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Müller: la Curia ayuda al Papa, no está al centro de la Iglesia
03 - 01 - 2016 - VATICANO - Congregación de la FE

En una entrevista de fin de año con el periódico alemán «Die Zeit», el Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe habló sobre Francisco, el islam, el Sínodo, los protestantes y las finanzas vaticanas

La Curia romana «es un instrumento de ayuda para el gobierno de la Iglesia» y ·»no está al centro de la Iglesia». Lo dijo el cardenal Gerhard Ludwig Müller, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, en una larga entrevista de fin de año con el periódico alemán «Die Zeit». El religioso alemán insistió en la defensa que Papa Francisco hace de los pobres al subrayar que «las periferias, teológicamente hablando, no están en los márgenes sino en el centro. La esperanza de la humanidad es Jesucristo y no la Bolsa de Nueva York». El purpurado rechazó las acusaciones de herejes que algunos sectores católicos dirigen al Papa, subrayando (en relación con posibles formulaciones «desafortunadas, erróneas o vagas») que ni el Papa ni los obispos pueden contradecir la Palabra de Dios, dijo que la solución que encontró el Sínodo sobre la familia, que nació en el círculo alemán, no es ningún «compromiso» y expresó su deseo de que la comunidad islamica tome distancias frente al terrorismo. Además criticó las sospechas de una mala administración en su dicasterio.

Entre el Pontificado de Benedicto XVI y el de Francisco, afirmó el cardenal alemán en la entrevista que le hizo Evelyn Finger, «mi tarea no ha cambiado. La Congregación sirve en nombre del Papa al magisterio universal de la Iglesia, en el respeto de las reglas y de los estatutos aprobados», sin negar que «los dos Papa para los cuales he coordinado los trabajos de la Congregación son personas diferentes», hecho que «enriquece a la Iglesia». En cuanto a la «renovación» de la Curia, no se trata, según Müller, de un «programa específico de un solo Papa». La Curia «es un instrumento de ayuda para el gobierno de la iglesia. No está en el centro de la Iglesia. Allí en donde se celebra la eucaristía está el centro de la Iglesia, incluso en una humilde cabaña en la jungla. La atención mediática desproporcionada por la Curia, y no por el Evangelio, es la prueba de que se necesita un cambio de perspectiva. Los colaboradores de la Curia deben estar llenos del espíritu de Pedro y servirlo en la figura de los Papas. Solo quien, a pesar de todas las propias debilidades, puede decir a Jesús, con Pedro, ‘Sí, Señor, Tú sabes que yo te amo’, puede estar de parte de su sucesor, el Papa, con consejos y juicios». El cardenal, que se expresó en términos cautos para evitar instrumentalizaciones, expresó aprecio en particular por Papa Francisco, su defensa de los pobres y su insistencia en que «las periferias, teológicamente hablando, no están en los márgenes sino en el centro. La esperanza de la humanidad es Jesucristo y no la Bolsa de Nueva York».

Müller volvió a hablar también sobre las irregularidades financieras que surgieron (y fueron enmendadas) en la Congregación para la Doctrina de la Fe; el periódico alemán «Das Bild» había escrito sobre un fondo de 20 mil euros que estaba oculto en las oficinas del dicasterio. «No fui nombrado Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe para ocuparme de un tema secundario como las llamadas finanzas del Vaticano, y mucho menos de las instituciones mundanas que no pertenecen a la Curia. Hay otros que pueden hacerlo mejor y con mayor voluntad», respondió el ex arzobispo de Regensburg, dando por concluido el caso citado por la «Bild», liquidándolo como «fantasías investigativas» de la «prensa amarillista».

En la entrevista Müller también criticó a quienes lo tildan de «conservador», reivindicando su amistad con el teólogo de la liberación Gustavo Gutiérrez y afirmó que en la actualidad «ya no vivimos en el tiempo del confesionalismo, sino en el tiempo de la ecumene».

El Sínodo sobre la familia «fue fatigoso, porque se trataba de aquello que nos ha dado Dios en el sacramento del matrimonio y de cómo poderlo vivir fielmente en las actuales condiciones de vida», afirmó Müller, quien, en relación con el papel crucial que tuvo en las discusiones el circulo alemán, del que él mismo formaba parte (además de personalidades como los cardenales Christoph Schönborn, Reinhard Marx y Walter Kasper), aclaró que no se trató de ningún «compromiso», por lo que la esencia del matrimonio sigue siendo la posibilidad de «decir sí definitivamente a una persona del otro sexo».

El Pontífice argentino subraya que no es la doctrina, sino la misericordia de Dios el alma del cristianismo… «Papa Francisco tiene su estilo de predicación y de pastoral, que convence a millones de personas. Pero ha subrayado en varias ocasiones que todas sus declaraciones y sus gestos deben ser interpretados en el marco del credo católico. La doctrina de la fe no es una teoría construida por los hombres». Al responder a una pregunta de la entrevistadora sobre los católicos que «insultan al Papa, definiéndolo hereje», Müller responde secamente, «no solo por mi oficio, sino por convicción personal»: «Hereje en la definición teológica es un católico que niega obstinadamente una verdad revelada y presentada por la Iglesia. Cosa completamente diferente es cuando una enseñanza de la fe oficialmente presentada es expresada tal vez con una fórmula infeliz, errónea o vaga. El magisterio del Papa y de los obispos no es superior a la Palabra de Dios, sino que la sirve. Lo ha establecido también la constitución dogmática del Concilio Vaticano II sobre la revelación divina». La Congregación, afirmó Müller, «sirve al Papa en su oficio, para rechazar un error en la fe».

En cuanto al terrorismo de inspiración yihadista, Müller rechazó un enfoque ilustrado que siga el lema «nosotros hemos progresado y los demás están detenidos en la Edad Media» (por «contraproducente y paternalista»), pero subrayó que «deben ser los estudiosos y los políticos islámicos quienes muestren clara y vinculantemente que la violencia contradice en una manera diametralmente opuesta la voluntad de Dios». El regalo de un cáliz que Papa Francisco hizo a la comunidad luterana de Roma, afirmó Müller, fue un «signo de esperanza, que venga ese día en el que la plena unidad de la Iglesia se alcance visiblemente: en la consciencia de la fe, en el signo sacramental de la salvación y en la composición del episcopado con el Papa en la cúpula».(VATICAN INSIDER)