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Los masones son hinchas de Bergoglio. Pero él los ve como la peste
04 - 05 - 2017 - DESAFIOS - Persec.Mediática

El Papa Francisco ha hablado sólo dos veces en público de los masones y la masonería. Y siempre en contra. No tolera que se infiltre en la Iglesia, y está más que convencido que está presente en la Orden de los Caballeros de Malta y que hay que extirparla.(Sandro Magister-Settimo Cielo)

La primera vez, en el avión de vuelta del viaje a Brasil, el 28 de julio de 2013. Interpelado sobre el caso de Monseñor Battista Ricca y el "lobby gay", dijo:

"Si una persona es gay y busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarla? El problema no es tener esta tendencia; no. El problema es hacer el lobby de esta tendencia: lobby de avaros, lobby de políticos, lobby de los masones, tantos lobby. Éste es el problema más grave para mí".

La segunda vez fue en Turín el 21 de junio de 2015, en un encuentro de jóvenes y, respondiendo de manera improvisada a algunas de sus preguntas, en un determinado momento dijo:

"En esta tierra a fines del siglo XIX estaba la masonería en pleno, incluso la Iglesia no podía hacer nada, estaban los anticlericales, también estaban los satanistas… Era uno de los momentos más difíciles y uno de los lugares más feos de la historia de Italia. Pero buscad cuántos santos y cuántas santas nacieron en aquel tiempo. ¿Por qué? Porque se dieron cuenta de que debían ir a contracorriente respecto a esa cultura, a ese modo de vivir".

Pero en privado Francisco ha vuelto sobre este argumento a menudo. La masonería es su bestia negra desde que vivía en Argentina. No tolera que se infiltre en la Iglesia, y está más que convencido que está presente en la Orden de los Caballeros de Malta y que hay que extirparla.

En su carta del 1 de diciembre pasado al cardenal Raymond L. Burke, patrón de la Orden, hay un pasaje en el que, al menos para un ojo experto, claramente alude a la masonería. Y es el primero de los puntos en los que Francisco exige una reforma de la Orden:

"En concreto, se deberá evitar que en la Orden se introduzcan manifestaciones de espíritu mundano, como también pertenecer a asociaciones, movimientos y organizaciones contrarios a la fe católica o de carácter relativista. Si esto sucediera, se deberá invitar a los Caballeros que sean miembros de dichas asociaciones, movimientos y organizaciones a retirar su adhesión, al ser ésta incompatible con la fe católica y la pertenencia a la Orden".

Pero ya el 9 de septiembre de 2014, en la audiencia en la que el Papa destituyó al cardenal Burke como prefecto del tribunal supremo de la signatura apostólica para nombrarle patrón de la Orden, le entregó como tarea prioritaria precisamente "la necesaria eliminación del espíritu secular y, en concreto, de la masonería, de la Orden de Malta".

Es cuanto refirió el propio cardenal Burke en un informe sobre los acontecimientos recientes de la Orden, cuya circulación autorizó él de manera reservada entre los Caballeros de Alemania, pero que inmediatamente se filtró a un público más amplio.

En esa misma audiencia, el Papa dijo que no tenía una "información exacta" sobre la presencia de los masones entre los Caballeros, pero que "estaba seguro de su existencia".

Al cabo de poco tiempo, Francisco volvió a insistir sobre este punto. En la audiencia concedida a Burke el pasado 10 de noviembre, ante la declaración del cardenal, que le informaba que no había conseguido individuar ningún masón entre los Caballeros, el Papa le ordenó que siguiera buscando esas "listas de masones, que por fuerza deben existir", anunciando también que incluiría este mandato en una carta oficial, que de hecho fue la carta anteriormente citada y fechada 1 de diciembre.

El Papa Francisco ha insistido sobre este punto no sólo con el cardenal patrón, sino también con los máximos dirigentes de la Orden.

El 23 de junio de 2016, vigilia de la fiesta de San Juan, que es el patrón de los Caballeros de Malta, al recibir en audiencia al entonces Gran Maestro, el Hermano Matthew Festing, y al Gran Canciller, Albrecht Freiherr von Boeselager, es decir, precisamente a los dos adversario en el conflicto que estaba a punto de estallar dentro de la Orden, Francisco les preguntó a quemarropa si sabían "algo de los progresos llevados a cabo por el cardenal Burke para limpiar la Orden de masones". Ambos se dieron cuenta que, realmente, ésta era la "preocupación principal" del Papa.

A la carta que el Papa dirigió a los grandes electores que se disponían el pasado 29 de abril a elegir como Lugarteniente del Gran Maestro al Hermano Giacomo Dalla Torre del Tempio di Sanguinetto, le falta una orden explícita de "limpiar la Orden de masones".

Pero hay más de un motivo para creer que el Papa sigue pensando en esto, cuando pide que se realicen "las reformas necesarias" para la "renovación espiritual" de la Orden.

En resumen, es indudable que Jorge Mario Bergoglio es profundamente hostil a la masonería y que teme como la peste una infiltración de la misma en la Iglesia, lo que hace que tal vez vea masones donde no los hay.

Lo que es extraño, en cambio, es el entusiasmo que la masonería manifiesta hacia este Papa. Es una afición que no ha tenido por ninguno de los Papas precedentes.

Está en fase de publicación online una amplia antología de las alabanzas que los masones de todo el mundo han dedicado a Bergoglio desde que éste fuera elegido Papa. Por ahora han salido dos:

> Why do the Freemasons Love Pope Francis? Part I

> Why do the Freemasons Love Pope Francis? Part II