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María en La Tanaj, en El Corán y en la Biblia
20 - 12 - 2015 - GENERALES -

María es la persona central del Adviento, pues en ella está puesta la esperanza de la salvación. Su ejemplo de entrega incondicional es conmovedor. Por eso es admirada por los siglos y por todas las naciones del universo.

Ella, en su condición de mujer, eleva a la mayor dignidad a todas las mujeres, precisamente por el maravilloso don la maternidad, signo de esperanza que se renueva en toda espera y en todo nacimiento, sea donde ocurra. Con el Hijo, ella se hace promesa cumplida, misterio de amor, de justicia y de servicio infinito a la humanidad.

Las grandes religiones monoteístas se rinden en elogios a esta mujer excepcional, escogida de Dios para unir a la grandeza de la divinidad con la fragilidad de lo humano. En el misterio de su virginidad se manifiesta precisamente la dignificación de lo pequeño y la certeza que lo imposible no tiene la última palabra. Entonces, María se hace fuerza de los débiles y esperanza de los defraudados.

En La Tanaj, del pueblo judío, aparece la promesa de un Mesías, donde María es prefigurada como una joven virgen. A Isaías Dios le corresponde anunciar, casi 700 años antes, esa promesa del Mesías esperado de todos los tiempos.

Dice La Tanaj:

"Por lo tanto Jehová mismo les dará a ustedes una señal: He aquí, una virgen concebirá en la matriz, dará a luz un hijo y le llamará Emanu-El [Elohim con nosotros]" Isaías 7, 14.
La esperanza del pueblo escogido se realiza así para otro pueblo que surgiría de sus mismas raíces, el pueblo cristiano, que irrumpe en la historia, precisamente desde ese mismo momento en que María dio a luz al Hijo de Dios en Belén.

En la Biblia, la profecía de Isaías comienza a desencadenarse con una fuerza incontenible, manifestada en La Anunciación, según un relato sobrecogedor:

"Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una joven virgen que estaba comprometida en matrimonio con un hombre llamado José, de la familia de David. La virgen se llamaba María.
Llegó el ángel hasta ella y le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.» María quedó muy conmovida al oír estas palabras, y se preguntaba qué significaría tal saludo.
Pero el ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado el favor de Dios. Concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, al que pondrás el nombre de Jesús. Será grande y justamente será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de su antepasado David
María entonces dijo al ángel: «¿Cómo puede ser eso, si yo soy virgen?» Contestó el ángel: «El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra.
Dijo María: «Yo soy la servidora del Señor, hágase en mí tal como has dicho.» Después la dejó el ángel." (Lc 1, 26-38)

En el Corán, María es reconocida sin ninguna ambigüedad como la madre de Jesús. Sorprende la gran cantidad de veces que El Corán menciona a María, haciéndolo en más de 30 ocasiones; incluso más que en la propia Biblia, donde es referida en una veintena de oportunidades. El Corán no escatima elogios para la madre de Jesús, como en este relato coránico de la Anunciación:


"«Y cuando los ángeles dijeron: «¡María! Dios te ha escogido y purificado. Te ha escogido entre todas las mujeres del universo.
¡María! ¡Ten devoción a tu Señor, prostérnate e inclínate con los que se inclinan!»
«¡María! Dios te anuncia la buena nueva de una Palabra que procede de Él. Su nombre es el Ungido, Jesús, hijo de María, considerado en la vida de acá y en la otra y será de los allegados.
Hablará a la gente en la cuna y de adulto, y será de los justos».
Dijo ella: «¡Señor! ¿Cómo puedo tener un hijo, si no me ha tocado mortal?» Dijo: «Así será. Dios crea lo que Él quiere. Cuando decide algo, le dice tan sólo: "¡Sé!" y es.
É́l le enseñara la Escritura, la Sabiduría, la Tora y el Evangelio». (El Corán, sura 3, La familia de Imran 42-48).

De esta manera, María, no sólo entra en la Historia de la Salvación como una mujer excelsa, sino que por el testimonio que dan de ella las grandes religiones monoteístas, ella está llamada a ser un puente de unidad y de paz, incluso motivo de re-encuentro para el diálogo inter-religioso. Siendo ella portadora de la Salvación, no hay duda que es también portadora de la paz y de la fraternidad, especialmente en este Adviento del Año Santo de la Misericordia para quienes son seguidores y seguidoras de su Hijo.(Marco A. Velásquez-RELIGION DIGITAL )