Estos expertos en liturgia y teología se suman a 27 cardenales y obispos designados miembros plenos en octubre. La reorganización significó el apartamiento de los tradicionalistas Raymond Burke y George Pell, aunque otros conservadores continúan en el organismo.
La oficina encabezada por el cardenal conservador guineano Robert Sarah tiene el cometido de velar por que la misa y otros sacramentos se celebren de acuerdo con las pautas de la Santa Sede.
En julio, el Vaticano regañó públicamente a Sarah por alentar a los sacerdotes a celebrar la misa de espaldas a la congregación, como se hacía antes de los cambios impuestos por el Concilio Vaticano II.