Esa oleada ni siquiera va a ser la peor. Está previsto que la población de África se duplicará en las próximas décadas, recuerda Blanche, y ya han muerto un millón de personas en el Sahara tratando de alcanzar Europa. Coincide básicamente con el diputado socialdemócrata alemán Heinz Buschkowsky, quien prevé que para 2020 hayan entrado en Alemania hasta diez millones de habitantes si no se toman medidas drásticas. Blanche, por su parte, se muestra convencido de que el Tratado de Schengen es letra muerta y de que la Unión Europea podría entrar en una crisis irreversible por este asunto.

En Europa es como si ya se hubiera declarado la guerra, otra guerra. Una guerra, afortunadamente, todavía incruenta, pero abierta y sin disimulos. Globalistas e identitarios han hecho de la avalancha de inmigrantes del Tercer Mundo un ‘casus belli’, y los medios de comunicación son uno de los principales teatros de batalla.
Ni siquiera es necesario fiarnos de los pronósticos. Los datos muestran que el número de solicitantes de asilo en Alemania ha aumentado incluso más allá de las cifras de 2015. “Esto significa que superará el umbral del millón de personas este año”, anunció Emilia Müller, ministra de Asuntos Sociales de Baviera, en el curso de una conferencia de seguridad en la Unión Europea celebrada en Munich. “Si esto continúa, habrá campamentos de regugiados también en Baviera”. Si a esto sumamos que, según datos hechos públicos por la Comisión Europea, solo en 2015 nacieron entre los refugiados retenidos en Turquía 151.746 niños, la situación es no solo alarmante, sino urgente.

Markus Söder, colega de Müller en la cartera de Finanzas, aseguró asimismo en declaraciones al diario alemán Die Welt que la Unión Europea está más cerca del colapso de lo que muchos están dispuestos a admitir y demanda la deportación de 350.000 refugiados. El número total de refugiados este año debería limitarse a un máximo de 200.000, señala Söder.

Mientras, Polonia es ‘territorio liberado’ o, si se mira desde el otro lado, corazón de la bestia xenófoba, el caso es que allí una de las publicaciones más populares, wSieci (La Red), ha editado la que ya está considerada como la portada más políticamente incorrecta sobre la invasión-inmigración. Bajo el titular ‘Violación Islámica de Europa’ aparece una hermosa joven cubierta solo por una bandera de la Unión Europea que media docena de manos de piel oscura intentan arrancar, mientras ella lucha por impedirlo.

El artículo, que cita docenas de casos registrados de asaltos sexuales de inmigrantes musulmanes sobre mujeres nativas, a menudo menores de edad, señala que “el pueblo de la vieja Europa, tras los sucesos de la Nochevieja en Colonia, ha advertido penosamente los problemas que surgen de la afluencia masiva de inmigrantes. Pero los primeros indicios de que las cosas iban mal llegaron mucho antes. Y se ignoraron o minimizaron en nombre de la tolerancia y la corrección política”.

Para echar más leña al fuego, el Instituto Cathie Marsh de Investigación Social de la Universidad de Manchester acaba de publicar un macroestudio que ha llevado 18 años e implicado a más de 10.000 personas en el que se sugiere que la diversidad étnica tiene un impacto negativo sobre la cohesión social, una conclusión expuesta por el profesor Robert Putnam, sociólogo de la Universidad de Yale, en su libro ‘Bowling alone’, editado en el año 2000.

El doctor James Laurence, coautor del estudio, declara al diario británico Daily Mail que “incrementar la diversidad puede reducir la cohesión a medida que la gente sencillamente ve a sus vecinos cada vez más diferentes a sí mismos; que tienen valores, intereses y reglas de conducta diferentes, lo que puede inhibir el contacto”.

El contraataque de los globalistas a esta creciente alarma está siendo implacable. Ya se reveló en diciembre que la policía alemana tenía órdenes explícitas de ocultas los delitos cometidos por los inmigrantes, y todo indica que los intentos de control de la información no están haciendo más que aumentar, como puede dar fe el escocés detenido el pasado martes por publicar en su cuenta de Facebook comentarios negativos contra los refugiados sirios acogidos en la Isla de Bute, una iniciativa que aplaude el diario sueco Dagens Nyheter, el segundo de mayor difusión del país, que exige a la red social que censure todos los comentarios ‘ofensivos’.(INFOVATICANA)