro.

El padre Nichols ha hecho estas declaraciones ante una audiencia de mayoría no católica durante la conferencia anual, en la ciudad de Cuddesdon, de una sociedad ecuménica: la Fellowship of St Alban and St Sergius.

Ha afirmado que el proceso judicial «disuadiría a los Papas de cualquier tendencia a la rebeldía doctrinal, o a la simple negligencia» y daría respuesta a algunas «angustias ecuménicas» de anglicanos, ortodoxos y otros que temen que el Papa tenga carta blanca para imponer su enseñanza. «Desde luego, parece que la actual crisis del magisterio romano tenga la providencial intención de llamar la atención sobre los límites de la primacía a este respecto».

El padre Nichols ha escrito más de cuarenta libros de filosofía, teología, apologética y crítica. En 2006 fue el primer profesor que ha sido designado, desde la Reforma, por la Universidad de Oxford para impartir Teología Católica.
Hasta ahora no había hecho ningún comentario público sobre Amoris Laetitia, pero fue uno de los cuarenta y cinco sacerdotes y teólogos que firmaron una carta dirigida al Colegio de los Cardenales, y que posteriormente fue filtrada. La carta pedía a los cardenales que solicitaran aclaraciones al Papa para, así, impedir las interpretaciones heréticas y erróneas de la exhortación.

En su ponencia el padre Nichols ha mencionado algunas de las preocupaciones que ya se mencionaban en la carta: por ejemplo, que Amoris Laetitia parece insinuar que la vida monástica no está a un nivel más elevado que el matrimonio, una postura condenada como herética por el Concilio de Trento.

También se ha interpretado que la exhortación defiende que los divorciados que se han vuelto a casar pueden recibir la comunión sin comprometerse en vivir «como hermano y hermana». Esto contradice la enseñanza perenne de la Iglesia, reafirmada por los Papas San Juan Pablo II y Benedicto XVI.

El padre Nichols ha declarado que esta interpretación, que supuestamente ha sido aprobada por el Papa Francisco, introduciría en la Iglesia «un estado de vida del que antes no se había oído hablar dentro de ella: diciéndolo sin rodeos, un concubinato tolerado».

Ha añadido que el modo con el que Amoris Laetitia defiende «un concubinato tolerado» (sin utilizar la frase) es, potencialmente, más nocivo y cita la descripción de la exhortación en relación con la conciencia que «reconoce que una situación dada no corresponde objetivamente a las exigencias del Evangelio» y que considera «con una cierta seguridad moral… lo que por ahora es la respuesta más generosa». El padre Nichols afirma que esto parece decir que «las acciones condenadas por la ley de Cristo pueden ser a veces moralmente buenas o, incluso, que hayan sido requeridas por Dios».
Esto contradiría la enseñanza de la Iglesia según la cual algunos actos son siempre moralmente malos, ha declarado el padre Nichols.

También ha llamado la atención sobre la declaración -presumiblemente referente a las intenciones de vivir en continencia-, que alguien «puede conocer perfectamente la norma y, sin embargo, encontrarse en una situación concreta que no le permita actuar de manera diferente, por lo que decide actuar de otra manera sin pecar ulteriormente». El padre Nichols ha observado que el Concilio de Trento había condenado solemnemente la idea según la cual «los mandamientos de Dios son imposibles de cumplir incluso para un hombre que ha sido justificado y consolidado por la gracia». Amoris Laetitia parece decir que no siempre es posible, o incluso aconsejable, seguir la ley moral.

Si estas declaraciones sobre las acciones morales fueran correctas, ha dicho el padre Nichols, «entonces ningún ámbito de la moralidad cristiana saldría indemne».

Ha declarado que es preferible pensar que el Papa ha sido sólo «negligente» con el lenguaje utilizado, en lugar de pensar que está enseñando un error. Pero parece que esto no es así, dados los informes presentados por la Congregación para la Doctrina de la Fe en los que se sugieren correcciones a Amoris Laetitia, informes que han sido ignorados.

El cardenal Raymond Burke ha hablado públicamente sobre corregir formalmente al Papa. No obstante, el padre Nichols ha afirmado que ni el Código de Derecho Canónico Occidental ni el Oriental contienen un procedimiento que «permita llevar a cabo una investigación en el caso de que se sospeche que un Papa haya enseñado un error doctrinal; mucho menos hay una disposición para un juicio» y ha declarado que la tradición en el Derecho Canónico es que la «primera sede no es juzgada por nadie». Ha añadido que el Concilio Vaticano I había restringido la doctrina de la infalibilidad papal: «no es la posición de la Iglesia Católica Romana que un Papa sea incapaz de inducir al error a la gente mediante una falsa enseñanza».

«Él puede ser el juez de apelación supremo de la cristiandad… pero esto no le hace inmune a la posibilidad de perpetrar errores garrafales en lo que respecta a la doctrina. Sorprendentemente, o tal vez no lo sea tanto dada la misericordia que ha rodeado a las figuras de los Papas desde el pontificado de Pío IX, este hecho parece ser desconocido a muchos que sí deberían saberlo». Dados los límites de la infalibilidad papal, el Derecho Canónico debería poder contemplar un procedimiento formal si el Papa incurre en error en su enseñanza.

El padre Nichols ha dicho que las conferencias episcopales han sido lentas en expresar su apoyo al Papa Francisco, probablemente debido a su división interna; y ha añadido que el programa del Papa «no habría ido tan lejos si no se hubiera designado a teólogos progresistas a cargos elevados tanto en el episcopado mundial como en las filas de la curia romana».

El padre Nichols ha afirmado que «hay peligro de un posible cisma», pero que no es un daño tan inmediato como «la difusión de la herejía moral». El punto de vista que aparentemente contiene Amoris Laetitia, si no se corrige, «será considerado cada vez más como una opinión teológica aceptable. Y esto causará un daño mayor, difícil de reparar».
Ha concluido que la ley de la Iglesia permanecerá gracias a «quienes dan vida a la ley a través de la fidelidad en el amor».