CRISTO HOY
CRISTO HOY

   Sitios Recomendados
        El Vaticano
        Aica
        Rome Reports
        Noticias Vaticanas
  
Cardenal Joseph Cardijn: Jesús en el mundo del trabajo
25 - 07 - 2017 - DESAFIOS - Pastorales

Hace 50 años, el 24 de julio de 1967, moría en Lovaina el cardenal Joseph Cardijn, rodeado de gran afecto y admiración tanto dentro como fuera de la Iglesia católica. Murió exactamente cuatro meses después de que Pablo VI publicara la encíclica Populorum Progressio, un documento considerado como la piedra angular de la doctrina social de la Iglesia. Para todos fue el sacerdote valiente y visionario que fundó la Juventud Obrera Cristiana (JOC), y el día de su muerte se rezó por él y por su obra en muchos lugares del mundo, sobre todo en América Latina y en muchas naciones de Europa.(Il Sismógrafo-Alfa y Omega)

En mayo de 1985, Juan Pablo II, durante su visita en Bélgica, cerca de la tumba del cardenal, dirigiéndose a los representantes de los movimientos obreros cristianos, dijo: «La Iglesia no deja de venerar a este cura de personalidad ordinaria, rica y ardiente, este ilustre apóstol de los tiempos modernos, a quien Pablo VI nombró miembro del colegio cardenalicio. Él estaba animado por un profundo sentido de la Iglesia y un gran amor por los trabajadores, a quienes quería ver entrar, habitar y actuar plenamente en la Iglesia. Se basaba en el Evangelio y en la doctrina social de la Iglesia. En su celo misionero, unía profundas intuiciones sobre el papel de los laicos y una pedagogía notable. Yo mismo estoy feliz de haberme encontrado con él y haberme beneficiado de su testimonio y de sus consejos. Las asociaciones y los movimientos obreros cristianos en el mundo pueden considerarlo como su padre, pero aún más lo podéis hacer vosotros, sus compatriotas, que tenéis la intención de continuar su ministerio y su acción en dentro del mundo obrero en Bélgica».

La primera juventud de Joseph Cardijn está profundamente vinculada con el mundo de la empresa, cuando su padre inicia su actividad como comerciante de carbón. Los padres, profundamente cristianos, en lugar de dejar que siga su camino se comprometen a que complete sus estudios para el sacerdocio, pero pronto se dieron cuenta de que su destino era combinar estas dos vocaciones.

En un momento en que la clase obrera tomó conciencia de sí misma y del papel que debía tener en una sociedad marcada por un progreso sin precedentes, el joven sacerdote Cardijn decidió trabajar en la evangelización de los trabajadores jóvenes, que en su tierra natal se iban alejando cada vez más de la Iglesia. En 1925 fundó, junto con dos laicos, Paul Garcet y Fernard Tonnet, la Juventud Obrera Cristiana (JOC), una obra en la que infunde todo su mensaje evangélico, junto con la doctrina social cristiana, sólo unos pocos años antes de los retos y exigencias de la encíclica Rerum novarum, de León XIII. Cardijn adoptó un método original para establecer una relación franca y abierta con los trabajadores, y permitió a los jóvenes, en grupos, tomar conciencia de su situación, organizarse para mejorar a través de la acción, y averiguar, confrontados por el Evangelio, la presencia Jesús en su historia.

En pocos años, el movimiento se convirtió en una empresa internacional con oficinas y grupos en todo el mundo; en muchos países, como Francia e Italia, la difusión de la JOC estuvo vinculada a la experiencia de los curas obreros. Pero fue en el hemisferio sur, especialmente en América Latina, donde las ideas de Cardijn tuvieron más éxito, con lo que el sacerdote comenzó a seguir de cerca la evolución de los diversos proyectos diseñados por el núcleo inicial de la JOC, viajando sin descanso todos los continentes, corrigiendo, aconsejando y alentando.

«Lo que más me impresionó de la personalidad del padre Cardijn fue su gran amor por los trabajadores y por sus familias –afirmó de él Juan Pablo II–. Él mismo nació en una familia muy modesta, y siendo muy joven quedó muy sorprendido al ver cómo sus compañeros iban en masa y sin ninguna preparación a las canteras y a las fábricas, con condiciones de trabajo extenuantes y a menudo perjudiciales para su vida religiosa».