El presidente de la República Popular China, Xi Jinping, ha hecho un llamamiento para frenar la influencia de la religión en el país, especialmente después de que algunas confesiones hayan protagonizado un aumento de sus miembros.

En un artículo publicado en el diario oficial Global Times y titulado “China se esfuerza por mantener la armonía religiosa”, se explica cómo Jinping, en unas conferencias sobre la religión, recalcó ante los principales miembros de su Gobierno que los miembros del Partido Comunista deben ser “inquebrantables ateos marxistas”.

El secretario general del Partido Comunista advirtió del peligro de que los líderes de las distintas confesiones religiosas no sigan las directrices del partido chino, sino que obedezcan a los líderes de otros países en los que la religión está altamente politizada y que están interesados en influir en la política nacional china.

Al Gobierno chino le preocupan las infiltraciones extranjeras a través de la religión y desde el Partido Comunista se busca ejercer un mayor control sobre las confesiones religiosas, alegando la necesidad de “garantizar la coexistencia armoniosa de diferentes religiones”.

Aumenta la persecución contra los cristianos

Las declaraciones del presidente chino coinciden con una mayor restricción de la libertad religiosa en el país, tal y como denuncian organizaciones como Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN) que en septiembre de 2015 pidió la colaboración de todos los católicos para socorrer a la comunidad china.

Según denuncia AIN, bajo la presión del Gobierno Comunista, la mayoría de los católicos son arrestados y llevados a sesiones de reeducación, mientras los diarios oficiales del Partido Comunista hablan de la apertura del país y del respeto a las diversas confesiones religiosas.

La asociación también advierte que muchos templos cristianos son destruidos, en algunos lugares se ha prohibido toda actividad religiosa y se ha procedido a la retirada sistemática de cruces. Durante el último año, 1.800 iglesias han sido despojadas de sus cruces, en una campaña que ha sido criticada por múltiples organismos internacionales.

Un ejemplo de lo que están viviendo los católicos en este país, es el del Obispo de Shangai, Mons. Thaddeus Ma Daqin, que se encuentra bajo arresto domiciliario desde el día de su ordenación episcopal, a través de la cual renunció a todos sus cargos en la Asociación Patriótica Católica China y se negó a compartir el cáliz de la comunión con un obispo excomulgado por la Santa Sede.

(Fuente: Infocatolica)