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El renacimiento de la Iglesia no pasa por la apertura al mundo
11 - 01 - 2016 - DESAFIOS - Pastorales

Miremos lo que sucede en el norte de Europa, Las denominaciones cristianas en occidente están viajando hacia una ‘religiosidad de baja intensidad’, para no confrontar con los poderes laicistas. Por su parte "el catolicismo siempre ha sido contracultural, y mientras los climas políticos e intelectuales han cambiado, los católicos han conservado mejor su creencia en una verdad moral, a pesar que la verdad ha sido impopular."

En el norte de Europa, anglicanos y luteranos escandinavos están haciendo implosión, porque se apresuraron a conformarse con la tentación de adaptarse al mundo, en cambio el catolicismo no ha sufrido tanto ese fenómeno.

El caso atípico parecen ser los musulmanes, en quienes se ve una reafirmación y un renacer de la fe, especialmente entre los denominados terroristas islámicos, que están dispuestos a morir por su fe.


LA DECADENCIA RELIGIOSA DEL NORTE DE EUROPA
Tomemos el laboratorio del norte de Europa, que se ha convertido en una de las regiones menos religiosas del mundo: pionera en la introducción de leyes a favor del aborto, el ‘matrimonio’ del mismo sexo, y en donde la moralidad del laissez-faire reina junto con la apatía religiosa.
Sin embargo hay un resultado mixto si nos ponemos a analizar las distintas denominaciones y orientaciones religiosas. Las religiones atadas al estado son las que más han caído, por ejemplo la Iglesia luterana en los países escandinavos o los anglicanos en Gran Bretaña.

Por ejemplo los anglicanos que asisten a misa pasaron de 800.000 a mediados de siglo a sólo 50.000 y en Suecia solo el 4 por ciento de los luteranos asisten regularmente a los servicios, mientras que Noruega y Finlandia están por debajo del 2 por ciento.
Sin embargo, en esta región más sin Dios, la Iglesia Católica, que es una minoría, está experimentando un renacimiento.
Actualmente hay más católicos practicantes que anglicanos practicantes en Gran Bretaña.
En Escandinavia, hay cerca de 600.000 católicos, aproximadamente el 3 por ciento de la población, lo que equivale a una proporción similar a la de los católicos en Asia.
Probablemente esto tiene que ver con la inmigración, especialmente de los antiguos Estados del bloque oriental, por ejemplo, Escandinavia y las Islas Británicas se han inundado de inmigrantes de las naciones católicas como Polonia, Eslovaquia, Croacia, y Lituania.
Sin embargo, el número de seminaristas británicos ha crecido cuatro veces en la última década y no se puede explicar por la inmigración o por coyunturas de visita del Papa o de reliquias, porque esta tendencia al alza ha sido constante durante diez años.


Por ejemplo, los países escandinavos son una de las regiones demás vocaciones en el hemisferio norte. La Iglesia tiene 103.000 miembros en Suecia y 17 seminaristas. Por el contrario, la arquidiócesis de Viena tiene trece veces más fieles, pero menos de la mitad de vocaciones sacerdotales.
Otro ejemplo, en Escandinavia, el Camino Neocatecumenal tiene 18 seminaristas en Dinamarca, que es un país con sólo 40.000 católicos, y en Finlandia, con sólo 10.500 católicos, tiene 15 monjas.
En 2009 se registraron las mayores peregrinaciones británicas desde la Edad Media a raíz de las reliquias de Santa Teresa de Lisieux que viajaron por toda la zona. Se han lanzado eventos anuales de peregrinación como la St. John Paul II Walk y las confesiones se han más que duplicado en esta década.
Se están produciendo cantidad de conversiones y las órdenes de clausura son especialmente exitosas en los países escandinavos con una monja cada 880 católicos en comparación a una cada 1400 en EE.UU. y en fuerte descenso.
Cuando en 2009, el Papa Benedicto XVI creó el Ordinariato de Nuestra Señora de Walsingham, para permitir que sacerdotes anglicanos entraran en la Iglesia Católica, muchos clérigos anglicanos lo han hecho y se espera que el Vaticano cree un Ordinariato similar para los países escandinavos.

LA EXPLICACIÓN DE LA DERIVA ANGLICANA Y LUTERANA
Hay muchas razones para esta implosión protestante. Pero podemos buscar las más fuertes en que la doctrina y la praxis pastoral la han hecho indistinguible de la cultura secular. Por ejemplo, la obispa luterana de Estocolmo es lesbiana practicante.

Por el contrario, el catolicismo siempre ha sido contracultural, y mientras los climas políticos e intelectuales han cambiado, los católicos han conservado mejor su creencia en una verdad moral, a pesar que la verdad ha sido impopular. O sea que la deriva doctrinal y de práctica pastoral ha afectado menos al catolicismo.
Es así como en tono jocoso se ha dicho que las denominaciones anglicanas y protestantes son la expresión religiosa de los conservadores, o sea los conservadores en oración.
Sus enseñanzas sobre la sexualidad, el matrimonio, la ordenación de mujeres y de homosexuales han hecho parecer que la moralidad es algo cambiante de acuerdo a las modas del momento, lo que a la larga les quita credibilidad.
obispas
Sin embargo es relativo. Quizás los anglicanos y luteranos del norte de Europa han viajado más rápidamente a adoptar las modas del laicismo, pero también el catolicismo parece estar viajando en ese sentido – basta nomas recordar lo que sucedió en el Sínodo de la Familia y los reclamos de apertura a las modas del momento que reclaman algunos obispos -, sólo que lo está haciendo mucho más lentamente.

