“Es simplemente horroroso”, cuenta Marsha Blackburn, el republicano que lidera el equipo de investigación de la industria del tejido fetal en Estados Unidos. “Están poniendo un valor en cada uno de los órganos de estos niños, bebés que no han nacido porque han sido abortados. Es simplemente increíble”.

De acuerdo con los informes de la investigación, actualmente un cerebro puede llegar a costar 3.340 dólares, 595 pagan por el cráneo del bebé junto con sus extremidades, un precio que aumenta cuando se suman los pies y las manos, por lo que los centros abortistas cobran hasta 890 dólares.

Pero, ¿quién lo compra? Se trata de las llamadas “Middleman procurement businesses”, compañías que obtienen el tejido y otras partes del cuerpo de los bebés abortados para entregárselo posteriormente a instituciones u otras organizaciones para la “investigación médica”.

Estos informes confirman que en las clínicas de Planned Parenthood se viola la ley federal que prohíbe la venta de órganos humanos, un hecho que contradice la defensa de la presidenta de Planned Parenthood, Cecile Richards, que en más de una ocasión ha asegurado que las partes de los bebés son “donadas” a las universidades y empresas de investigación científica sin que la organización obtenga beneficioseconómicos.

(Fuente: Infovaticana)