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Como Francisco prepara el puesto para su sucesor
02 - 07 - 2017 - PAPADOS - Francisco

Francisco no tiene ningunas ganas de pasar a la historia como un Papa "de transición". Quiere que lo que hace sobreviva a su partida. Y para estar seguro de ello institucionaliza las cosas que más le importan, hace que se conviertan en estables, para que sigan adelante solas.(Sandro magister-Settimo Cielo)

La Jornada Mundial de los Pobres es una de estas criaturas suyas, oficialmente canonizada hace pocas semanas.

La idea de Jorge Mario Bergoglio que la Iglesia es como un "hospital de campaña" se concretará de aquí en adelante cada año, en noviembre, en una fiesta de las obras de misericordia a favor de los hambrientos, los que no tienen vestimenta, los sin techo, los extranjeros y los prisioneros.

Con el Papa, este Papa, que en Roma comerá junto a cientos de pobres, será difícil que su sucesor no haga lo mismo. Francisco hará el ensayo general en Bolonia el 1 de octubre: en el programa de la visita ya está escrito que a mediodía el Papa "comerá con los pobres en la basílica de San Petronio".

Después están las "Scholas Occurrentes", una red de escuelas que, nacida en Buenos Aires cuando Bergoglio era arzobispo de esa ciudad, ahora une a más de 400.000 institutos de todo el mundo, católicos y laicos.

No hay nada de religioso en los encuentros entre estas escuelas. En ellos dominan las palabras y los conceptos como "diálogo", "escucha", "encuentro", "puentes", "paz", "integración". Y si se leen de nuevo los numerosos discursos dirigidos por Francisco a las "Scholas", el silencio sobre el Dios cristiano, sobre Jesús y el Evangelio es prácticamente sepulcral.

Pero a pesar de ello, Bergoglio ha elevado las "Scholas Occurrentes" a "pía fundación" de derecho pontificio y acoge en el Vaticano sus congresos mundiales; hace tres semanas, el 9 de junio, inauguró para ellos una sede dentro de los palacios pontificios, de los que será prácticamente imposible echarlos en un futuro.

Este cambio no es indiferente. Durante siglos las escuelas de la Compañía de Jesús han sido el faro de la instrucción católica. Mientras tanto, estas "Scholas" tan queridas por el Papa jesuita son noticia por los frecuentes partidos de fútbol "por la paz" por él patrocinados junto a Maradona, Messi o Ronaldinho, como también por el singular encuentro de hace un año en un ring de Las Vegas –también éste convocado por el Papa como ocasión de diálogo– entre un boxeador católico y un musulmán, ambos recibidos después en Santa Marta después de que el musulmán, KO en el sexto round, fuera dado de alta del hospital.

En ámbito politico sucede lo mismo. No hay un año en el que Francisco no convoque un encuentro mundial de los que él llama "movimientos populares".

Esta red de movimientos no existía antes, todo lo contrario. Ha sido otra de sus invenciones. Ha confiado la elección a un sindicalista argentino amigo suyo, Juan Grabois, que cada vez los elige de entre los irreducibles de los históricos encuentros anticapitalistas y no-global de Seattle y Porto Alegre, además de elegir a grupos indigenistas y ecologistas, con invitados de renombre como el presidente de Bolivia Evo Morales, en calidad de cultivador de coca, o el ex presidente de Uruguay José "Pepe" Mujica, con un pasado de guerrillero, ahora retirado a una vida frugal en una granja en el campo.

A estos encuentros Bergoglio dirige, cada vez, un ardiente discurso de una treintena de páginas, o más, que son la quintaesencia de su visión política general, que incide en el pueblo como "categoría mística" llamada a rescatar al mundo.

Hasta ahora han sido cuatro las convocatorias: la primera en Roma en 2014; la segunda en Bolivia en 2015; la tercera de nuevo en Roma 2016 y la cuarta -a escala regional- en Modesto, en los Estados Unidos, el pasado mes de febrero, con el Papa conectado esta vez por videoconferencia. Seguirán otras.

Pero no es todo. Para su sucesor Francisco ha constituido otras cosas. Ha expulsado a todos los miembros de la Pontificia Academia para la Vida y ha nombrado otros nuevos.

Con la diferencia que, antes, todos eran firme y unánimemente contrarios al aborto, la fecundación artificial y la eutanasia; ahora ya no es así, cada académico tiene su propia idea al respecto. Porque ante todo tiene que haber diálogo.