El Tribunal Supremo de Estados Unidos ha tumbado definitivamente este lunes los esfuerzos pro vida que llevaban a cabo varios estados gobernados por mayorías republicanas, liderados por Texas, que pretendían buscar obstáculos técnicos a la aplicación del aborto en sus áreas. Esos obstáculos evitaban que se incrementaran aún más el número de abortos.
Tras 25 años de tiranteces políticas desde que en 1992 el tribunal reconociera el aborto como una posibilidad a ser llevada a cabo en libertad en la intimidad de la mujer (deliberadamente no se manifestó sobre la cualidad jurídica del feto, el Supremo ha dictado la sentencia más contundente, que deroga la ley restrictiva de Texas, defendiéndolo como una supuesta garantía para la salud de la mujer.
“Hemos llegado a la conclusión de que ninguna de estas disposiciones ofrece beneficios médicos suficientes para justificar las cargas indebidas que impone sobre el acceso al aborto de las mujeres y viola la Constitución federal”, señala el juez Stephen G. Breyer.
La ley de Texas pretendía obligar a las clínicas que practican abortos a cumplir las mismas exigencias en cuanto a equipamiento que se requiere para los hospitales. De confirmarse la ley de Texas, se habría obligado a cerrar a un gran número de clínicas que practican abortos a nivel ambulatorio. Quedarían abiertas diez en un estado más extenso que España y con más de 27 millones de habitantes, lo que dificultaría en la práctica el acceso al asesinato de inocentes.
Pese a que el Tribunal Supremo mantiene desde la muerte del juez Antonin Scalia una correlación de empate a cuatro entre jueces conservadores y liberales, la sentencia prosperó al sumarse al grupo liberal el juez centrista Anthony M. Kennedy, que compartió el criterio de que Texas pretendía en realidad impedir que muchas mujeres pudieran abortar. Así que la sentencia fue aprobada por cinco votos a tres.
Afectará a otros estados
La jurisprudencia afectará a leyes similares a la de Texas aprobadas por otros estados como Luisiana. La trascendencia del fallo mereció un comunicado del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, subrayando la posición inequívoca del Gobierno federal: “Me complace ver cómo el Tribunal Supremo protege los derechos y la salud de la mujer –declaró–. Tal como señala la fiscal general, estas restricciones perjudican la salud de las mujeres y colocan un obstáculo inconstitucional en el camino de la libertad reproductiva de la mujer. Seguiremos firmemente comprometidos con la protección de la salud de la mujer, incluyendo la protección del acceso de la mujer a una atención médica segura, asequible, su derecho a determinar su propio futuro (…) Nuestra nación es más fuerte cuando todos los ciudadanos tienen garantizado el acceso a la salud”.
Le faltó tiempo a Hillary Clinton, la candidata demócrata a la presidencia, para proclamar en Twitter que la sentencia del Supremo “es una victoria para las mujeres en Texas y en todo Estados Unidos”, pero advirtiendo que “esta lucha no ha terminado y el próximo presidente tiene que ser alguien dispuesto a proteger la salud de las mujeres”.
(Fuente: Forumlibertas)
