Los obispos de EEUU, reunidos esta semana en Indiánapolis, celebraron la tarde de este miércoles una liturgia especial en reparación para las víctimas de abusos, según informa el CNS. Respondieron así a la invitación del Papa Francisco para que cada Iglesia nacional celebre una jornada semejante de oración y penitencia.
El cardenal Daniel DiNardo, arzobispo de Galveston-Houston y presidente del episcopado, celebró dicha misa, y en el curso de la cual declaró que "hoy, hay una urgencia especial en nuestra oración".
"En solidaridad con nuestros hermanos obispos alrededor del mundo", afirmó el purpurado, "reconocemos los pecados que han ocurrido y pedimos tanto el perdón como la curación de aquellos que han sufrido abusos a manos de personas que deberían haberles estado protegiendo y cuidando".
En la homilía, el arzobispo Wilton Gregory, de Atlanta, manifestó que "en esta misa, nosotros los obispos pedimos humilde y sinceramente el perdón de los que han sido perjudicados, escandalizados o desalentados por acontecimientos que, aunque pasaran hace muchos años, siguen siendo fuentes de angustia para ellos y todos los que les aman".
Si bien el prelado quiso aprovechar la misa para pedir perdón también de todos los miembros de la Iglesia y sociedad estadounidenses, reservó su más sentido arrepentimiento y conmoción para cuando trajo al recuerdo el sufrimiento de las víctimas y sus familias.
"Pedimos humildemente el perdón... especialmente de aquellos cuyas vidas pueden haber sido destrozadas por nuestro fracaso a la hora de cuidar de los pequeños que nos fueron confiados", digo Gregory. "También por cualquier decisión que tomamos o deberíamos tomado que exacerbara el dolor y la pena que toda la Iglesia ha sentido".
Y aunque los obispos, reunidos en Plenaria, se habían comprometido ese mismo miércoles a seguir adelante con el Estatuto eclesial para la Protección de Niños y Jóvenes que rige en la Iglesia desde 2002, Gregory acabó su sermón reconociendo que "en última instancia, tiene que ser el mismo Señor quien cura y reconcilia los corazones de los que viven con el dolor de la violación de la ley de Dios".
"Por nada menos que esta gracia, y con corazones sinceros, con espíritus arrepentidos y con un compromiso renovado para proteger, rezamos esta tarde", concluyó el arzobispo de Atlanta.
