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Causas de las guerras:"La Civiltà Cattolica" desmiente al Papa
21 - 04 - 2017 - DESAFIOS - Persec.Mediática

De la "guerra mundial a trozos", denunciada incesantemente por el Papa Francisco, los responsables últimos son siempre y sólo, según él, "los que construyen las armas y trafican con ellas" y, así, "se enriquecen con la sangre de los hombres y las mujeres". Brice Bado, en la revista jesuita, las atribuye a seis factores causales que examina uno por uno: identitarios, económicos, institucionales, geopolíticos, secuenciales y, por último, fundados sobre motivos de resentimiento.(Sandro Magister-Settimo Cielo)

La explicación-del Papa Francisco- es muy materialista y economicista, de aire vagamente marxiano, aplicada también a los actos terroristas. Francisco la ha dicho y repetido en innumerables ocasiones, las últimas la semana pasada.

Sin embargo, curiosamente, la revista que suele recalcar más su pensamiento, "La Civiltà Cattolica", dirigida por el jesuita, consejero suyo y escritor fantasma, Antonio Spadaro, en un reciente y docto artículo acerca de los "conflictos armados en África" y, sobre todo, acerca del "fracaso de los enfoques tradicionales en los análisis", ignora del todo la fabricación y el tráfico de armas entre las causas de estos conflictos, y los atribuye en cambio a otros motivos muy distintos.

En las diez páginas del artículo, la palabra "armas" se cita una sola vez, de manera marginal y sin ningún significado causal.

El autor, Arsène Brice Bado, es un jesuita de Costa de Marfil, con estudios en la Universidad de Yale, en los Estados Unidos, y en la Universidad Laval, de Canadá, y con investigaciones sobre el terreno en diversos países africanos implicados en los conflictos.

La tesis de la que parte su análisis es que "la dificultad de la comunidad internacional en contribuir a poner fin a los conflictos" en marcha en África deriva, precisamente, "de la mala comprensión" de uno u otro conflicto, "de sus causas, sus actores, su evolución y las cuestiones en juego".

A continuación, Brice Bado pasa en reseña las explicaciones recurrentes que se dan a las guerras en África. Y las atribuye a seis factores causales que examina uno por uno: identitarios, económicos, institucionales, geopolíticos, secuenciales y, por último, fundados sobre motivos de resentimiento.

Escribe al final de esta reseña:

"Todas las explicaciones que se han dado tienen, en el fondo, algo de verdad. Sin embargo, algunas no consiguen representar de manera completa la complejidad de los conflictos armados que estallan en el contexto africano. De aquí la necesidad de privilegiar un enfoque holístico, capaz de integrar de la mejor manera posible los distintos aspectos de los conflictos".

Además, prosigue Brice Bado, un "ulterior elemento de complejidad" lo da el hecho de que "las causas y las motivaciones iniciales sufren cambios y se transforman en el curso del conflicto", como ha sucedido, por ejemplo, en la República Centroafricana, visitada en 2015 por el Papa Francisco, que precipitó "en un conflicto con connotaciones interconfesionales con la aparición de nuevos actores, entre ellos los 'anti-balaka' o 'milicias cristianas'".

Para un análisis "holístico y dinámico" correcto de los conflictos, sostiene el autor, hay que combinar, por lo tanto, "las causas estructurales, los factores amplificadores y los elementos que desencadenan los conflictos armados".

Como "causas estructurales", con los correspondientes elementos amplificadores, Brice Bado identifica "tanto la posición de África en el sistema internacional, como la fragilidad institucional de los estados africanos a nivel político, económico, sociodemográfico y ambiental".

Pero, solas, estas causas no son suficientes:

"Para que un conflicto estalle de manera efectiva es necesario que haya activistas capaces de poner en marcha ideológicamente los conflictos latentes, mediante acontecimientos que podemos definir 'catalizadores'. Por ejemplo, en Níger, un episodio de violencia por parte del ejército contra tres ancianos tuaregs fue suficiente para desencadenar una guerra civil entre las comunidades tuaregs, por una parte, y el ejército y el resto de la población nigeriana, por la otra, que duró desde febrero de 2007 a octubre de 2009. La rebelión tuareg, iniciada en Níger, está en el origen de la guerra civil que tuvo lugar en el norte de Mali en 2009. En Kenia, la guerra civil de 2007 estalló tras un conflicto sobre los resultados de las elecciones. Lo mismo sucedió en Costa de Marfil, con ocasión de las elecciones de 2010. Otro ejemplo claro es ciertamente el caso de Mohamed Bouazizi, en Túnez: el suicidio de este vendedor ambulante desencadenó protestas, que a su vez llevaron al estallido de la 'primavera árabe' en 2011".

Ni una sola alusión, entonces, a los "señores de las armas" como motores de las guerras africanas. También sobre las causas económicas el autor del artículo es cauto. "La prioridad de las cuestiones económicas no encuentra para nada una unanimidad de consenso" entre los analistas, escribe. Y cita el ejemplo de Liberia y de Sierra Leona, en las que "el comercio de diamantes sirvió, sobre todo, para financiar la guerra y no constituía, para nada, la causa inicial de la misma"; esta "constatación vale también para Costa de Marfil, República Centroafricana, Angola, Mozambique, etc.". En todo caso, añade Brice Bado, lo que ha tenido un papel aquí y allá en el estallido de los conflictos civiles es el control de recursos como la tierra y el agua.

En su último número, "La Civiltà Cattolica" vuelve también sobre el genocidio de Ruanda, con un artículo de un jesuita de ese país africano, el padre Marcel Uniweza.

Y tampoco éste hace una mínima alusión a los "señores de las armas" como causa de la masacre que, en solo tres meses, vio morir en 1994 a casi un millón de tutsis y hutus moderados, asesinados por motivos de divisiones étnicas.

Pero en este caso tampoco servían las armas. Bastaron los cuchillos y el fuego.