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El Papa usa ásperas palabras contra cierto "clericalismo"
14 - 12 - 2016 - PAPADOS - Francisco

El mal del clericalismo, presente en tiempos de Jesús y todavía hoy en la Iglesia, es una «prepotencia y tiranía» para con el pueblo fiel de Dios por parte de los sumos sacerdotes que, olvidándose de Abraham y de Moisés, instrumentalizaron la ley creando una «intelectualista, sofisticada, casuística». Lo dijo el Papa en la homilía que pronunció ayer, durante la misa matutina en la Capilla de la Casa Santa Marta. Francisco subrayó también que «el pobre Judas traidor y arrepentido no fue acogido por los pastores». (ACI)

El pueblo humilde y pobre que tiene fe en el Señor es la víctima de los «intelectuales de la religión», «los seducidos por el clericalismo», que en el Reino de los cielos serán precedidos por los pecadores arrepentidos, advirtió el Pontífice argentino, según indicó la Radio Vaticana. Reflexionando sobre el Evangelio del día, en el que Jesús se dirige a los jefes de los sacerdotes y a los ancianos del pueblo, Francisco recordó cuál era el papel de estos últimos: «Tenían la autoridad jurídica, moral, religiosa», «decidían todo». Anás y Caifás, por ejemplo, «juzgaron a Jesús», fueron los sacerdotes y los jefes los que «decidieron matar a Lázaro», y Judas fue a verlos para «negociar» y así «fue vendido Jesús». Un estado de «prepotencia y tiranía hacia el pueblo» al que llegaron, dijo el Papa, instrumentalizando la ley: «Pero una ley que ellos rehicieron muchas veces: muchas veces, hasta llegar incluso a 500 mandamientos. Todo estaba regulado, ¡todo! Una ley científicamente construida, porque esta gente era sabia, conocía bien. Hacían todos estos matices, ¿no? Pero era una ley sin memoria: se habían olvidado del Primer Mandamiento, que Dios dio a nuestro padre Abraham: “Camina en mi presencia y sé irreprensible”. Ellos no caminaban: se quedaron parados siempre en las propias convicciones. ¡Y no eran irreprensibles!». Ellos, continuó el Papa, «se habían olvidado de los Dies Mandamientos de Moisés»: «Con la ley hecha por ellos», «intelectualista, sofisticada, casuística», «cancelan la ley hecha por el Señor», les falta la memoria «que conecta el hoy con la Revelación».

Su víctima, como fue Jesús, es el «pueblo humilde y pobre que confía en el Señor», «los que son descartados», subrayó el Papa, que conocen el arrepentimiento, aunque no cumplan la ley, y sufren estas injusticias. Se sienten «condenados», «abusados», subrayó Francisco, por quien es «vanidoso, orgulloso, soberbio».

Y un «descarte de esta gente», observó el Papa, fue también Judas: «Judas fue un traidor, pecó muy feo, ¿eh? Pecó fuerte. Pero luego el Evangelio dice: “Arrepentido, fue a verles y a devolver las monedas”. Y ellos, ¿qué hicieron? “Pero, tú eres nuestro socio. Quédate tranquilo… ¡Nosotros tenemos el poder de perdonar todo!”. ¡No! “¡Arréglatelas como puedas! ¡Es problema tuyo!”. Y lo dejaron solo: ¡descartado! El pobre Judas, traidor arrepentido, no fue acogido por los pastores. Porque estos se habían olvidado de qué era un pastor. Eran los intelectuales de la religión, los que tenían el poder, que sacaban adelante la catequesis del pueblo con una moral creada por su inteligencia y no por la revelación de Dios».

«Un pueblo humilde, descartado y apaleado por esta gente». También hoy, observó Francisco, en la Iglesia suceden estas cosas. «Existe aquel espíritu de clericalismo», dijo el Papa: «Los clérigos se sienten superiores, se alejan de la gente», «no tienen tiempo para escuchar a los pobres, los que sufren, los encarcelados, los enfermos». «¡El mal del clericalismo es una cosa muy fea! Es una nueva edición de esta gente. Y la víctima es la misma: el pueblo pobre y humilde, que tiene esperanza en el Señor. El Padre siempre ha tratado de acercarse a nosotros: envió a su Hijo. Estamos esperando, esperando en espera alegre, exultantes. Pero el Hijo no ha entrado en el juego de esta gente: el Hijo fue con los enfermos, con los pobres, con los descartados, con los publicanos, con los pecadores (y es escandaloso, aquello…), con las prostitutas. También hoy Jesús nos dice a todos nosotros, y también a los que son seducidos por el clericalismo: “Los pecadores y las prostitutas irán antes que ustedes en el Reino de los cielos”».