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No conforma la polĂ­tica vaticana con China
21 - 11 - 2013 - IGLESIA - Asia

Son conocidos los esfuerzos del Papa Emérito por procurar la pacificación en la Iglesia China con las concesiones que hiciera en su célebre carta a esos catolicos que deben convivir entre clandestinos y oficiales, sin embargo el indómito Cardenal Zen apunta a los diplomáticos vaticanos que soslayan el sufrimiento de los fieles a Roma.

A poco de que comience la Tercera plenaria del Partido Comunista chino, y justamente mientras el nuevo Secretario de Estado vaticano, el arzobispo Pietro Parolin, comienza finalmente su servicio (después de más de un mes, debido a problemas de salud), el cardenal chino Joseph Zen Ze-kiun pide al Vaticano hablar con mayor claridad para defender a los católicos, sobre todo a los de la llamada “Iglesia subterránea”, es decir de las comunidades que se niegan a registrarse en la Asociación Católica Patriótica –controlada por el gobierno– y que permanecen fieles al Papa. «La Santa Sede debe decidirse entre ser clara o aceptar el compromiso –declaró al Catholic News Service el purpurado. Desafortunadamente la gente ve muchos compromisos por parte de los funcionarios. Se percibe la sombra de la “ostpolitik”».

Esta, era la política que había adoptado durante años el Vaticano para relacionarse con los regímenes comunistas de la Europa oriental. Los que la apoyaban afirmaban que se trataba de garantizar mejores condiciones de vida para los católicos de esas latitudes; en cambio, muy a menudo los cristianos “de las catacumbas” pedían que el Vaticano se expresara con mayor énfasis y claridad en su defensa. Tal vez no es ninguna casualidad que el cardenal se haya referido a este argumento en este momento. El nuevo Secretario de Estado, mons. Parolin, es un diplomático de carrera, de la escuela de los cardenales Casaroli y Silvestrini, que eran grandes protagonistas de la “ostpolitik” vaticana (a veces incluso en oposición con la actitud de Juan Pablo II).

El cardenal chino sostiene que entre los diez millones de católicos chinos existen divisiones, no solo entre «la llamada comunidad clandestina y la comunidad que acepta el control gubernamental», sino también entre estos últimos. «La parte que se somete al control gubernamental no está unida. Hay algunos que oponen todavía una cierta resistencia, ante la sumisión, y otros que toleran esta opresión, este control». Y también hay algunos «oportunistas, que han aceptado cordialmente la colaboración con el gobierno, y persiguen los propios intereses y los del gobierno en lugar de velar por los de la Iglesia».

Después de alabar los esfuerzos de Benedicto XVI para tratar de llevar cierta unidad a la Iglesia china, el cardenal acusó a algunos en el Vaticano, que serían «demasiado comprensivos y conciliadores hacia el gobierno comunista». «Esa que podemos llamar “comunidad subterránea” sufre –añadió el purpurado. Se sienten abandonados. Las acciones de Roma no son en su favor. Especialmente, por ejemplo, muchos obispos mueren y no se nombran sucesores». «Esta política, según mi opinión, es un error; y, como resultado, la Iglesia se debilita». El cardenal chino Joseph Zen concluyó reconociendo que, a pesar de que el nuevo Papa no se haya expresado al respecto, se trata de «un hombre sabio. Está escuchando, estudiando. Esperemos que el Señor lo ayude».

Mientras tanto, la persecución en contra de la Iglesia subterránea continúa. AsiaNews anunció que desde principios de octubre dos sacerdotes de la Iglesia subterránea se encuentran en la cárcel. Su “crimen” fue haber organizado sesiones de catecismo para adultos en la localidad de Qinyuan, cerca de Baoding (Hebei). Si trata de padre Tim Dalong y de otro sacerdote cuya identidad no se conoce. Ambos son bastante jóvenes (rondarán los 40) y después del arresto fueron encerrados en unas barracas de la policía de Baoding, ciudad en la que la Iglesia subterránea muestra una vivacidad particular. Cuatro fieles laicos, que estaban ayudando a los sacerdotes en su obra de catequesis, se vieron obligados a pagar una multa de 4 mil yuanes (unos 400 euros), que equivalen al sueldo de dos meses de un obrero especializado. Según AsiaNews, por lo menos 10 sacerdotes de la Iglesia subterránea han sufrido este tipo de persecución. Algunos de ellos fueron condenados durante años al “Laojiao”, es decir al campo de trabajos forzados. Es relevante indicar que estos arrestos se verificaron a pocas semanas de la apertura de la Tercera Plenaria del Partido Comunista chino, que, según la propaganda oficial, presentará reformas «sin precedentes».(Vatican Insider)