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Suecia está abocada a una guerra civil con el Islam
19 - 07 - 2017 - INTERRELIGIOSO - Musulmanes

Una de las razones por las que el jardín del edén puede convertirse en el bosque de las brujas es la influencia de la inmigración de raíz musulmana, cada vez más creciente. (Fuente: Infocatolica)

La periodista Ingrid Carlqvist considera que en Suecia se ha producido un «fuerte incremento de la criminalidad más violenta» debido al aumento de inmigración musulmana. A su juicio, «ya no hay solución pacífica a esta situación» por lo que Carlqvist augura que habrá una guerra en Suecia.

Suecia ha dejado de ser el «paraíso terrenal» europeo con el que las naciones del Viejo Continente soñaban hace tan sólo unas décadas. Una de las razones por las que el jardín del edén puede convertirse en el bosque de las brujas es la influencia de la inmigración de raíz musulmana, cada vez más creciente.

El Gobierno sueco hace lo posible porque no trasciendan algunas de las consecuencias más duras de este cambio, pero hay personas que, contra la corriente dominante, advierten de los riesgos de no afrontar la realidad.

Así lo hace la periodista Ingrid Carlqvist en una entrevista publicada por La Tribuna del País Vasco, en la que sin pelos en la lengua advierte del riesgo de una nueva guerra con el Islam en territorio sueco y, tal vez, en toda Europa.

La analista de FOX News, nacida en 1960 en una localidad cercana a Estocolmo, considera que las instituciones «han permitido la inmigración musulmana masiva» en la idea de que «si la población no es homogénea, nunca podremos luchar».

No en vano, explica, Suecia ha pasado de ser uno de los países con una población más homogénea a tener un 37% de población de origen extranjero.

En paralelo a este cambio en la composición social del país escandinavo, Carlqvist denuncia que se ha producido «un fuerte incremento de la criminalidad más violenta, como asesinatos, violaciones o guerras de pandillas».

Una situación que ha modificado el comportamiento de los suecos, según describe: «Las mujeres salen a la calle con sus esprays de pimienta en el bolso y sé que muchos hombres han comenzado a realizar prácticas de tiro».

Por otro lado, quien está dispuesto a criticar o si quiera describir los problemas que genera la inmigración sin control, es señalado como islamófobo:

«En Suecia se han levantado muchas mezquitas desde las que se predica el odio contra nuestros valores», recuerda, «pero si dices algo eres un islamófobo, puedes ser procesado y te arriesgas a ir a prisión durante varios meses».

«Primero nos llaman racistas; luego tratan de silenciarnos», subraya.
La periodista y escritora no es nada optimista. A su juicio, la solución, ante el inmovilismo de las autoridades atrapadas en no «admitir que han hecho algo mal», vendrá de mala manera porque teme «que ya no hay solución pacífica a esta situación».

«Será una declaración de guerra, pero estoy segura de que la vamos a ganar», augura, al tiempo que denuncia la confluencia de intereses entre el comunismo y el islam radical: «La izquierda y los movimientos musulmanes odian, por diferentes razones, a nuestra civilización occidental».
Esa misma denuncia la realiza sobre la actitud del movimiento feminista que «nunca dicen nada sobre los musulmanes violando a mujeres suecas, pero constantemente denuncian a los hombres suecos “que gopean a sus esposas”. Cuelan el mosquito pero se tragan el camello».