En Dubai, un monseñor vaticano consignó a espías chinos datos clínicos que demostraban el precario estado de salud del Papa Francisco. Una historia de espionaje que podía haber sido sensacional. Pero los datos eran falsos y la maniobra fue descubierta por la Gendarmería Vaticana. El “affaire” se conoció el viernes en el proceso “Vatileaks 2” que se celebra en la principal aula de justicia de la Ciudad del Vaticano.
El principal acusado de haber “filtrado” documentos reservados sobre las “non sanctas” finanzas vaticanas a dos periodistas italianos es el monseñor español Lucio Vallejo Balda, también protagonista del caso de espionaje que parece salido de una comedia a la italiana.
Vallejo Balda era el secretario de la Cosea, la comisión vaticana sobre las finanzas de la Santa Sede, que Jorge Bergoglio había creado para vigilar sobre los desastres cometidos en el IOR, el Instituto para las Obras de Religión, conocido como el banco del Papa, y otros organismos de la Curia Romana, el gobierno central de la Iglesia.
Bergoglio erró fatalmente en nombrar a este personaje, quien a su vez le hizo designar como su principal colaboradora a la italiana Francesca Chaouqui, quien también está procesada por pasar información explosiva a dos periodistas italianos que publicaron sendos libros con los documentos que han puesto en serio embarazo al Vaticano.
En septiembre de 2015, la Gendarmería vaticana allanó la residencia de monseñor Vallejo Balda y le secuestró su teléfono celular y la computadora portátil, que contenían muchos datos que hundieron al español y a la italiana. Pero los gendarmes hicieron también otro descubrimiento: los pasajes aéreos del viaje que había realizado a Dubai a fines de 2014 Vallejo Balda con un ex coronel de los servicios secretos, Giuseppe De Donna, ya bajo proceso judicial, y archivos con un electrocardiograma y análisis de sangre. A nombre de Jorge Mario Bergoglio.
El nombre del Papa argentino había sido anotado borrando el de la verdadera paciente, la madre de 82 años del monseñor español.
Vallejo Balda había decidido desprestigiar al Papa Francisco al enterarse de que no iba a integrar las comisiones definitivas encargadas de la vigilancia de las finanzas vaticanas. Primero pasó los documentos a los periodistas y después hizo el viaje a Dubai, donde consignó los falsos datos sobre la supuesta salud precaria de Bergoglio a espías chinos.
Normalizar las relaciones con China es quizás la prioridad religioso-diplomática principal del Vaticano desde hace años. Obviamente, el régimen de Beijing está muy interesado en conocer el estado de salud del Papa, uno de los secretos mejor guardados en el Vaticano. Además, en China existen sectores dentro del mismo régimen que quieren poner obstáculos a una histórica visita del Papa al país asiático.
“¿Es todo una gran falsedad?”, se preguntan en italiano. El tema está en manos de expertos de inteligencia y los investigadores vaticanos siguen adelante para aclarar del todo un misterio que tiene puntos oscuros.
(Julio Argañaraz- Clarín)
