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Libro sobre Francisco: Reformador y Radical
07 - 12 - 2015 - PAPADOS - Francisco

Austen Ivereigh autor de "El Gran Reformador. Francisco, retrato de un Papa radical" subraya durante la entrevista que la primera “suena a Lutero” y la segunda “puede sonar a Che Guevara”. También asegura que “El Papa no ha cambiado ni aguado ningún aspecto de la doctrina católica”

Historiador y periodista, Austen Ivereigh es colaborador habitual del Times, Guardian, Boston Globe y otros medios internacionales. Ivereigh realizó su tesis de doctorado en la Universidad de Oxford, y pasó una larga temporada en Argentina para estudiar in situ la relación de la política de ese país iberoamericano con la Iglesia autóctona, de la cual Jorge Bergoglio, el actual Papa, era un destacado representante. Grande fue su sorpresa cuando, encontrándose en Roma para cubrir para medios de comunicación del Reino Unido el cónclave de 2012, Bergoglio, del que él sabía cómo el que más, fue elegido obispo de Roma.

Recientemente, Ivereigh ha sacado a la luz la nueva biografía del Papa Francisco, El Gran Reformador. Francisco, retrato de un Papa radical, que en pocos meses ha sido ya traducida a siete idiomas. John Allen, de Crux, destacado vaticanista estadounidense, la califica de indispensable y absorbente. Rigurosamente documentada, se hace difícil dejar su lectura una vez te has embarcado en ella.

Ivereigh cuenta todo lo que ha aprendido en su largo tiempo de investigación erudita, sin detenerse a considerar lo que unos u otros estén esperando encontrar en su libro, creando así algunos momentos de sorpresa o polémica, como en el capítulo 9 del libro. En frase de Austen Ivereigh, la Misericordia es la clave del papado de Bergoglio, pero algunos esperan encontrar en sus reformas cambios que en ningún momento van a producirse. La doctrina está consolidada, y por ello Bergoglio no desea abundar más en ella. Quiere ahora mostrar el rostro de Cristo, visible a través del cristal de la misericordia divina, que la Iglesia católica está llamada a dispensar. No una misericordia “de rebajas”, sino una conversión del corazón, que pasa con el encuentro con Cristo por el camino de la vida, en un camino vivido junto a la Cruz, sin la cual Francisco no concibe el cristianismo.

Ivereigh es también cofundador de Catholic Voices, cuyo método concebido por él mismo pasa por ser capaz de defender la Fe sin alzar la Voz. Su libro Cómo defender la Fe sin alzar la voz va a ver pronto la luz en su edición castellana.

Converso con Austen Ivereigh poco antes de iniciar su presentación de El Gran Reformador en la Librería Claret en Barcelona, el 1 de diciembre de 2015.

“Aquellos que experimentan la misericordia, experimentan a Dios mismo”
¿Puede ampliar esa afirmación suya de que la misericordia es la clave del papado de Bergoglio?

La misericordia en Francisco es un tema clave que está presente desde el principio de su vida personal. Es importante aquí recordar una experiencia tumbativa de misericordia poco antes de los 17 años en el confesionario, y que él mismo describió más tarde como igual que haber sido tirado del caballo. Personalmente creo que siempre ha estado convencido de que aquellos que experimentan la misericordia experimentan a Dios mismo; porque la misericordia es la primera manifestación para aquellos que son incondicionalmente perdonados. Son estos los que experimentan a Dios y por tanto se ven convertidos.

La misericordia es absolutamente crucial en la evangelización tal como la ve el Papa. En otras palabras, la Iglesia tiene que orientarse hacia demostrar y ofrecer esa misericordia de Dios en todas y cada una de las cosas que hace. Es así como va a tener credibilidad. Este es un punto capital en la bula “Vultus Misericordiae”, con ocasión del anuncio del Jubileo de la Misericordia que comienza en una semana. En la Bula el Papa utiliza la palabra credibilidad cuatro veces. Y eso es muy interesante.

