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Papa Francisco y el “tridente” egipcio
27 - 04 - 2017 - PAPADOS - Francisco

Claroscuros en las relaciones entre los tres hombres que las convulsiones egipcias de los últimos años ha puesto lado a lado y que ahora esperan a Papa Francisco. (Gianni Valente-Vatican Insider)

Papa Francisco volará a Egipto y estarán esperándolo con particular atención tres hombres a quienes las convulsiones egipcias de los últimos años han puesto lado a lado en varias ocasiones: el presidente Abdel Fattah al Sisi, el Gran Imán de al Azar, Ahmed al Tayyib, y el Patriarca copto Tawadros. Durante el viaje papal harán de todo para presentarse al mundo como ícono de la concordia nacional. Pero, en realidad, no les faltan problemas, sobre todo a los dos primeros.

Al Sisi, el actual «hombre fuerte» del país, ha tratado desde el principio de cooptar en sus planes políticos a la Universidad sunita de al Azhar y al Patriarcado copto ortodoxo. En julio de 2013, cuando los militares y las oceánicas manifestaciones en las calles determinaron la destitución del Presidente Mohamen Mursi y el fin traumático del gobierno hegemonizado por la Hermandad Musulmana (que había llegado al poder ganando las elecciones), el apoyo que dieron a toda la operación el Gran Imán de al Azhar y el Patriarca copto Tawadros fue presentada al pueblo egipcio como una garantía. Desde entonces, al Sisi pide con insistencia que al Azhar, principal centro académico y teológico del islam sunita, que se comprometa a «renovar el discurso religioso», declarándose en contra de los delirios de la ideología yihadista. La cúpula de al Azhar manifiesta en iniciativas y pronunciamientos oficiales su sintonía con los deseos del presidente. Pero a al Sisi le parece demasiado poco. Sin embargo en el declarado «frente común» en contra de las corrientes de pensamiento «takfiristas» y «yihadistas», con respecto a al Azhar no faltan tensiones, ambigüedades y claroscuros.

El enfrentamiento sobre el «divorcio de palabra» islámico

Las relaciones dialécticas entre al Sisi y al Azhar surgieron claramente a principios de 2015, con el discurso que el presidente dirigió a los estudiosos y a los líderes religiosos de la prestigiosa institución sunita, reunidos con funcionarios del Ministerio de Asuntos Religiosos. En esa ocasión, al Sisi invitó a los líderes religiosos del islam a «salir de sí mismos y emprender una “Revolución religiosa”» para arrancar el fanatismo y reemplazarlo con una «visión más iluminada del mundo»; de lo contrario habrían debido asumir «frente a Dios» la responsabilidad por haber llevado a la comunidad islámica a la ruina. Utilizando tonos de líder religioso, el presidente egipcio criticó el «pensamiento erróneo» degenerado en la perversión yihadista, hecho de un conjunto de ideas y textos que «nosotros hemos desacralizado durante los últimos años» y que «conduce a toda la comunidad islámica a enemistarse con el mundo entero. «¿Cómo es posible —dijo con fuerza el líder político árabe— que mil seiscientos millones de personas puedan pensar que podrán vivir solamente si eliminan al resto de los 7 mil millones de habitantes del mundo? ¡No, es imposible!». Desde entonces, una serie de medidas concretas han dado la impresión de ser producto de las «sugerencias» del Presidente: en marzo de 2015, el Ministerio de los Awqaf (encargado de las mezquitas y comunidades religiosas» cumplió un proyecto de revisión general de los programas de enseñanza que habrían debido utilizarse progresivamente en todos los niveles de la educación escolar de Egipto. Al Sisi, nada más y nada menos, manifestó públicamente su impaciencia frente a los pocos efectos que tuvieron sus provocaciones. Las últimas fricciones entre el presidente y la institución sunita se registraron alrededor de la cuestión del divorcio musulmán: a finales de enero, al Sisi pidió a la cúpula de al Azhar que contrarrestara la práctica del «divorcio de palabra» islámico, que permite a los hombres romper el vínculo matrimonial con una simple declaración vocal. Al Sisi se refirió a los datos del Instituto de estadística nacional, según el cual alrededor del 40% de los 900 mil matrimonios registrados cada año en Egipto se acaban por divorcio antes de que se cumplan los primeros cinco años. Pero el Consejo de los Ancianos de al Azhar, organismo de la institución sunita, rechazó oficialmente los tonos alarmados del presidente, confirmando que la práctica del «divorcio de palabra» satisface las condiciones de la ley islámica, y recordó que se practica desde la época del profeta Mahoma.

