"Tanto Juan Pablo II como Benedicto XVI reiteraron con firmeza la Humanae Vitae en su enseñanza", agregó Mons. Chaput. La Encíclica, enfocada sobre el desafío de la mentalidad anticonceptiva y su incoherencia con la doctrina católica, "sigue siendo un poderoso testimonio contrario a la disfunción sexual generalizada de nuestra época. Como otras comunidades cristianas, e incluso muchos católicos, han colapsado en su defensa de la integridad sexual, Humanae Vitae ha permanecido como un testimonio de la verdad".
El Arzobispo compartió a continuación un escrito de Bill Beckman, un seglar amigo suyo, quien está casado y es padre de tres hijos, quien exaltó esta Carta Encíclica desde su visión de laico. El seglar destacó la reiteración de la doctrina permanente de la Iglesia sobre la sexualidad humana y la sacralidad de la unión de los esposos abierta a la vida "en un tono que era a la vez compasivo y realista frente a las parejas que encuentran dificultados como pesimista frente a las consecuencias a largo plazo de separa deliberadamente las verdades procreativas y unitivas del matrimonio".
Según recordó Beckman, el Papa predijo el declive de los estándares morales, el aumento de la infidelidad y las uniones ilegítimas, la reducción de la mujer a un objeto de placer y los intentos de control poblacional por parte de los gobiernos. Las acertadas enseñanzas de Pablo VI en esta materia fueron atacadas con especial rebeldía. "La Iglesia fue dividida y herida seriamente en un asunto de la mayor importancia: la verdad y significado del matrimonio y la santidad de la vida", lamentó el seglar.
"Hoy la brecha y las heridas siguen abiertas y sólo el Espíritu Santo puede traer sanación y unidad", concluyó Beckman. "Ante casi 50 años de egoísmo y desobediencia, oro porque la Iglesia celosamente enseñe la verdad y belleza de esta Encíclica, exhorte al arrepentimiento por los pecados manifiestos contra la santidad del matrimonio y de la vida y llame a los fieles a una apertura plena a las innumerables bendiciones que manan del Señor y Dador de Vida". Ante este comentario, Mons. Chaput afirmó: "La mejor respuesta que puedo dar, y que cualquiera puede dar es: Amén".
Con información de Arquidiócesis de Filadelfia.