Luego de la bendición eucarística, en el salón de usos múltiples del establecimiento hubo una exposición vocacional en la que movimientos y comunidades presentaron sus carismas en diferentes puestos y se exhibieron videos y fotografías.
En su homilía, monseñor Aguer hizo una reseña histórica de la solemnidad, que el papa Urbano IV instituyó en 1264, mediante la bula Transiturus hoc mundo, en la que condenaba la herejía de Berengario de Tours que negaba la transubstanciación y, por lo tanto, la presencia real de Jesucristo en cuerpo, sangre, alma y divinidad, en la Eucaristía. El arzobispo destacó también, los himnos eucarísticos de Santo Tomás de Aquino como "piezas extraordinarias de brillante teología y sublime belleza poética".
Monseñor Aguer recordó la importancia que el Concilio Vaticano II dio a la Eucaristía, como "fuente y culmen de la vida de la Iglesia", y explicó cómo la exhortación apostólica Sacramentum caritatis, de Benedicto XVI, llama a cuidar la dignidad de la celebración. Advirtió que el sacerdote no es un “showman”, y -por lo tanto- "no le está permitido hacer innovaciones, ni quitar ni agregar nada a lo que está establecido por la Iglesia". Llamó la atención sobre la "música ratonil", que se escucha en algunas misas.
El prelado valoró la adoración perpetua al Santísimo Sacramento que se realiza en distintas parroquias de la arquidiócesis, “merced al tesón, sacrificio y generosidad de sacerdotes, consagrados y laicos”. Luego, pidió: “Que esta Eucaristía sirva, también, de desagravio al Santísimo Sacramento por los dos horribles sacrilegios que sufriera en la capilla de City Bell”.
Finalmente, llamó a ser vigilantes sobre cómo se implementan y cómo se conducen las capillas de adoración perpetua. Y advirtió el riesgo de caer “en el antropocentrismo, el individualismo y la autorreferencialidad, tan propios de estos tiempos”.
Bendición de imagen del Sagrado Corazón en el Distribuidor Benoit
Monseñor Héctor Aguer reiteró la invitación a concurrir el próximo viernes 23 de junio, a las 16, a la bendición de la nueva escultura del Sagrado Corazón de Jesús, en el Distribuidor Benoit, en las calles 520 y 13. “Es muy importante que en un espacio público tan importante como este, en el ingreso de la ciudad, esté presente Nuestro Señor Jesucristo, para alimentar la fe, la esperanza y la caridad de todos los platenses”, afirmó.