 

La Iglesia solo es creíble cuando es misericordiosa. Y, ¿por qué dice eso el Papa? Pues porque mucha gente tiene aunque sólo sea inconscientemente un conocimiento de Dios; y la sociedad occidental está informada por el cristianismo y subconscientemente reconocemos que Dios es misericordioso. Así, cuando la Iglesia aparece como juzgadora, la rechazamos, por mucha verdad que proclame; mientras que cuando la gente percibe la misericordia, se ve desbordada y atraída.
“Cuando la Iglesia aparece como juzgadora, la rechazamos, por mucha verdad que proclame; mientras que cuando la gente percibe la misericordia, se ve desbordada y atraída”
Entonces Nueva Evangelización es re-proponer la Evangelización con nuevas maneras, no tanto volver al principio porque haya fracasado la primera

El concepto de Nueva Evangelización surgió ante la crisis de valores del continente europeo, y fue propuesta por el Papa Juan

Pablo II. Fue más tarde implementado por el Papa Benedicto XVI, que creó el Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización y convocó un sínodo sobre este tema. La cuestión es crear nuevas maneras dinámicas y energéticas para llevar a cabo esta Nueva Evangelización.

Recuerdo muy bien el Sínodo sobre la Nueva Evangelización del año 2012. Hubo mucha charla acerca de la apologética y pienso

 

que el problema desde el punto de vista de Latinoamérica, desde donde Jorge Bergoglio lo veía todo en Buenos Aires, era que todo ello de alguna manera simplemente reforzaba la laguna entre la Iglesia y la gente. Cuanto más la Iglesia enfatiza su verdad tanto menos se la escucha a memos que acompañe esa proclamación de acciones de misericordia, a la vez que de un mensaje de humildad. Y por ello pienso que ahora es cuando la Nueva Evangelización está empezando a llevarse a cabo eficazmente, bajo el pontificado de Francisco y su idea de misericordia.

“Cuando decimos que Dios es misericordioso estamos diciendo que Dios tiene un corazón para el pobre”
¿Misericordia sin arrepentimiento? La Biblia dice “pero si hubierais sabido lo que esto significa: ‘Misericordia quiero y no sacrificio’, no hubierais condenado a los inocentes (Mt 12:7 -Traducción en LBLA, La Biblia de las Américas)”. ¿No sugiere esto la necesidad de la conversión? El Arzobispo de Filadelfia, Charles Chaput, ha prevenido del peligro de una misericordia de rebajas; o el mismo teólogo converso al catolicismo Scott Hahn, en Filadelfia, en el Encuentro Mundial de las Familias, comentaba en su charla ante 3.000 asistentes de diversas denominaciones que lo aclamaron al unísono con estruendoso aplauso: “misericordia no va de perdón, misericordia va de arrepentimiento”

La palabra latina misericordia consta de dos partes: Cor, corazón; y miseri, los pobres. Estamos hablando de los pobres, de los pobres en el sentido amplio y no solamente los pobres materiales: cualquiera que busca, que anhela; pobre en el sentido de las Bienaventuranzas, el que anhela, sufre. Por tanto, cuando decimos que Dios es misericordioso estamos diciendo que Dios tiene un corazón para el pobre. Cuando buscas a Dios lo acabas encontrando. Pero la misericordia no es barata, no. Cualquier contacto con Dios requiere y conduce a la conversión. Y Bergoglio cuando era obispo utilizaba una frase, que recordaré en pocos minutos en la charla, y que es que la gente que realmente se topa con esa misericordia de Dios no puede ya más separarse de la ley. Les cambia esa misericordia. Entiende así que la estrategia de evangelización de la Iglesia tiene que fundarse en ofrecer la misericordia completa, y de manera práctica, concreta, inmediata y accesible a la gente.

“El Papa no ha cambiado ni aguado ningún aspecto de la doctrina católica”
¿Trata Francisco de vapulear a todas las conciencias con frases cortantes y rompedoras? ¿Es consciente de que no pocas veces confunde a más de uno? El reciente encuentro con los luteranos resaltaba la soberanía de la conciencia, respondiendo a la pregunta de una mujer luterana, esposa de un católico, sobre su deseo de comulgar junto a su marido. Con esos consejos de seguir la conciencia tras llevar ese dilema a la oración, ¿trata el Papa de prevenir a los conservadores de una posible tentación de idolatrar la ley? O, cuando algunos interpretan la potestad concedida a los sacerdotes y no solamente a los obispos durante el año de la misericordia de perdonar el pecado del aborto, se interpreta como que ha dejado de ser pecado… ¿Podríamos hablar de algún trastorno común en el Papa, como todos tenemos alguno, sea narcisismo, hipocondrianismo, convierte en doctrina de la Iglesia sus opiniones? ¿O es simplemente rompedor como Jesucristo?

