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Patriarca de Jerusalen se va, y no en silencio
05 - 07 - 2016 - IGLESIA - Asia

A diez días del nombramiento del administrador apostólico que lo sucederá, el Patrairca latino que deja su puesto concede una entrevista, en la cual, indirectamente, confirma las «debilidades administrativas» del patriarcado que llevaron a la decisión del Papa.

«Al nuevo administrador deseo decir que siga teniendo la valentía de hablar, de decir la verdad, nada más y nada menos… Hay muchos que prefieren nuestro silencio, porque nuestro discurso molesta… Debemos hablar, con cautela y respeto, pero hablar...».

Con excepción de una pequeña referencia durante la homilía en el rito de ordenación sacerdotal de un grupo de franciscanos (el pasado 29 de junio), el Patriarca Latino de Jerusalén, Fouad Twal no había dicho nada sobre el nombramiento del padre Pierbattista Pizzaballa como administrador apostólico de la sede que dejará por motivos de edad. Hoy, a diez días de la decisión del Papa, el religioso jordano intervino con una entrevista al sitio del Patriarcado. Y lo hace con palabras que dejan intuir bastante claramente el delicado cambio de estafeta que está viviendo la Iglesia de la Tierra Santa.

La decisión que tomó Papa Francisco de elegir fuera del propio clero a un administrador apostólico del Patriarcado no gustó mucho en la comunidad árabe cristiana. Y Fouad Twal no lo ocultó, aunque añadió que «todos estamos llenos de buena voluntad para ayudarlo en esta tarea».

«Entre los puntos de fuerza con los que puede contar el nuevo administrador –dijo Twal sobre Pizzaballa– está el hecho de haber servido durante doce años como Custodio de la Tierra Santa y haber sido el vicario del Patriarca latino para la comunidad cristiana de lengua hebrea. Él conoce bien los desafíos y los problemas de la Iglesia en la Tierra Santa, esa que yo a menudo he llamado la Iglesia del Calvario. Sin embargo, a estas cartas ganadoras se añade el problema de la lengua árabe, de la mentalidad oriental y de toda la actividad pastoral. Por lo que comprendo su preocupación, la de nuestros sacerdotes y también de los mismos franciscanos…».

Fousad Twal hizo también una referencia precisa a las dificultades administrativas del Patriarcado, que han sido una de las razones principales por las que Papa Francisco eligió a Pizzaballa (se habla en particular de algunos proyectos en Jordania, que se revelaron mucho más caros de lo previsto): «Será seguramente más fácil para él remediar las debilidades del administrador –continuó Fouad Twal– que ocuparse del cuidado pastoral de los fieles árabes. Pero también es cierto que los fieles extranjeros del Patriarcado latino ahora son mucho más que los cristianos árabes locales». Añadió que su fuerza radicará en «conquistar totalmente la confianza de los sacerdotes» y «comenzar la reforma con convicción y sin dudas», pero recuerda también que «la tarea de administrador no siempre rima con popularidad».

La entrevista de Fouad Twal es, obviamente, también un balance sobre su mandato, trazado con un poco de amargura. «La atención del mundo se concentra en la guerra y en las masacres en Siria e Irak, más que en la Tierra Santa. Y últimamente, cuando la violencia ha golpeado Europa, el Occidente ha comenzado a pensar en los cristianos del Medio Oriente, en nuestros prófugos, en abrir las puertas de las embajadas para dar visados. Pero nadie habla sobre todos los que han sido asesinados, masacrados y que han obtenido el visado para volver al Padre Eterno». También dijo que a menudo se sintió solo «frente a decisiones que había que tomar, solo… a pesar de la presencia de una multitud de personas a mi alrededor… Se puede descubrir, a veces, que uno tiene menos amigos de lo que piensa, o que hay que pasar del papel de actor principal al de espectador, como quien sigue los eventos sin ser capaz de crear o hacer la historia».

Por ello invitó a su sucesor a «trabajar para mantener el delicado equilibrio de relaciones con las autoridades israelíes, paliestinas y jordanas», pero sin perder la valentía de denunciar los sufrimientos de las comunidades arábigo-cristianas, porque «hay muchos que prefieren nuestro silencio, porque nuestro discurso molesta…». «Con cautela y respeto, pero hay que hablar –insistió Twal–, despertar las conciencias y alimentar las relaciones que hemos construido a nivel internacional a lo largo de este recorrido».

Sobre su futuro personal, indicó que está «a disposición de nuestros obispos y de nuestros sacerdotes para ayudarlos lo más posible», y que quiere estar cerca «de las familias y de los fieles. También estoy preparando un libro –reveló– que recorre casi toda mi vida, y quiero dejarlo como mensaje final». (VATICAN INSIDER)