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En el campo laico y progresista también critican a Francisco
14 - 07 - 2017 - PAPADOS - Francisco

El papa Francisco es demasiado brusco con los cardenales de la Iglesia. Basta ver cómo ha despedido a Gerhard Ludwig Müller. Mientras que con los "cardenales" del pensamiento laico, como Eugenio Scalfari, es ostensiblemente amistoso y cómplice. Pero en este último campo no le faltan voces disonantes. Una de éstas es la del profesor Gian Enrico Rusconi quien ha expresado sus críticas en un libro publicado este año en Italia con el título: "La teologia narrativa di papa Francesco" .(Sandro Magister-Settimo Cielo)

Rusconi ha expresado sus críticas en un libro publicado este año en Italia con el título: "La teologia narrativa di papa Francesco", editado por Laterza.

Rusconi es profesor emérito de Ciencias Políticas en la Universidad de Turín. Luego de una juvenil formación católica se distanció de la Iglesia, pero manteniendo y alimentando una sólida competencia teológica. Es especialista en historia y cultura de la Alemania del siglo XX y está cercano a las posiciones de la Escuela filosófica de Frankfurt, en particular a Adorno, Horkheimer, Habermas y a su visión de la religión. Es un columnista destacado del diario "La Stampa".

Son al menos tres las críticas que Rusconi dirige a Francisco. Y son sustancialmente compartidas por otro pensador laico italiano, Pierfrancesco Stagi, profesor de Filosofía Moral en la Universidad de Turín y él también especialista en filosofía alemana.

Stagi reseñó el libro de Rusconi en las revistas "Teologia e filosofia", publicada por Edizioni Scientifiche Italiane, y "Nuovo Giornale di Filosofia della Religione", de la cual es director en nombre de la Associazione Italiana di Filosofia della Religione [Asociación Italiana de Filosofía de la Religión].

A continuación se reproducen tres pasajes de esta recensión suya.

Un dato que no hay que descuidar es que tanto Rusconi como Stagi se sitúan en el campo progresista, lo cual hace todavía más significativas sus críticas al papa Jorge Mario Bergoglio.

*

1. UNA NARRACIÓN QUE SIEMBRA "DUDAS"

"Francesco no enseña más como hacía el profesor Ratzinger, sino que cuenta, narra episodios y los comenta. Una 'teologia narrativa', según la significativa definición de Rusconi: 'Bergoglio intenta reactualizar, mediante una teología narrativa, los hechos bíblicos y evangélicos, presentándolos como si fuesen eventos del diario de hoy'. Una hermenéutica similar, sin embargo, que se basa en discursos poéticos y alusivos, en continuos descartes semánticos, por los cuales rara vez un mismo término define un marco preciso y estable de referencia, crea no pocas 'dudas', que no sólo diligentes cuanto refractarios cardenales, pero también filósofos de la religión, laicos como Rusconi (y el suscrito) no pueden dejar de subrayar, porque corren el riesgo de socavar el proyecto de reforma de Bergoglio. Existe el riesgo que él deje el campo libre a improvisadores de la palabra, que abren y siembran más 'dudas' que lo que aclaran. En este camino ciertamente Bergoglio deberá en los próximos años abandonar los prudentes formatos jesuíticos y asumir un tono 'menos elusivamente cauto' y más directo para definir las principales categorías de una reforma de la dogmática católica y más en general de la Iglesia".

2. EL MITO DEL PUEBLO, CONTRA LAS OLIGARQUÍAS

"Francisco posee una simpatía natural por el pueblo, el pueblo constituido por la gente común, por las masas indigentes, que se opone al exceso de poder de las oligarquías. Francisco muestra fastidio hacia la acepción negativa del populismo, totalmente europea, porque vive desde siempre la otra dimensión, totalmente positiva, del populismo sudamericano, como cercanía al sentir natural y, en consecuencia, siempre bueno del pueblo, el cual sigue 'naturaliter' el mensaje cristiano frente a las oligarquías egoístas y explotadoras. Más que oportuna es la discusión de Rusconi con los teólogos del populismo sudamericano: Rafael Tello y Juan Carlos Scanone. De ellos toma Bergoglio la convicción que para superar la crisis espiritual de nuestro tiempo es necesario antes superar las paradojas del contraste entre el pueblo y las oligarquías, según un modelo que lo acerca de todos modos al populismo europeo y norteamericano, aunque desde la otra parte de la barricada respecto al conservadorismo liberal, es decir, desde la parte del 'pueblo' contra las oligarquías económicas, sociales e incluso jerárquico-religiosas".

3. UNA MISERICORDIA QUE OLVIDA EL PECADO

"Otra contradicción que Rusconi lee en el papado de Francisco es la alusión exclusiva a la misericordia, dejando en la sombra la problemática ontológica del pecado. En el relato de la expulsión del paraíso y del pecado original de Adán y Eva, Francisco pone su atención casi exclusivamente en la donación gratuita y en la amistad que Dios ofrece a los dos progenitores, sin aclarar las circunstancias y las motivaciones de su prohibición originaria de no comer del árbol del conocimiento del bien y del mal y sin siquiera aclarar por qué de esta falta originaria del hombre debe brotar una sucesión trágica de sufrimientos, enfermedades y muertes que culmina en el sacrificio expiatorio por excelencia: la muerte del Hijo de Dios en la cruz. Con razón Rusconi muestra cómo la necesidad de esta expiación infinita, de este continuo sucederse también hoy - después del sacrificio redentor - de lutos y sufrimientos inauditos, no se explica en la teología misericordiosa del papa Francisco y tampoco en el fondo de Ratzinger, ambas tesis criticando la tesis de la expiación infinita de Anselmo de Aosta, y no llega a salir de la paradoja del por qué todavía no parece que finalizara el dolor y el sufrimiento, en una cadena infinita de dramas que la tragedia de Cristo no parece en absoluto haber resuelto o hecho más lenta, sino más bien aumentado e incentivado. Es el enigma de la 'teodicea', que al menos desde Leibniz en adelante ha signado la filosofía y la teología moderna, pero que no parece detenerse, más aún, recuerda Rusconi, parece cada vez más actual, y precisamente en esos ambientes laicos que pensaban ya haber dejado atrás las complejas y a veces capciosas argumentaciones sobre la justicia de Dios".