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Del abrazo con Cirilo al encuentro con el pueblo de México
12 - 02 - 2016 - PAPADOS - Francisco

Papa Francisco parte hoy para su peregrinaje que, tras el «prólogo» cubano del encuentro con el Patriarca de Moscú, le llevará a cinco regiones de México. Los temas del viaje: la promoción y el desarrollo de las poblaciones indígenas, la plaga del narcotráfico, los migrantes que tratan de ingresar a los Estados Unidos

Papa Francisco comienza esta mañana el viaje a México, pero tendrá un «prólogo» de alcance histórico: el encuentro en el aeropuerto de La Habana, Cuba (por la tarde, hora local), con el Patriarca de Moscú y de todas las Rusias Kiril. La importancia de este encuentro es el evento en sí, y también será muy significativo lo que se diga durante él. Juan Pablo II lo soñó en vano, con Benedicto XVI parecía ser posible, pero al final no llegó a buen puerto.

Los temas centrales de la declaración conjunta que Francisco y Kiril firmarán al final de su largo diálogo serán la persecución contra los cristianos y las emergencias éticas, principalmente relacionadas con la defensa de la vida, de la familia y del matrimonio. Pero no hay que olvidar que este abrazo, que hasta ahora nunca se había llevado a cabo, entre el Obispo de Roma y el líder de la Iglesia ortodoxa rusa (la más fuerte numéricamente), es un gesto principalmente ecuménico. Forma parte de un camino cuya meta final es la plena unidad, y no «santas alianzas» anti-islámicas o en defensa de algunos valores. La unidad de los cristianos no será el resultado de nuevas «cruzadas». La unidad de los cristianos es necesaria para la paz en el mundo. Y también este encuentro (y Papa Bergoglio este el principio de su Pontificado se dijo dispuesto sin poner ninguna condición) forma parte del enfoque de un Papa que trata de construir puentes por todas partes y con quien sea, dialogando con todos, para cerrar la posibilidad a nuevas lógicas de Yalta en el mundo, y para superar las que existen dentro de las Iglesias cristianas.

Después del «prólogo» histórico, y que seguramente también pesó en la organización del viaje mexicano, planeado probablemente con base en la agenda del Patriarca moscovita, el peregrinaje continuará para que se lleve a cabo el encuentro con el gran pads latinoamericano, tan amado por Juan Pablo II, quien allí, en enero de 1979, comenzó su Pontificado itinerante de «globetrotter». Cada vez que Wojtyla volvió a esta tierra fue acogido por multitudes oceánicas. El «leit-motiv» del viaje es la gran devoción mariana del pueblo mexicano por la Virgen de Guadalupe, la Virgen mestiza que simboliza el encuentro entre los pueblos colonizadores europeos y los pueblos indígenas. La imagen, misteriosamente impresa en la pobre tilda del indígena Juan Diego y que representa a María con piel olivastra, es un elemento fundamental de la identidad latinoamericana. Frente a esta imagen Papa Francisco pidió poder quedarse a solas para rezar; y lo hará el próximo domingo después de la misa que celebrará en el santuario mariano, que cada año recibe la visita de millones de personas.

La culturas indígenas, los sufrimientos de los «indios», a menudo explotados e incluso masacrados a lo largo de los siglos, serán el centro de la etapa en Chiapas del viaje del Papa. Otro de los grandes temas será seguramente la plaga del narcotráfico y de la violencia, que han llegado a niveles aterradores en el país y que exigen una sacudida de las consciencias y un salto hacia adelante incluso en el compromiso de la Iglesia católica. En México, la fe cristiana y la devoción popular siguen todavía profundamente arraigadas en la población, pero es probable que Francisco invite a esa «conversión pastoral» que es fundamental en su Pontificado, para demostrar aún más el rostro de una Iglesia materna como la Virgen de Guadalupe, y no de una institución apegada al poder o al dinero.

El último día del viaje, los reflectores se encenderán en Ciudad Juárez, en la frontera con Estados Unidos. Una ciudad simbolo de la herida en carne viva del drama de los migrantes, de quienes buscan un futuro mejor para sí y para los suyos, tratando de atravesar la frontera. Francisco celebrará la misa el 17 de febrero por la tarde en un estadio cerca del Río Bravo, que delimita la frontera entre México y Estados Unidos. Al Papa «hijo de migrantes», como se definió en las primeras palabras que dirigió a Barack Obama en la Casa Blanca en septiembre del año pasado, le habría gustado entrar a los Estados Unidos justamente desde Ciudad Juárez. Tal y como tratan de hacerlo muchísimas personas desesperadas. No fue posible, sobre todo porque los mexicanos no le habrían perdonado que pasara por México sin ir a visitar a la Virgen de Guadalupe en la capital; y luego porque el histórico «deshielo» entre Washington y La Habana propició la etapa en Cuba, por lo que la isla castrista se convirtió en la «puerta de entrada» hacia América del Norte para el primer Pontífice latinoamericano de la historia. Con la etapa en Ciudad Juárez, antes de volver a Roma, Francisco hace realidad un sueño que había perseguido. Hablará en tierra mexicana, pero la celebración también será seguida del otro lado del río, en donde viven los migrantes hispanos.(VATICAN INSIDER)