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Las medidas de Donald Trump dividen a la Iglesia católica en EE.UU.
30 - 01 - 2017 - IGLESIA - América

El efecto Trump ha irrumpido en forma explosiva en la prevalentemente conservadora Iglesia norteamericana de 65 millones de miembros (la primera minoría religiosa del país), con un dato fuerte: la mayoría de los católicos, el 52%, votaron por Donald en las elecciones presidenciales de noviembre. Trump recibió el apoyo entusiasta del arzobispo de Nueva York, cardenal Timothy Dolan, y del resto de los 350 obispos del país (que cuenta con alrededor de 200 diócesis y arquidiócesis), cuando enfatizó las medidas antiabortistas entre las primeras medidas de su gestión.(Julio Algañaraz-Clarín)

Los sacudones sísmicos del efecto Trump en el mundo católico y en la interna de la Iglesia mundial refuerzan el ala tradicionalista que critica y conspira contra el Papa Francisco y sus reformas. En EE.UU. no es raro que algún personaje católico ultraconservador insista en que Jorge Bergoglio es “un Papa marxista” por su lucha en favor de “una Iglesia pobre y para los pobres”, que ataca al “Dios dinero” y defiende a los millones de “descartados” por el aumento extraordinario de las desigualdades sociales en la actual sociedad “líquida”.

Los alcances del terremoto ponen a la Iglesia en el centro de la crisis porque envuelven sus valores y su propia acción. El ataque de Trump contra México y los millones de migrantes que pasan la frontera, en la que piensa construir un muro en los 3.000 kilómetros de largo del confín común, obligan a definiciones y acciones concretas que ponen a prueba el catolicismo en EE.UU. y a sus jerarquías. Buena parte de los fieles son latinos y México, a no olvidarlo, es el segundo país católico del mundo, con más de cien millones de habitantes.

Pero es el primero por su masiva devoción, superior a la que existe entre los 200 millones de brasileños, donde la práctica decae en favor de los cultos protestantes. “Hay que construir puentes, no muros”. Era inevitable que la Conferencia Episcopal de Estados Unidos rechazara el anuncio de extender y reforzar la gran barrera que ya tiene mil kilómetros de largo y que comenzó a construirse en 1994, durante la presidencia de Bill Clinton.

El presidente de la comisión de migrantes, el obispo de Austin, Texas, Joe Vazquez, dijo en nombre de los episcopales que la construcción de la muralla trumpeana “pondrá en peligro la vida de los inmigrantes”. “Sobre todo, los migrantes más vulnerables, mujeres y niños, serán aún más explotados por “traficantes y contrabandistas”, destacó. “La construcción de esta barrera desestabilizará a muchas comunidades que viven pacíficamente a lo largo de los confines”, agregó el obispo. La politica de detención y deportación de los inmigrantes “dividirá a las familias, alimentará el pánico de la comunidad”. El representante de la Conferencia Episcopal advirtió que la escalada de detenciones de inmigrantes “no aumenta la seguridad de los estadounidenses”.

Las medidas “harán más difíciles a las personas vulnerables el acceso a la protección de nuestro país”. Pero este panorama dramático no cambió la orientación de los más conservadores en las jerarquías norteamericanas, que cultivan un legendario "americanismo" patriótico que a veces hace temblar a los valores católicos.

El arzobispo de Filadelfia, Charles Chaput, líder visible de los tradicionalistas, salió a defender a Trump. Y contraatacó proponiendo que la católica Universidad de Notre Dame conceda un doctorado honoris causa al presidente, víctima de “marchas, desórdenes, abusos verbales, en una escala nunca vista”. La Universidad de Notre Dame, el más importante ateneo católico del país, gobernada por académicos progresistas y simpatizantes del Papa Francisco, se ha convertido en el centro de los ataques ultraconservadores.

Monseñor Chaput denunció al reverendo John Jenkins, presidente de la Universidad, por haber otorgado un doctorado honoris causa en 2009 al presidente Barack Obama, que “defiende las prácticas abortistas”. Las jerarquías ultraconservadoras de EE.UU. pusieron además el grito en el cielo contra el Papa a raíz de unas declaraciones de Francisco al diario El País de Madrid en el que haría indirectamente una comparación entre Trump y Hitler. El pontífice argentino criticó a los que “buscan un salvador que nos restituya la identidad y nos defienda con muros y cualquier cosa de los otros pueblos que nos podrían quitar la identidad”.