En el país centroamericano, por primera vez en la historia republicana una pareja matrimonial detentará los primeros dos cargos del poder ejecutivo. Ortega y Murillo fueron electos en los cuestionados comicios generales de noviembre pasado, que organizaciones opositoras tildaron de "farsa electoral", debido a que el Consejo Supremo Electoral (CSE, órgano rector de las elecciones) decidió inhibir a la denominada "Coalición Nacional por la Democracia" (CND), que englobaba a los principales movimientos de oposición. De manera que en la contienda sólo participaron el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN, en el poder desde 2007) y una serie de minúsculos partidos políticos sin arraigo popular.
Ortega y Murillo fueron juramentados por el también recientemente electo presidente de la Asamblea Nacional, Gustavo Porras. El juramento leído para la investidura, traía evidentes referencias a Dios, como una manera de legitimar su asunción presidencial utilizando lo mítico-religioso. Cabe señalar que en Nicaragua, el 95% de su población se declara creyente y que el gobierno en su eslogan oficial reza ser: "cristiano, socialista y solidario".
En días anteriores, se especuló si habría participación de los Obispos de Nicaragua en el acto de investidura presidencial del tercer mandato consecutivo de Ortega. En las redes sociales, diversos internautas y algunos sectores de la sociedad advirtieron que si algún jerarca católico asistía al acto, sería visto como un acto de legitimación del gobierno de Daniel Ortega por parte de la Iglesia.