Tras la misa en la plaza de los Mártires de Carpi, Francisco recordó, antes del rezo del Angelus,"la tragedia que ha conmovido Colombia, una gigantesca avalancha de lodo" en Mocoa, que ha provocado numerosos muertos y heridos. "Rezo por las víctimas. Seguro que tienen mi y vuestra cercanía a cuantos lloran por sus seres queridos. Agradezco a los que están socorriendo a las víctimas", recordó el Papa.
"Otra mala noticia -prosiguió-; siguen llegando enfrentamientos sangrientos en Kazai, la República Democráctica del Congo. Enfrentamientos que están provocando víctimas y exilio de la gente que golpean a gente y propiedades de la Iglesia, además de hospitales y escuelas". En este sentido, el Papa exhortó a todos "a rezar por la paz para que el corazón de los artífices de estos crímenes no permanezcan esclavos del odio y la violencia. Odio y violencia siempre destruyen".
A los fieles de Carpi quiso agradecer "haber venido aquí a esta misa", así como a "todos los que han trabajado por esta doble maratón, el sábado pasado (visita a Milán) y ahora. Gracias, muchas gracias". El Papa tuvo un especial agradecimiento a los enfermos presentes en la misa de hoy. "Hay 4.500 enfermos aquí. Gracias a vosotros, que con vuestro sufrimiento, ayudáis a la Iglesia a llevar la cruz de Cristo. Gracias, muchas gracias a vosotros".
El Papa concluyó sus palabras pidiendo a los laicos que sean "protagonistas de la vida de vuestras comunidades", apuntando "siempre a lo que es esencial en el anuncio y el testimonio del Evangelio". Al tiempo, pidió a los obispos "que estéis junto a vuestros sacerdotes, con la escucha la ternura y la cercanía premurosa".
Tras esto, Francisco bendijo la primera piedra de cuatro nuevos complejos en la diócesis: la iglesia de Santa Ágata, la "ciudad de la caridad" de Carpi, el centro de espiritualidad "San Antonio", así como una estructura polivalente en San Martino (Mirándola).