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Venezuela: “La Iglesia no está con la oposición, está con la gente”
16 - 11 - 2016 - CULTURA - Política

Habla Baltazar Porras, arzobispo de Mérida y nuevo cardenal de Venezuela. Con un estilo franco denuncia la crisis política que atraviesa su país y advierte: “Existe mucha desconfianza hacia el diálogo entre el gobierno y la oposición” (Vatican Insider)

Como cardenal un “outsider”(forastero). Así se considera Baltazar Porras, arzobispo de Mérida, quien recibirá el birrete colorado el 19 de noviembre en la Basílica de San Pedro. Ese día, el Papa Francisco consagrará 17 nuevos purpurados, 13 electores y cuatro mayores de 80 años. Previo a ese momento, el nuevo cardenal venezolano se reunió con un grupo de periodistas en Roma y analizó la realidad que vive su país, sumido en una profunda crisis económica, política y social.

Su elección como nuevo cardenal, ¿es un mensaje para su país?

Si, ciertamente. El santo padre ha demostrado un interés especial por Venezuela, indudablemente la situación del país influyó. Creo que este Consistorio es especial, varios de los nuevos cardenales somos “outsiders”, pertenecemos a diócesis que nunca han tenido cardenales.

¿El Papa les mandó una carta?

Antes de anunciar el Consistorio no. Se dice que los secretos pontificios no se guardan en Roma, así que el Papa sacó de su bolsillo unos folios que tenía bien guardados y anunció a los elegidos. Así quedó en evidencia que los nombramientos de cardenales no pasaron por ningún filtro, ni de instancias eclesiales, ni de instancias civiles que quisieran ser consultadas. Después sí nos mandó una carta, nos felicitó pero pidió no envanecernos, que esto no es para un goce mundano sino una responsabilidad con los más pobres. Nos pidió dedicarnos a la oración y no ir a tantos homenajes.

¿Con su cardenalato el Papa quiere tener más voces de peso en Venezuela?

En medio de una pérdida de instituciones en Venezuela, donde todo funciona discrecionalmente en el poder, quizás la institución que se mantiene más unida es la Iglesia, por eso la credibilidad de la gente que va más allá de nuestras posibilidades reales. La jerarquía ha sido bastante crítica sobre los problemas del país con todos los gobiernos y a este mucho más le arde la piel cuando se le señala cualquier cosa. Nosotros recogemos el sentir de la gente, eso se hace más evidente ahora porque la restricción de la libertad de expresión es muy grande. En mi arquidiócesis tenemos varios medios y estamos obligados a pasar una serie de mensajes oficiales, cuando se saca cualquier cosa crítica siempre aparece una llamada, una visita, una amenaza.

Se dice que la Iglesia ha estado más bien en la oposición, ¿este nombramiento suyo le asegurará más protección o respeto?

Debo decir que a mi me ha irrespetado el alto gobierno, pero la gente nunca me ha faltado el respeto. Incluso la gente cercana al gobierno, cuando me ve en la calle, me cuida. La Iglesia no está con la oposición, la Iglesia y su jerarquía están con la gente. En los últimos 50 años la postura de la Iglesia ha sido siempre la de señalar los problemas; todos los gobiernos nos han visto como si estuviéramos con la oposición y ser oposición es simplemente no recoger la postura oficial. La concepción dualista de este régimen se manifestó desde el principio. El presidente (Hugo) Chávez lo primero que nos pidió fueron nombres de sacerdotes u obispos para nombrarlos ministros. Me tocó a mi decirle, como vicepresidente de la conferencia episcopal, que nosotros no buscábamos negociar puestos. Él replicó: “entonces ustedes no son amigos sino enemigos”. Nosotros estamos al servicio de la gente y no de alguna parcialidad política. Tanto al gobierno como a la oposición, en las reuniones que tenemos, le solemos hablar con bastante claridad, hay quienes lo reciben y quienes no. Una vez Juan Pablo II me dijo: “No hay que hablarle a quienes gobiernan porque no oyen, hay que hablarle a la gente que sí oye”.

¿Cómo ha acogido el pueblo venezolano el diálogo entre la oposición y el gobierno?

Es una realidad bastante difícil. ¿Por qué? Porque la palabra diálogo en Venezuela en estos momentos es una mala palabra. Las experiencia que ha habido de diálogos en años pasados, siempre en momentos de gran crisis, han quedado absolutamente en nada. Existe una desconfianza muy grande, un quiebre entre el lenguaje que se tiene en la mesa y el que se tiene afuera. Es un quiebre porque los representantes del gobierno en este diálogo son los hombres más radicales de la administración, no es en absoluto fácil conversar con ellos. Esto hace que la gente en general tenga enorme desconfianza porque no se cree en ninguno de los poderes.

¿En eso influye la impunidad?

En Venezuela de cada 100 delitos que se cometen sólo dos o tres llegan a tener sentencia., la impunidad es total. Existe una verdadera desconfianza y temor porque no hay en quien confiar. Este es el clima que vivimos y por eso la exigencia de la gente es que se den respuestas prontas, concretas, y no sea sólo hablar.

¿Cómo se tomó la elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos?

El mundo ha cambiado. Quizás hace 50 años hablar contra los “yanquis” movía un poco el espíritu, eso hoy en día no dice absolutamente nada. Ese lenguaje del gobierno venezonalo en contra del imperio le resbala a la gente. En este momento el futuro de Estados Unidos es una interrogante, no solo en Venezuela sino en todo el mundo. Qué significa esta asunción de (Donald) Trump y su actitud hacia los latinos. Si Florida votó por Trump, donde buena parte de los votantes son de origen hispano, no se deben hacer lecturas simplistas. Ojalá que la política estadounidense de cara a América Latina sea más real y evidente. Por ejemplo, a nivel eclesial las ayudas que recibe la Iglesia en nuestra región en su mayoría proceden de Europa mientras que los apoyos económicos tanto de Estados Unidos como de Canadá son muy pobres, son mínimos. No compagina lo que a veces se dice con la realidad de las cosas.

¿Cómo puede Venezuela salir de esta encrucijada?

Con paciencia y con constancia, como dice Santa Teresa. Aquí aplica el verdadero discernimiento. Todos quisiéramos ganar la competencia de salto en largo, pero hay que ir dando pasos y se están dando. La situación de Venezuela no es la misma ahora que hace un año, se ha ganado muchísimo. Hace falta un poco de espiritualidad y temple para ver los resultados, yo creo que vamos por buen camino.