"Es parte de su carisma - dijo Kasper, que ha hablado del ecumenismo en la era del Papa Francisco - el resplandor, la capacidad de dar la bienvenida con estilo amigable y fraternal a cada persona que encuentra, ya sea católica u ortodoxa Evangelio o de otras religiones o de ninguna la religión. Vive y un sentido de diálogo. De este estilo que necesitábamos. Después del Concilio Vaticano II hemos avanzado muchos y muy grandes en el camino ecuménico. Ya tenemos mucho fruto a recoger. Sin embargo, también se deslizó la sensación de haber llegado a un punto en el que el potencial del diálogo, así como habíamos llevado hasta entonces se había agotado y que estábamos en un aprieto. Uno podría sentir un cierto cansancio y la falta de coraje de avanzar en nuevos caminos. Estábamos en un punto muerto ".