De las palabras del cardenal Parolin se concluye que en su opinión una "normalización" de las relaciones entre Roma y Pekín "no es fácil" y "se necesita mucha paciencia y perseverancia".
Pero más que una "normalización" de las relaciones -ha afirmado el cardenal- "el objetivo más importante de la Santa Sede" es "encontrar una vida normal para la Iglesia católica".
Esto es debido, ha explicado, al hecho de que en China "hay dos Iglesias", la "oficial" y la "denominada subterránea". Mientras para la primera "el problema es la comunión con la Santa Sede, la comunión con el Santo Padre", para la segunda la exigencia es "ser reconocida", para que así pueda "vivir y profesar abiertamente la fe".
Objetivos que necesitan, ambos, de "un largo camino", ha concluido Parolin, "porque hay una historia a nuestras espaldas que es muy, muy, muy difícil".
(Traducción en español de Helena Faccia Serrano