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Claves sobre la transexualidad explicadas desde la bioética
13 - 03 - 2017 - EMERGENCIA ANTROPOLOGICA - Otros

Expertos del Centro Nacional Católico de Bioética de Estados Unidos explican seis ideas sobre la llamada “disforia de género” y las “operaciones de cambio sexo”.

El Centro Nacional Católico de Bioética de Estados Unidos, fundado en 1972 con el objetivo de llevar a cabo la investigación, ofrecer consultas y publicar artículos educativos para elevar la dignidad humana en el cuidado de la salud y las ciencias de la vida, expone seis ideas sobre la llamada “disforia de género” y las “operaciones de cambio sexo”.


El informe, recogido por Religión en Libertad, resume en seis apartados las claves de ambas cuestiones desde un punto de vista moral y ético. Los profesionales explican en qué consisten las operaciones de “cambio de sexo”, por qué es algo inmoral o cual es la diferencia entre sexo y género.

Pero antes, para comprender el absurdo al que ha llegado el colectivo LGTB, les invito a que vean este vídeo en el que un transexual, sin argumentos científicos reales, defiende que los transexuales que nacieron hombres, “nunca fueron hombres biológicamente”.

 

Los miembros del Centro Nacional Católico de Bioética de Estados Unidos explican lo siguiente:

1. Las operaciones, cada vez más comunes

Los miembros del Centro Nacional Católico de Bioética de Estados Unidos explican, en primer lugar, que las operaciones de cambio de sexo son cada vez más comunes. “Esto ha obligado a las instituciones cristianas y católicas a estudiar la moralidad de las operaciones de cambio de sexo, ya que pueden ser parte obligatoria de la cobertura de seguros, o del empleo en escuelas católicas”

2. ¿Qué es una operación de cambio de sexo?

Una operación típica de cambio de sexo tiene dos partes. Primero, a la persona se le somete a unas pruebas psicológicas. Después se le aplica un régimen de hormonas, y después se le hace una cirugía en la que los genitales originales se le extirpan y se sustituyen con los genitales deseados. Las operaciones de cambio de sexo dejan a la persona estéril.

3. ¿Es inmoral una operación así?

Hablando propiamente, una persona no puede cambiar su identidad sexual. Una persona es la unidad de cuerpo y alma, y el ‘alma’ no debe entenderse como un yo inmaterial, sino como lo que hace que el cuerpo sea una persona humana. Somos personas masculinas o femeninas y nada puede cambiar eso. Una persona puede mutilar sus genitales pero no podrá cambiar su sexo. Cambiarse el sexo es fundamentalmente imposible: estos procedimientos son básicamente actos de mutilación.

La mutilación implica que la persona queda impotente y estéril y dependiente el resto de la vida de un régimen hormonal que le hace parecer lo que no es. No hay nada erróneo en los genitales de esas personas, pero los quitan para seguir la creencia subjetiva de la persona de lo que quiere ser. Lo que hace inmoral a las operaciones de cambio de sexo es que el cuerpo de esa persona se mutila.

4. ‘Una persona puede cambiarse los genitales pero no el sexo’

Una persona puede cambiarse los genitales pero no el sexo. Recibir hormonas del sexo opuesto y quitarse los genitales no es suficiente para cambiarse el sexo. La identidad sexual no se reduce a los niveles hormonales o a los genitales, sino que es un hecho objetivo enraizado en la naturaleza específica de la persona.

5. ¿Cuál es la diferencia entre sexo y género?

La identidad sexual no es un constructo social sino un hecho objetivo enraizado en nuestra naturaleza como personas masculinas o femeninas. El hecho más obvio sobre nosotros es que somos o varón o mujer.

Por supuesto hay una distinción importante que hay que hacer respecto al género y la identidad sexual. La identidad sexual se refiere a la propiedad de ser varón o mujer. Se refiere al sexo específico de la persona humana. Ser hombre o mujer es una propiedad esencial de lo que somos como personas. Por ejemplo, un hombre no puede gestar ni llevar en su interior niños. No tienen esa potencialidad: las mujeres sí. Así, ser uno u otra, es esencial a lo que somos.

Por otra parte, el “género” se refiere a ciertas disposiciones emocionales o rasgos característicos de la feminidad o la masculinidad. La feminidad y la masculinidad son términos de género y se refieren a rasgos específicos.

 

6. ¿Por qué dejar que el cuerpo sea quien dicte la sexualidad, y no la mente?

Se da por garantizado y está bien aceptado que el ‘yo’ de una persona –la constelación de creencias, deseos, disposiciones emocionales y rasgos de personalidad- constituyen la auto-imagen y la auto-comprensión de uno mismo. Pero hay que admitir que no todas nuestras creencias, deseos y auto-comprensiones se conforman según la verdad.

Nuestras capacidades de razonamiento, memoria y sensaciones básicas como la percepción visual pueden estar equivocadas y darnos falsas creencias. La respuesta que tomamos en esos casos es corregir las creencias equivocadas. Cuando nuestro yo entiende algo erróneo sobre nosotros, debemos corregirlo, no autorizarlo.

Por responder las preguntas más directamente: los que mantienen esa posición asumen un dualismo entre mente y cuerpo. Propiamente, las personas o son hombres o son mujeres. El cuerpo de la persona es una indicación fundamental de a qué sexo pertenecemos. Es una realidad física verificable empíricamente que no cambiará solo porque lo deseen nuestras creencias. Una vez se rechaza el dualismo en esta pregunta, y uno reconoce que nuestro sexo lo indica nuestro cuerpo, podemos ver que la identidad sexual es un hecho objetivo, discernible con accesibilidad, acerca de nosotros. Como dicen algunos filósofos, somos cuerpos.


(Fuente: Infovaticana)