CRISTO HOY
CRISTO HOY

   Sitios Recomendados
        El Vaticano
        Aica
        Rome Reports
        Noticias Vaticanas
  
El Papa no es infalible. AquĆ­ hay ocho pruebas
13 - 06 - 2016 - PAPADOS - Francisco

Equívocos, deslices, lapsus en la memoria, leyendas metropolitanas. Un listado de los errores en los discursos de Francisco. El más desastroso, en Paraguay. Nuevo artículo de Sandro Magister 

 "Como dijo Benedicto XVI, la tolerancia debe ser cero": así se pronunció el papa Francisco en la entrevista publicada en "La Croix" del 16 de mayo pasado, a propósito de los abusos sexuales perpetrados contra menores.

Pero si se recorren todos los escritos y discursos del papa Joseph Ratzinger no se encontrará precisamente la fórmula "tolerancia cero". Jamás. Ni siquiera ninguna fórmula equivalente.

Pero ella vuelve a estar presente en las crónicas vaticanas como un mantra, la última vez hace pocos días, el 4 de junio, en ocasión de la salida del motu proprio para la remoción de los obispos culpables de "negligencia" en el tratamiento de los casos de abuso.

Pero mientras Francisco la ha hecho propia muchas veces, por ejemplo en la conferencia de prensa en el vuelo de retorno desde Tierra Santa, atribuirla – tal como se ha hecho – también a Benedicto XVI no se corresponde con la verdad.

Es la última de las no pocas inexactitudes que brillan en el discurso público del actual Papa.

*

La penúltima inexactitud es del 24 de abril, durante la visita que el papa Francisco improvisó a Villa Borghese, en el centro de Roma, donde estaban los focolares reunidos en una manifestación en defensa de la naturaleza.

Dijo el Papa, en su discurso improvisado:

"Alguna vez alguien me dijo – no sé si es verdad, si alguno quiere puede verificarlo, yo no lo verifiqué – que la palabra 'conflicto' en el idioma chino está formada por dos signos: un signo que dice 'riesgo', y otro signo que dice 'oportunidad'. Es verdad que el conflicto es un riesgo, pero también es una oportunidad".

En realidad, esta imaginaria traducción de la palabra china "weiji" es un artificio oratorio inventado en Occidente. Fue lanzada por primera vez por John Kennedy en un discurso en Indianápolis, en 1959, y desde allí en adelante fue repetida numerosas veces por él y por otros líderes políticos estadounidenses, desde Nixon a Condoleeza Rice, tornándose recurrente también en la prensa popular de lengua inglesa y no-inglesa.

*

Una tercera imprecisión fue formulada en la conferencia de prensa del 16 de abril de este año, en el vuelo de regreso desde la isla de Lesbos.

Al responder al aluvión de preguntas sobre la "Amoris laetitia", Francisco señaló al cardenal Christoph Schönborn como el intérprete preciso del documento. Y al trazar el elogio – "es un gran teólogo" y "conoce bien la doctrina de la Iglesia" – agregó: "Él fue secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe". Cosa que no es cierta, porque Schönborn solamente ha sido y es miembro de esta Congregación.

Además, en esa misma conferencia de prensa Francisco replicó con un inverosímil "no recuerdo esa nota" a una pregunta sobre la crucial nota 351 de la "Amoris laetitia", en la que se prevé "la ayuda de los sacramentos" a los divorciados que se han vuelto a casar.

*

Francisco respondió también con otro inverosímil "no recuerdo bien ese documento" a la pregunta si "todavía tiene valor" la nota doctrinal, del año 2003, de la Congregación de la Doctrina de la Fe, que prohibe a los parlamentarios cátolicos legalizar las uniones entre personas del mismo sexo.

Esto aconteció durante la conferencia de prensa celebrada en en el vuelo de regreso desde México, el 17 de febrero del 2016, precisamente mientras estaba a punto de ser aprobada en Italia una ley de ese tipo.

*

En la misma conferencia de prensa, en el vuelo de México a Roma, dio otro paso en falso, esta vez haciendo correr con los gastos a Pablo VI.

Dijo el papa Francisco:

"Pablo VI, el grande, en una situación difícil en África permitió a las monjas usar anticonceptivos para casos de violencia".

Y agregó que "evitar el embarazo no es un mal absoluto. En ciertos casos era claro, como en éste que he mencionado de Pablo VI".

Dos días después, también el padre Federico Lombardi volvió a formular la misma historia en una entrevista en la Radio Vaticana, hecha con la intención de enderezar lo que se había torcido en las declaraciones del Papa de las que se habían hecho eco los medios de comunicación, que ya habían cantado victoria dando por supuesta la autorización al uso de los anticonceptivos:

"El anticonceptivo o el preservativo, en casos de particular emergencia y gravedad, pueden también ser objeto de discernimiento serio de la conciencia. Esto es lo que dice el Papa. […] El ejemplo que [Francisco] ha planteado de Pablo VI y de la autorización del uso de la píldora para unas religiosas que estaban en riesgo gravísimo y continuo de violencia por parte de los rebeldes del Congo, en los tiempos de las tragedias causadas por la guerra en ese país, hace entender que la situación en la que se tomaba esto en consideración no era una situación normal".

