«Hace poco escuché que supuestamente ya estoy allí y que he sido milagrosamente sanado por la Santísima Virgen María…». El arzobispo polaco Henryk Hoser bromea un poco al respecto, pero no toma a la ligera su viaje de finales de marzo a Medjugorje, a donde el Papa lo envía, nombrándolo el pasado 11 de febrero, como delegado especial de la Santa Sede para «adquirir más profundos conocimientos sobre la situación pastoral» del pequeño país de Bosnia-Herzegovina que se ha convertido en uno de los centros marianos más visitados del mundo.

En una entrevista exclusiva con el sitio católico Aleteia, el pastor de Varsovia-Praga habló sobre su inminente misión que, precisó, es de «carácter exclusivamente pastoral» y que, por lo tanto, no entrará en el mérito de las investigaciones que hicieron durante cinco años los miembros de la comisión de cardenales y expertos guiados por el cardenal Camillo Ruini sobre las apariciones marianas que comenzaron en 1981. Un tema sobre el que la Santa Sede todavía no ha expresado una posición definitiva y sobre el que los pareceres de tanto de grandes prelados como de los fieles todavía no se ponen de acuerdo. «Mi misión es auxiliar con respecto a lo que ha hecho la comisión doctrinal», aclaró el religioso en la entrevista.

Monseñor Hoser, por voluntad del Papa, se ocupará y se preocupará «de las exigencias de los fieles que allí se dirigen en peregrinaje y, con base en ellas, sugerir eventuales iniciativas pastorales para el futuro». El objetivo es «promover la asistencia pastoral y coordinar mejor las acciones pastorales locales…», empezando por el río de confesiones después de las que miles de peregrinos dicen haber «renacido» o haberse «convertido» y haber dado un «cambio» a sus vidas y a su fe.

«Escucharé atentamente diferentes opiniones y examinaré la situación pastoral local», insistió Hoser, quien, además, nunca antes había viajado a Medjugorje. «Es cierto que nunca he visitado en persona Medjugorje, pero muchos de los fieles de mi diócesis de Varsovia-Praga van allí y estoy muy familiarizado con sus relatos», dijo a Aleteia, recordando que la que llevará a cabo en Bosnia-Herzegovina será su cuarta misión como enviado especial del Papa: las dos primeras fueron en Togo y Benín, por la cuestión de los seminarios, otra, de un año y medio, en Ruanda inmediatamente después del trágico genocidio. «Esta experiencia —reveló—me da el valor para embarcarme en otra visita, a Medjugorje».

Sí, valentía, porque la localidad mariana vive desde años problemas pastorales relacionados con una antigua rivalidad entre los franciscanos del clero seglar y el obispo de la diócesis competente. Una situación que ha echado raíces y que podría afectar a los fieles y peregrinos. Por ello Hoser, en la entrevista con Konrad Sawicki, pidió oraciones «por el éxito» de su misión, para que «que yo pueda acercarme lo más posible a una verdad objetiva» y «producir resultados positivos y concretos». «Soy un emisario de la Iglesia —dijo—, pero la Iglesia debería rezar por mí, al igual que rezó en su momento por san Pedro y san Pablo. Después de todo, la oración es la fuerza motora de nuestras acciones en la Iglesia, tanto las tangibles como las invisibles».

El viaje comenzará a finales de marzo. Será una visita «de orientación», durante la cual el delegado vaticano se reunirá con el nuncio apostólico en Bosnia-Herzegovina y el arzobispo de Sarajevo, e inmediatamente después con el ordinario local y con los frailes franciscanos que trabajan en el santuario. También habrá un encuentro con el obispo de Mostar, monseñor Ratko Peric, que en las últimas semanas afirmó en una larga entrevista publicada en el sitio de la arquidiócesis su postura completamente en contra de cualquier elemento de credibilidad o se carácter sobrenatural del fenómeno de las apariciones.

Declaraciones muy duras que sumieron en el desconsuelo a miles de devotos, que están agradecidos por las gracias recibidas de la Virgen en la colina. «Muchos fieles del mundo están preocupados. ¿Su peregrinaje fue en vano? ¿Sus oraciones fueron incorrectas?, se preguntan. ¿Podría, como enviado pastoral papal, explicar la situación actual y disipar sus preocupaciones?», preguntó el entrevistador. Su a las mismas preguntas el cardenal Müller, Prefecto para la Congregación de la Doctrina de la Fe, respondió a la agencia italiana Anda que «el futuro de la Iglesia no depende ni de Medjugorje ni de conocidos santuarios como Fátima o Lourdes», monseñor Hoser aleja cualquier miedo posible: «¡No deberíamos preocuparnos para nada! La Iglesia todavía no se ha expresado sobre la autenticidad de las apariciones. Deberíamos esperar con calma la posición definitiva. No se trata en absoluto de la primera situación en la que la Iglesia se toma su tiempo en tomar una decisión, en especial dado que la forma de las apariciones marianas en Medjugorje distan notablemente de las anteriores apariciones que todos conocemos».

«Todos los años el santuario recibe la visita de dos o dos millones y medio de peregrinos de todo el mundo. Se ha convertido en un lugar carismático. El hecho de que Medjugorje sea visitado por tantísimos fieles que, sin duda, se ven espiritualmente enriquecidos allí, es algo que hay que tener en mente», afirmó el arzobispo polaco. Por su parte, Francisco «es consciente» de toda la situación, dijo, por lo que «desearía examinar no solo la situación pastoral en Medjugorje, sino también, de ser necesario, encontrar métodos para mejorar la atención pastoral hacia los peregrinos en este lugar, tan fuertemente dedicado a Nuestra Señora.».

De cualquier manera, monseñor Hoser asegura que, más allá del «veredicto» de la Santa Sede, «si ha florecido una devoción mariana en Medjugorje, si llegan allí semejantes multitudes, es que es un lugar donde continuará la veneración, ya que Nuestra Señora puede ser venerada en cualquier lugar, especialmente donde esta veneración es tan fructífera, según escuchamos por los numerosos testimonios».