Pero por otros lado, también se nota un sector pujante de pureza doctrinal, pequeño y marginal, que no decrece sino que crece, y que se puede apreciar en las vocaciones a monjas de clausura por ejemplo.

LA TEORÍA DE LA RELIGIÓN DE “BAJA INTENSIDAD”
El sociólogo italiano Luca Diotallevi, un personaje muy bien valorado por los católicos de la península, insiste que la religiosidad occidental está en expansión y construyéndose sobre la crisis del cristianismo.
Diotallevi afirma que,
“La gran ventaja de esta opción [la religión de baja intensidad] consiste en el hecho de conceder al consumidor religioso una infinita capacidad de elección y de recombinación entre los bienes y servicios puestos en el mercado por los más diversos actores de la oferta religiosa“.
“En esta competición, los nuevos protagonistas de la oferta religiosa -desde los pentecostales y carismáticos a la New Age- tienen buenas cartas para jugar: una extrema flexibilidad y una gran indulgencia que valora la expresividad”.
Y aquí viene lo más interesante de la teoría de Diotallevi,
“Pero también los líderes religiosos tradicionales tienen muchas posibilidades. Siempre con la condición de liberarse de los ‘viejos’ escrúpulos de la ortodoxia y de la ortopraxis, con la condición de aceptar tener menos relevancia para tener más visibilidad. Incluso en el catolicismo muchos líderes religiosos han adoptado y están adoptando las formas de una religión de baja intensidad”.

Esto es ni más ni menos lo que le ha sucedido a los anglicanos y luteranos escandinavos, que se han ido conformando a reflejar la luz de los ambientes culturales seculares, pero sin embargo, no han podido retener a sus fieles porque quizás hayan viajado demasiado rápido y ya los fieles no puedan percibir la distinción de lo que es una religión de una posición política
Y así concluye Diotallevi,
“No es casualidad que en esta situación el sacramento del matrimonio se convierta para la Iglesia católica en un problema. Es literalmente inconcebible, desde la perspectiva de la religión de baja intensidad, la cual en cambio reserva una atención grande pero genérica al bienestar de la familia”.

Y esta penetración de la religión de baja intensidad es lo que venimos de observar dentro del Sínodo de la Familia, que en vez de discutir la problemática de la desintegración de la familia, ha dedicado su esfuerzo a discutir la integración de valores del laicismo a la iglesia, como son no distinguir entre los divorciados y los casados (igual acceso para comulgar) y en referencia a la orientación sexual (la aceptación de la homosexualidad como sexualidad).


QUÉ NOS ENSEÑA EL CASO DE ANGLICANOS Y LUTERANOS
La deriva que han llevado anglicanos y luteranos del norte de Europa ha puesto en entredicho la subsistencia de la religión, en la medida que la línea demarcatoria entre ésta y una expresión cultural se desvanece.
Los poderes seculares han estado muy activos en la reforma religiosa, tratando de presionar para una religión que no los incomode, una religión que no sea contracultural y protestataria, y por tanto no los contradiga.
Esa conformación de la nueva modalidad religiosa lleva a la incorporación del relativismo y a una religión de “baja intensidad”.
Es como la tentación que Jesús vivió en el desierto. Es la promesa a los líderes religiosos que si abren las compuertas y se flexibilizan tendrán una vida más placentera, exitosa y popular, pero si no lo hacen serán perseguidos, que es lo que está sucediendo hoy en occidente.

Si los católicos seguimos por el camino de renuncia a la ortodoxia del dogma y a la praxis pastoral, recibiremos el aplauso del mundo y sus favores. Y si no lo hacemos, recibiremos la guerra, a través de una crítica feroz, estigmatización, persecuciones legales, recortes económicos, que recaerán en primer lugar sobre los líderes, o sea el Papa y los obispos. Esto es lo que no quiere la Iglesia Católica de Alemania por ejemplo y quiere abrirse lo más posible.
Y en este sentido es que viene la visión de Benedicto XVI, que desde hace décadas profetizó esto y propuso optar por una iglesia más pequeña pero fuerte doctrinalmente, y que de alguna forma intentó, en su pontificado, hacer que la Iglesia perdiera el miedo a ser minoría, y aceptara las persecuciones como parte de su visión profética inherente.
El joven teólogo Joseph Ratzinger (luego Benedicto XVI) advirtió en el año 1969, a poco de terminado el Concilio Vaticano II, que la iglesia se achicaría, perdería poder y fe, y que iba a tener que empezar de nuevo.
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De este penoso camino de reconversión, que decía en aquella época recién comenzaba, emergerá una iglesia más espiritualizada y simplificada.


Entonces lo del principio, lo que ha sucedido a los anglicanos y a los luteranos del norte de Europa es una muestra de lo que le sucede a las religiones cuando optan por amoldarse al mundo.
Cuando se convierten en una religión de baja intensidad serán más aplaudidos por los poderes seculares laicistas, pero tendrán poco que decir sino reflejar los valores de la sociedad secular, y por ello, a la larga, terminarán como los anglicanos y los luteranos.

El maligno ya se lo ofreció a Jesús durante su ayuno de 40 días, Jesús no lo aceptó y por eso su prédica conserva su vigencia, y ahora se lo ofrece a la Iglesia. Miremos cual es el futuro apreciando lo que sucede en el norte de Europa. (FOROSDELAVIRGEN)