San Shrestha Sharma es un joven de 22 años que decidió convertirse al cristianismo porque “entre los católicos encontré muchos más amigos que entre mi familia y mis parientes”.

Sonika B. K., de 26 años, quiere ser bautizada junto a su madre “porque la religión católica me respeta y me aprecia más que la tradición cultural del hinduismo, donde las clases pobres no pueden levantar la cabeza y están sujetas a discriminación”.

Diversos jóvenes frecuentan de hace más de dos años el catecismo en la catedral de la Asunción de Katmandú, donde San Shrestha participa en la Misa cada domingo.

Él cuenta a AsiaNews: “Mis padres so de religión hindú y yo crecí con las mismas tradiciones. Oí hablar de los católicos, que son pocos en Nepal pero con fama de vivir virtuosamente. Quise conocerlos y entendí que en la base de todo está la fe en Cristo y en la misericordia de Dios”.

“Nadie me invitó a entrar a la iglesia. Entré yo solo en la catedral y allí encontré más amigos que entre mis parientes. Soy el único en mi familia que decidió convertirse, pero me comprometeré en difundir el mensaje de Dios por todas partes, como un verdadero cristiano”, asegura.

Luego agrega que frecuentó el liceo y la universidad; “pero allí nadie me enseñó la vida verdadera y el verdadero modo de vivir. En la catequesis veo la parte de la vida que nos hace felices y apreciarnos. Si Jesús no hubiese proyectado que me iba a recibir y acoger, habría vivido una vida llena de supersticiones”.

Sonika va a catequesis con su madre. La joven explica: “Mi vida cambió completamente desde que encontré a Dios. Toda mi familia es hindú. En esta religión nosotros no tenemos la posibilidad de levantar la cabeza porque pertenecemos a la casta pobre. No podéis imaginar las discriminaciones y el desprecio que estamos obligados a sufrir en cada circunstancia, sea para tomar un vaso de agua o para ir al templo a venerar a las divinidades”

Sonika considera el aspecto espiritual de una persona más importante que la clase social. “Este tipo de discriminación no están presentes ni existen en el cristianismo. Cuando entro en una iglesia, me siento más respetada y advierto que todos somos iguales”.

La joven concluye con un recuerdo en el momento en el cual ha decidido convertirse: “Fue cuando encontré a la hermanas Misioneras de la Caridad (la congregación fundada por Madre Teresa) que en Nepal se preocupan y cuidan a los ancianos y a las madres abandonadas. Las hermanas trabajan en modo altruista por los necesitados. Desde aquel momento empecé mi búsqueda en la Iglesia Católica y ahora estoy lista para ser parte de ella. Quiero recibir el bautismo y compartir mi experiencia y las palabras de Cristo en toda la sociedad”.