Las «torturas» de al Tayyib

«Cada vez que me encuentro con el Gran Imán al Tayyib, le digo: “Me estás torturando, y me quejaré ante Dios”». Lo dice a menudo públicamente, medio en broma y medio en serio, el presidente al Sisi. La personalidad nada manipulable de al Tayyib lo convierte en una persona que no se deja presionar por el poder político, como sucede en otros países árabes con los líderes religiosos musulmanes «alineados» con los aparatos. El Gran Imán de al Azhar no duda en condenar sin medias tintas las redes del terror ni del fanatismo yihadista. Pero rechaza con fuerza la propaganda anti-musulmana que utiliza el terrorismo yihadista para estigmatizar al islam. Incluso en su discurso en la conferencia organizada a finales de febrero por al Azhar sobre la «Libertad y ciudadanía, diversidad e integración», al Tayyib quiso recordar que la conexión entre la religión y la violencia no caracteriza solo la historia del islam, sino también el «hebraísmo y el cristianismo tienen una historia de violencia». En algunas discutibles apologías de la civilización islámica, el Gran Imán llegó incluso a sugerir conexiones objetivas entre el cristianismo y las guerras que han caracterizado la historia del Occidente, y también asoció las Iglesias con fenómenos que considera como síntoma de la «decadencia» occidental. «Desgraciadamente», declaró en febrero de 2016 el Gran Imán de al Azhar en un encuentro inter-islámico en la Universidad islámica indonesia de Syarif Hidayatullah, «algunos jefes de Iglesias en los Estados Unidos aceptan matrimonios homosexuales. Me pregunto qué ha quedado de la Biblia en estas Iglesias. Y qué dirán frente a Jesús, que la paz esté con Él».

Antes de las llamadas «Primaveras árabes», y antes de convertirse en Gran Imán, al Tayyib sostenía la necesidad de distinguir entre los terroristas que matan inocentes y los autores de atentados contra las fuerzas militares de ocupación. En diciembre de 2014, él mismo declaró que el fanatismo «tarkfisista», que fomenta el terrorismo con los versículos de El Corán y afirma que son apóstatas todos los musulmanes que no comparten su punto de vista (legitimando incluso su eliminación física), representa una «perversión de la religión islámica». Intelectuales y políticos egipcios dirigen contra al Azhar acusaciones periódicas de colateralismo con corrientes islamistas salafitas, consideradas potencialmente cercanas a las aberrantes ideologías adoptadas por el terrorismo yihadista, y critican los programas curriculares de sus cursos de enseñanza. Pero observadores como la escritora Lamis Gaber sostienen que en al Azhar las posiciones y las doctrinas ultrancistas pertenecen a figuras de segundo nivel, y describe a al Tayyib como un estudioso abierto y franco.

El Rais, al Azhar y los coptos

Al Sisi es el primer presidente egipcio que ha participado físicamente en las solemnidades litúrgicas coptas. Su idea nacional considera el elemento copto esencial y no marginal de la identidad nacional egipcia. En julio de 2016 anunció que quería aumentar las penas para los que fomentan desórdenes y violencia de matriz sectaria. El 30 de agosto de 2016, el Parlamento egipcio votó la nueva ley sobre la construcción de las iglesias, cancelando los límites y obstáculos burocráticos que desde hacía décadas condicionaban la vida ordinaria de las comunidades cristianas egipcias.

En el clima de emergencia que ha vivido Egipto en los últimos años, las relaciones de colaboración entre Papa Tawadros y Ahmed al Tayyib no son una mera concesión a las presiones de los líderes políticos. En los últimos años ha vuelto a la vida la «Casa de la familia egipcia», el organismo de relación interreligiosa creado hace años por el Gran Imán de al Azhar y el Patriarca copto-ortodoxo como instrumento para prevenir y mitigar las contraposiciones sectarias en las ciudades y aldeas. En mayo de 2016, el Patriarcado copto-ortodoxo y al Azar suscribieron un documento programático en el que se comprometen a combatir juntos cualquier forma de violencia y de abuso contra los menores, incluidas las mutilaciones genitales y el fenómeno (muy difundido) de loa matrimonios precoces. Mientras tanto, sacerdotes e imanes organizan encuentros para renovar juntos el «discurso religioso», como ha pedido el presidente al Sisi. Estas ocasiones a veces están caracterizadas por el formalismo y tienen pocos efectos en la vida real de las comunidades, sobre todo en la zonas en las que tienen mayor presencia los grupos islamistas radicales. Podrá servirse de estos instrumentos el apoyo que los cristianos egipcios pueden ofrecer a sus conciudadanos musulmanes, incluidos los llamados a derrotar las sirenas del fanatismo yihadista. Sin criminalizar a nadie y según la mirada común que han expresado Papa Tawadros y Papa Francisco, quienes siempre han rechazado como falsa e instrumental la ecuación entre la violencia y el islam.