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Fiesta de la Inmaculada ConcepciĆ³n
08 - 12 - 2013 - HISTORIA - Moderna

Hoy 8 de diciembre, la Iglesia Católica celebra el Dogma de Fe de la Inmaculada Concepción, proclamado por el Papa Pío IX en 1854, en la Bula Ineffabilis Deus.Este domingo el Santo Padre celebrará la misa matinal en la basílica de Santa María La Mayor y por la tarde realizará el homenaje floral y rezará ante la imagen de la Virgen en plaza España. Alocución antes del Angelus.

El papa Francisco acudirá este domingo por primera vez en su pontificado a realizar el homenaje floral y a rezar ante la imagen de la Inmaculada Concepción en la plaza de España, un acto en el que los romanos se echan a la calle para ver a su Obispo y en el que la embajada de España ante la Santa Sede abre sus puertas.
A lo largo de la jornada, diversas instituciones y ciudadanos italianos colocan flores a los pies de la Virgen Inmaculada que corona un obelisco, pero los primeros en hacerlo son los bomberos de Roma que mediante una escalera alcanzan la imagen de la Virgen y le colocan una corona de flores en la mano derecha.

El último en realizar la ofrenda floral será el papa Francisco, que como es tradición colocará en la base del obelisco una corona de rosas blancas y amarillas, los colores de la bandera vaticana.

Habitualmente el papa sale a primeras horas de la tarde del Vaticano, pasa a través de la elegante Via Condotti, donde recibe el saludo del presidente de todos los comercios de esa zona, y llega a la plaza de España a bordo del papa-móvil hacia las 16.00 hora local (15.00 GMT).


Francisco recorrerá las calles de Roma, que se prevé estén abarrotadas como durante el pontificado de Benedicto XVI, y se espera que salude a los cientos de enfermos que aguardan en primera fila su paso en la plaza de España.


Cuando alcanza el obelisco, el papa saluda al alcalde de Roma, Ignazio Marino y a la junta municipal, y también a los miembros de la legación española, encabezada por el embajador de España ante la Santa Sede, Eduardo Saéz de Buruaga.

Por su parte, la embajada de España ante la Santa Sede situada frente a la Inmaculada abre sus puertas a los españoles residentes en Roma y recibe también la visita de autoridades eclesiásticas y políticas italianas.

La tradición papal de la ofrenda de flores se remonta a 1857, tres años después de la definición dogmática de la Concepción Inmaculada de María.

Por voluntad de Pío IX se erigió el monumento y fue él quien lo bendijo el 8 de septiembre de 1857 desde el balcón central de la embajada española.

Como lugar para ubicarlo se eligió la plaza de España, que toma el nombre de una de las naciones más devotas de la Virgen y que durante siglos se preocupó por obtener de un Papa la definición dogmática de este misterio mariano.

También, y como es tradición, se oficiará durante la mañana en la Basílica de Santa María La Mayor, muy ligada a España, una misa por el jefe de Estado de España y por el pueblo español.

La Basílica de Santa María la Mayor fue decorada con el primer oro que trajo Colón de América, donado por España en tiempos de los Reyes Católicos.(Valores Religiosos) 

                                                                            

Elegidos para una vida libre de pecado

El Obispo de Roma invitó a todos a contemplar a nuestra Madre Inmaculada, reconociendo nuestro destino verdadero, nuestra vocación más profunda: ser amados, ser transformados por el amor.
                                                                                         Palabras del Papa antes del rezo del Ángelus

¡Queridos hermanos y hermanas, buenos días!
Este segundo domingo de Adviento cae en el día de la fiesta de la Inmaculada Concepción de María, y entonces nuestra mirada es atraída por la belleza de la Madre de Jesús, ¡nuestra Madre! Con gran alegría la Iglesia la contempla «llena de gracia» (Lc 1,28), y comenzando con estas palabras la saludamos todos juntos: «llena de gracia». digamos tres veces: «Llena de gracia». Todos: ¡Llena de gracia! ¡Llena de gracia! ¡Llena de gracia! y así Dios la ha mirado desde el primer instante en su diseño de amor. la ha mirado, bella, llena de gracia. ¡Es bella nuestra madre! María nos sostiene en nuestro camino hacia la Navidad, porque nos enseña cómo vivir este tiempo de Adviento en espera del Señor. porque este tiempo de Adviento es una espera del Señor, que nos visitará a todos en la fiesta, pero también a cada uno en nuestro corazón. ¡El Señor viene! ¡Esperémoslo!

El Evangelio de san Lucas nos presenta a María, a una muchacha de Nazaret, pequeña localidad de Galilea, en la periferia del impero romano y también en la periferia de Israel. Un pueblito. Sin embargo sobre ella, aquella muchacha de aquel pueblito lejano, sobre ella, se posó la mirada del Señor, que la eligió para ser la madre de su Hijo. En vista de esta maternidad, María fue preservada del pecado original, o sea de aquella fractura en la comunión con Dios, con los demás y con la creación que hiere profundamente a todo ser humano. Pero esta fractura fue sanada anticipadamente en la Madre de Aquel que ha venido a liberarnos de la esclavitud del pecado. La Inmaculada está inscrita en el diseño de Dios; es fruto del amor de Dios que salva al mundo.

Y la Virgen jamás se alejó de aquel amor: toda su vida, todo su ser es un «si» a aquel amor, es un si a Dios. ¡Pero ciertamente no ha sido fácil para ella! Cuando el Ángel la llama «llena de gracia» (Lc 1,28), ella permanece «muy confusa», porque en su humildad se siente nada ante Dios. El Ángel la consuela: «No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús» (v. 30). Este anuncio la confunde aún más, también porque todavía no se había casado con José; pero el Ángel agrega: «El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios»(v. 35). María escucha, obedece interiormente y responde: «Yo soy la sierva del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho» (v. 38).

El misterio de esta muchacha de Nazaret, que está en el corazón de Dios, no nos es extraño. No es Él que está arriba y nosotros aquí. No, no, estamos conectados ¡De hecho Dios posa su mirada de amor sobre cada hombre y cada mujer! Con nombre y apellido. Su mirada de amor está sobre cada uno de nosotros. El Apóstol Pablo afirma que Dios «nos ha elegido en él, antes de la creación del mundo, para que fuéramos santos e irreprochables» (Ef 1,4). También nosotros, desde siempre, hemos sido elegidos por Dios para vivir una vida santa, libre del pecado. Es un proyecto de amor que Dios renueva cada vez que nosotros nos acercamos a Él, especialmente en los Sacramentos.
En esta fiesta, entonces, contemplando a nuestra Madre Inmaculada, bella, reconozcamos también nuestro destino verdadero, nuestra vocación más profunda: ser amados, ser transformados por el amor. Ser transformados por la belleza de Dios. Mirémosla, a nuestra Madre, y dejémonos mirar por ella, porque es nuestra Madre y nos ama tanto; dejémonos mirar por ella para aprender a ser más humildes, y también más valientes en el seguir la Palabra de Dios; para acoger el tierno abrazo de su Hijo Jesús, un abrazo que nos da vida, esperanza y paz.