CRISTO HOY
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Espiritualidad sin compromiso
03 - 09 - 2013 - RELIGION - Sectas


El cristianismo en occidente esta secularizado, pero hay alternativas de corte orientalista que pretenden llenar el vacío religioso.
  

Las manifestaciones espirituales que tienen éxito son las que cumplen con tres requisitos.
Primero: relacionarse individualmente con lo divino, ni en grupo ni en comunidad. Segundo: que el “ser espiritual” al que uno se refiera no le exija reformar la vida.
Y tercero: que maneje elementos ocultos.
Por lo tanto el giro es hacia una espiritualidad flexible dogmáticamente, esotérica, de poco compromiso y básicamente egocéntrica, en la que cada uno parece mezclar los ingredientes que le vienen mejor.
El uruguayo Miguel Pastorino habla de la New Age como un compendio de religiones orientales con otros ingredientes a gusto de cada consumidor.

LA NEW AGE: UNA ESPIRITUALIDAD A GUSTO DEL CONSUMIDOR
Cuando la propuesta espiritual no es cristiana, es recibida en las sociedades occidentales con mayor ingenuidad y simpatía. En este contexto nos encontramos con un fuerte deseo de recuperar lo pagano precristiano (celtas en Europa, chamanes en América, etc), mirado con no poca credulidad.
Se hace sentir el atractivo de las religiones orientales, porque parecen más flexibles dogmáticamente, teñidas de aspectos místicos, de profundización, de búsqueda personal, respetuosas del misterio inefable, y favorecedoras de la experiencia interior.
Por otra parte, la mentalidad consumista invade la religión. También “lo divino” es volcado al mercado en útiles envases descartables. En lugar de vernos enriquecidos con la diversidad e identidad de cada una de las religiones, en lugar de preservar su historia y tradición, el mercado religioso va demoliéndolas una por una, disolviéndolas y transformándolas en una única espiritualidad cósmica, sin límites ni configuraciones definidas.
En este ambiente ha emergido con mucha fuerza la corriente neognóstica de la que participan miles de autores de novelas y libros pseudoespirituales, conocida como “Nueva Era”, en la que cada cual se siente libre de incorporar a su personal credo aquellas vivencias, prácticas y ofertas que considere convenientes, ya sin yugo, ya sin censores, ya sin instituciones ni mediaciones que se interpongan en el camino. La “Nueva Era” no acepta ninguna verdad que esté fuera del ámbito de la propia experiencia. Una libertad que deriva en la pura subjetividad: lo que a mí me gusta, lo que yo siento… porque a mí me gusta, porque yo lo siento así.  Una “espiritualidad” que no sólo no une, sino que nos aleja cada vez más a unos de otros, que nos va encerrando a cada cual en su ego, donde ya no hay lugar para el “molesto prójimo”.
La práctica del channeling (canalización) es una versión moderna del espiritismo en que, por medio de ciertas “técnicas” se invocan espíritus de difuntos, así como también de ángeles, extraterrestres y “seres de luz” (?).
Los adeptos a la Nueva Era pretenden abrir sus mentes generosamente a numerosos “maestros espirituales” o “ascendidos”, guías de la humanidad, que les dictarían en su conciencia lo que han de hacer, pensar y sentir, de tal manera que cada uno apela a su “maestro” o “ángel” para justificar sus acciones. Todos ellos serían manifestaciones del único “cristo cósmico”.
Como se habrán dado cuenta, en el terreno espiritual de la “New Age” cabe todo tipo de siembra, y cualquiera es sembrador.
El mismo san Pablo advierte a los primeros cristianos: “…Porque vendrá el tiempo en que los hombres no soportarán la sana doctrina, sino que, llevados por sus propios deseos, se rodearán de multitud de maestros que les dirán palabras halagadoras, apartarán los oídos de la verdad y los desviarán hacia las fábulas”. (2 Tim 4,3-4) (Fuente RIES)