Ahora bien, en ninguna parte resulta que Pablo VI haya concedido explícitamente ese permiso. Nadie ha podido citar nunca una sola palabra suya a este respecto.

Y sin embargo, esta leyenda metropolitana sigue en pie desde hace décadas y han caído en ella también Francisco y su portavoz.

Cómo se desarrolló ciertamente ese caso fue reconstruido palabra por palabra en este servicio de www.chiesa:

> Pablo VI y las religiosas violadas en el Congo. Lo que ese Papa nunca dijo

*

Sexto y más desastroso error: aquél en el que cayó Francisco en Asunción del Paraguay el 11 de julio del 2015, en el discurso a los representantes de la sociedad civil del Paraguay, con el presidente Horacio Cartes y las otras autoridades del país en primera fila.

En esa ocasión el Papa improvisó en un cierto punto, abandonando el texto escrito:

"Hay [una] cosa que, antes de terminar, quisiera referirme. Y en esto, como hay políticos aquí presentes, –incluso está el Presidente de la República –, lo digo fraternalmente, ¿no? Alguien me dijo: 'Mire, fulano de tal está secuestrado por el ejército, ¡haga algo!'. Yo no digo si es verdad, si no es verdad, si es justo, si no es justo, pero uno de los métodos que tenían las ideologías dictatoriales del siglo pasado, a las que me referí hace un rato, era apartar a la gente, o con el exilio o con la prisión o, en el caso de los campos de exterminio, nazis o estalinistas, la apartaban con la muerte, ¿no? Para que haya una verdadera cultura en un pueblo, una cultura política y del bien común, rápido juicios claros, juicios nítidos. Y no sirve otro tipo de estratagema. La justicia nítida, clara. Eso nos va a ayudar a todos. Yo no sé si acá existe eso o no, lo digo con todo respeto. Me lo dijeron cuando entraba. Me lo dijeron acá. Y que pidiera por no sé quién. No oí bien el apellido".

El nombre que Francisco no había "oído bien" era el de Edelio Murinigo, un oficial secuestrado desde hacía más de un año, no por el ejército regular del Paraguay – como había entendido erróneamente el Papa – sino por un auto-proclamado "Ejército del pueblo paraguayo", un grupo terrorista marxista-leninista activo en el país desde el año 2008.

Pero a pesar de su ignorancia declarada y enfatizada del caso, Francisco no temió utilizar los pocos y confusos datos mal recogidos por él poco antes para acusar directamente al inculpable presidente del Paraguay de un crimen asimilado a las peores fechorías nazis y estalinistas.

Honor al presidente Cartes por el señorío con el que dejó caer en el vacío la impresionante afrenta pública.

*

Otro error fue la cita imaginaria que Francisco puso en boca del músico Gustav Mahler en el discurso – lleno de reproches – dirigido a Comunión y Liberación el 17 de marzo del 2015:

"La referencia a la herencia que os ha dejado don Giussani no puede reducirse a un museo de recuerdos, de decisiones tomadas, de normas de conducta. Comporta ciertamente fidelidad a la tradición, pero fidelidad a la tradición – decía Mahler – 'significa mantener vivo el fuego y no adorar las cenizas'. Don Giussani no os perdonaría jamás que perdierais la libertad y os transformarais en guías de museo o en adoradores de cenizas".

Cada vez que el Papa hace una cita, el equipo que da forma oficial a sus discursos la acompaña con la referencia al texto del que se trata. Pero en este caso no sucedió esto, porque no se podía hacerlo.

Efectivamente, en ningún escrito de Mahler se encuentra la frase citada por Francisco.

Pero hay que advertir que pocos días antes, al concluir los ejercicios espirituales al comienzo de la Cuaresma en los que también había participado el Papa, el predicador encargado – el carmelita Bruno Secondin – había elaborado su última meditación justamente basado en esa cita atribuida a Mahler también por otros antes que él y que ahora ha ingresado en el uso corriente, si bien sin asidero en la realidad.

*

Por último, otra frase muy querida por Jorge Mario Bergoglio, pero de un autor imaginario: "Ipse harmonia est".

La primera vez que la citó fue el 15 de marzo de 2013, dos días después de haber sido elevado al papado, en el discurso dirigido a los veteranos cardenales del cónclave: "Recuerdo a ese Padre de la Iglesia que definía al Espíritu Santo de este modo…".

También en ese momento la oficina vaticana que se ocupa de pasar en limpio los discursos del Papa y de dotarlos con referencias bibliográficas se devanó los sesos para encontrar quién y dónde había pronunciado esa frase, pero no lo logró. La definición se insertó en las actas oficiales sin padre, sin madre y sin genealogía.

Pero Francisco no se dio por vencido y veinte meses después volvió a citar la consigna atribuyéndole una paternidad: "'Ipse harmonia est', dice san Basilio". Y también esta vez terminó en las actas oficiales sin la nota a pie de página, porque nadie logró desentrañar dónde san Basilio había pronunciado esas palabras.

Fue el 22 de diciembre del 2014. El discurso fue el que después se hizo famoso a causa de las quince "enfermedades" arrojadas a la cara de los cardenales y obispos de la curia romana.

__________


Traducción en español de José Arturo Quarracino,