Hablando con L'Avvenire, el presidente emérito del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos afirmó que el viaje del Pontífice a Lund a finales de octubre no sólo puso en evidencia "los logros de 50 años de diálogo católico-luterano" sino un deseo compartido de que "se dé más pasos hacia la plena comunión".

Tales pasos pronto pueden producirse en forma de una declaración conjunta sobre la Iglesia, la eucaristía y el ministerio, que se añadiría a la declaración firmada por ambas partes en Lund sobre "los dones espirituales y teológicos recibidos a través de la Reforma".

"Ciertamente el Papa no fue a Lund para festejar sino para confesar el pecado (compartido) de la división y para celebrar que la comunión fundamental (de un solo bautismo) ya exista", dijo Kasper. Allí en Suecia se produjo, en ambas partes, no solo "un reconocimiento de los dones recibidos", sino que la "celebración" se convirtió en un "llamamiento", un "fuerte respaldo" y una "oración" para que pronto se produzcan más avances hacia la intercomunión. "Por un lado, Lund ha confirmado el proceso ecuménico y los resultados del diálogo precedente; por otro lo ha dado un nuevo empuje", dijo el purpurado.

La visita de Francisco "muestra que (para él) el ecumenismo es una prioridad, que el compromiso ecuménico es la voluntad del Señor y del Concilio". El cardenal alabó en su cara-a-cara el empeño del Papa en integrar el diálogo "en la situación global" y llamar a todos los creyentes de forma insistente "a un testimonio cristiano común y una cooperación genuina".

Pero también tuvo palabras de elogio para el enfoque más "terrenal" del actual Papa, ya que "un diálogo ecuménico que está limitado a la teología se arriesga alienarse de los problemas reales de los hombres y las mujeres". Es también desde este "empeño sobre el terreno" de Francisco, además de desde la teología, desde donde la intercomunión puede también dar sus frutos.

"Espero que la próxima declaración (del Papa) abra el camino a la comunión eucarística compartida en casos especiales, sobre todo con respecto a las matrimonios y familias mixtos, lo cual en países como Alemania y los Estados Unidos representa un problema pastoral urgentísimo", afirmó el cardenal.

Participación plena de los católicos y protestantes en la misma misa para la que ya tiene un modelo en mente: "Personalmente, espero que podamos usar un texto no oficial, preparado por una comisión de la Conferencia Episcopal de los EEUU, sobre este tema".

Aunque la comunión compartida sea una prioridad tanto desde la perspectiva ecuménica como desde la pastoral, Kasper se mantiene realista acerca de lo que puede producirse. "No debemos esperar milagros", reconoció a propósito de este 2017, el 500 aniversario de la Reforma de Lutero.

"Espero que este año sirva para consumar el camino del conocimiento recíproco que anima al diálogo y conduce a la decisión de caminar juntos hacia el futuro. Sabiendo que el tiempo, modo y lugar en los que se llega a la plena comunión están en la mano de Dios".