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Fisichella-aborto: cambiará el derecho canónico
22 - 11 - 2016 - VATICANO - Documentos

¿Críticas al Papa? «No veo por qué debería haber miedos para dar la facultad de absolución a los sacerdotes, que son ministros de la reconciliación». Por el Jubileo, 21 millones de peregrinos fueron a Roma.(Vatican Insider)

Con la decisión del Papa de extender definitivamente la facultad de todos los sacerdotes (excepcionalmente introducida durante el año jubilar) de absolver a las personas que hayan cometido el «pecado grave» del aborto, se actualizará también el derecho canónico. Lo explicó el responsable del Año santo de la Misericordia, monseñor Rino Fisichella, durante la presentación de la Carta apostólica «Misericordia et misera», con la que Francisco cerró el Jubileo (del 8 de diciembre de 2015 al veinte de noviembre de 20016).

«Hasta la fecha, el derecho canónico prevé que el pecado de aborto sea facultad del obispo de la diócesis, en algunos momentos el obispo delega a algunos o incluso a todos los sacerdotes de su diócesis la absolución de este pecado», explicó el arzobispo presidente del Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización. «En cambio, durante el Jubileo, Papa Francisco dio facultad a todos los sacerdotes de poder absolver de este pecado como signo concreto de que la misericordia de Dios no conoce límites, no conoce obstáculos, y entonces también las personas que incurrieron en este pecado (sobre el que el Papa insiste que es extremadamente grave) y que se arrepintieron no pueden encontrar ningún obstáculo para obtener el perdón de Dios». El derecho canónico «es un conjunto de leyes y, desde el momento en el que hay una disposición del Papa que modifica el dictado de la ley, se debe necesariamente cambiar el artículo relacionado con esa específica disposición». En particular, con la absolución, explicó el arzobispo, ya no existe la «excomunión “latae sententiae”». La medida, continuó Fisichella respondiendo a los periodistas, es, además de la mujer, para los «médicos, enfermeros, quienes sostienen el aborto», que se arrepientan: «El pecado nos toca a todos, y entonces, también el perdón es omnicomprensivo, es para todos los actores».

¿El Papa no teme las críticas tras esta decisión?. «No veo por qué debería haber miedos para dar la facultad de absolución a todos los sacerdotes, quienes justamente por ser sacerdotes son ministros de la reconciliación y del perdón», respondió Fisichella. «Es una forma mediante la que se indica el recorrido de la Iglesia tal y como la imagina Papa Francisco, siguiendo la huella de sus predecesores, es decir salir al encuentro de todos: lo importante es que las personas se arrepientan. Recordemos que el Papa insiste con toda la fuerza que el aborto es pecado grave, y también, con la misma fuerza, que no hay pecado que Dios no pueda perdonar».
Justamente en la carta a monseñor Fisichella con la que, el primero de septiembre de 2015, concedía la indulgencia en vista del Jubileo que comenzó el ocho de diciembre de ese mismo año, el Papa explicaba de esta manera su decisión, ahora permanente: « Uno de los graves problemas de nuestro tiempo es, ciertamente, la modificación de la relación con la vida. Una mentalidad muy generalizada que ya ha provocado una pérdida de la debida sensibilidad personal y social hacia la acogida de una nueva vida. Algunos viven el drama del aborto con una consciencia superficial, casi sin darse cuenta del gravísimo mal que comporta un acto de ese tipo. Muchos otros, en cambio, incluso viviendo ese momento como una derrota, consideran no tener otro camino por donde ir. Pienso, de forma especial, en todas las mujeres que han recurrido al aborto. Conozco bien los condicionamientos que las condujeron a esa decisión. Sé que es un drama existencial y moral. He encontrado a muchas mujeres que llevaban en su corazón una cicatriz por esa elección sufrida y dolorosa. Lo sucedido es profundamente injusto; sin embargo, sólo el hecho de comprenderlo en su verdad puede consentir no perder la esperanza. El perdón de Dios no se puede negar a todo el que se haya arrepentido, sobre todo cuando con corazón sincero se acerca al Sacramento de la Confesión para obtener la reconciliación con el Padre».

Durante la conferencia de prensa de hoy, monseñor Fisichella ofreció también algunos datos sobre el Jubileo que acaba de concluir. «Hoy podemos afirmar con datos seguros que participaron en el Jubileo, aquí en Roma, 21.292.926 peregrinos», dijo el religioso refiriéndose a «todos los eventos jubilares» de la capital italiana. En el caso particular de San Pedro, los turistas «tenían otro acceso con respecto a los fieles», por lo que no fueron calculados, aunque no se puede excluir que entre los fieles contados haya habido «curiosos, personas de la fe germinal». Como se sabe, además, «por primera vez en la historia de los Jubileos, este Año Santo tenía un carácter universal. En todo el mundo se abrieron las Puertas de la Misericordia como testimonio de que el amor de Dios no puede conocer ninguna frontera», y «en los países en los que el catolicismo está más profundamente arraigado, el porcentaje de los fieles que atravesaron la puerta santa superó el 80% del número de católicos totales». A nivel global, «se pudo estimar una participación promedio de entre el 56% y el 62% de la población católica en conjunto», es decir «entre 700 y 850 millones de fieles que atravesaron» alguna de las puertas santas de todo el mundo. A este dato también habría que sumar, explicó, «los fieles que atravesaron las Puertas de la Misericordia, abiertas en los santuarios y en los lugares de peregrinaje de todo el mundo». «La suma de estos datos —continuó—, por lo tanto, lleva a un resultado de más de 900, 950 millones de fieles en conjunto que atravesaron la Puerta Santa en todo el mundo».

Monseñor Fisichella recordó que el Jubileo de la Misericordia comenzó el 8 de diciembre de 2015, «bajo un ataque de violencia inaudita en Europa», el de París del 13 de noviembre de ese año, y «el miedo desanimó desde el principio a muchos» de ponerse en camino hacia Roma. Pero con el paso del tiempo y gracias a una adecuada intervención de las autoridades, los peregrinos pudieron «vivir con tranquilidad y entusiasmo su experiencia jubilar».