Un testigo publicó en Twitter “una gran tensión en Molenbeek con los jóvenes de la zona alabando a su héroe Salah Abdeslam”.
Los agentes de policía fueron atacados por los jóvenes lanzando todo tipo de objetos, incluyendo botellas y tuvo que intervenir la policía antidisturbios.
Salah Abdeslam es uno de los muchos punks que han crecido en los suburbios de las grandes ciudades europeas, un matón que se dedicaba con su hermano a delitos menores.
Estando en prisión fue reclutado por los yihadistas y así empezó su carrera como terrorista islámico.
Salah Abdeslam estuvo refugiado en Molenbeek, un barrio liberado para los musulmanes, durante 4 meses, mientras las autoridades pensaban que estaba en los Balcanes o en Siria.
Esto muestra las dificultades que tienen los países europeos con la inmigración musulmana, que casi siempre ha sido parasitaria, porque hay entre los jóvenes inmigrantes altísimos niveles de desocupación, y ese ocio financiado por el gobierno, les permite ocuparse de acciones ilegales.
Los políticos europeos han tolerado esto en nombre de los principios multiculturales y convirtieron las principales ciudades de Europa en zonas francas extraterritoriales, dónde están asentados los principios de sharía y hay un caldo de cultivo importantísimo para los extremistas islámicos.
Está a la vista de todos que en Bruselas, Londres, Rotterdam, Turín, París, Malmo, Marsella y otras ciudades existen zonas liberadas que actúan como califatos, donde la policía no entra porque los habitantes del barrio no quieren y las autoridades de la ciudad ordenan a los oficiales que no entren.
Y con la ausencia de la policía florece el tráfico ilegal y los imanes salafistas que predican el odio y el extremismo adoctrinando a los jóvenes desocupados.
Entonces suceden cosas como el disturbio en Moleenbek en que los jóvenes glorifican a un terrorista que asesinó gente inocente.
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Pero también pasan cosas como hace algunos días, que un imán salafista en Bélgica abogó por la quema de los homosexuales y otro en Alemania justifico las violaciones y el acoso a las mujeres europeas por ir por la calle semidesnudas y con perfume.
Los líderes políticos europeos siguen permitiendo predicadores extremistas gestionando mezquitas en las principales ciudades de Europa y patrullas islámicas dónde si uno camina bebiendo una cerveza se le acerca un sensor con barba para decirle que allí se aplica la sharía y está prohibido beber.
Es así como las comunidades islámicas han creado las bases para un próximo califato en Europa, con la complicidad de los políticos europeos, quienes son presionados por las monarquías del Golfo con sus petrodólares para permitir una inmigración musulmana que hoy está fuera de control.
No es una predicción demasiado arriesgada decir que los próximos meses ciudades enteras de Europa serán un campo de batalla que nos acercará cada vez más a la profecía de una Europa invadida por los musulmanes.

(Fuente: Forodelavirgen)