No sé si confunde a la gente. Sí sé que hay gente que se siente confundida en ocasiones por las frases del Papa Francisco, pero no me he topado con nadie que no sepa en qué lado se encuentra el Papa, y he constatado además que el Papa no ha cambiado ni aguado ningún aspecto de la doctrina católica. Francisco hace una y otra vez lo mismo que Jesucristo, llevar la ley de Dios manifiesta en las enseñanzas de la Iglesia proporcionándole la más plena comprensión y entendimiento. En el ejemplo que

 

mencionas de Juan con la mujer adúltera, Jesús le dice vete y no peques más. Él la ve como una pecadora, está claro, pero no solamente como una pecadora. La ve también como una víctima que necesita ser curada. Y este es el punto central: si dejamos fuera la Misericordia nos quedamos solo con el juicio duro y eso no es de Dios. Si queremos comunicar a Dios, entonces debemos comunicar su Misericordia (Vultus Misericordiae, descargar aquí gratis en pdf).

“Francisco es misionero, y los misioneros no van en busca de la gente para leerles encíclicas: empiezan con el kerigma”
¿Por qué lleva solo una frase como la de “¿quién soy yo para juzgar a una persona gay que busca a Dios en su corazón?” para provocar el caos?, cuando no deja de recalcar la santidad del matrimonio, y que este es entre un hombre y una mujer?

No hay contradicción, realmente, para el amor de Dios. Estas personas, gay o transgénero, han experimentado tradicionalmente una dosis de rechazo dentro del seno de la Iglesia, lo que les convierte de alguna forma en ciudadanos de segunda clase. Eso es lo que el Papa Francisco quiere decir cuando habla de la proclamación primera de la misericordia. A veces nos obsesionados con las cosas que repetimos una y otra vez y lo que repite una y otra vez el Papa es lo que la gente necesita: esa es puramente la manera de pensar de un misionero, y Francisco es misionero. Y los misioneros no van en busca de la gente para leerles encíclicas: empiezan con el kerigma y eso es lo que Francisco intenta priorizar.

Así, en cierta manera, si refuerzas constantemente la proclamación la verdad, podrás hacer eso el tiempo que quieras pero no te oirán, y no vas a transformar a nadie. Mucha gente, como puedes imaginarte tras leer la biografía, me dice “ey, me gusta el Papa Francisco pero no me gusta la Iglesia católica”. Y yo les digo: “y por qué eso”, y te dan casi siempre un ejemplo de algo que ha dicho o de algo que ha hecho Francisco; y resulta que eso refleja obras de misericordia, como por ejemplo que el Papa permita que las mujeres den el pecho en la Capilla Sixtina, o su momento cuando abraza al hombre con las grandes llagas y deformaciones en la Plaza de San Pedro. Y estas cosas que nos cuentan estas persones son historias a través de las cuales reconocen lo que ya han conocido anteriormente, el amor de Dios.

“No hay duda de que Francisco prefiere equivocarse por demasiada misericordia que por demasiado rigor”
¿Se va viendo el efecto positivo y transformador de esta misericordia del Papa?

El “Efecto Francisco” no podemos discernirlo todavía, es demasiado temprano. Vemos que mucha gente vuelve a la Iglesia, y que hay una nueva disposición es la gente de mirar de nuevo a la Iglesia. Si eso se traduce en conversiones o no va a depender de la influencia de ese cambio cultural que conlleva esa actividad misionera de la Nueva Evangelización.

El cambio cultural lleva tiempo, pero mi predicción es que la reforma de Francisco, la conversión que traerá, será un cambio permanente qué será continuado por sus sucesores porque responde de hecho a lo que Francisco dice: “esta no es una época de cambios, sino un cambio de época”. Y con esa permanencia vamos a ver con el tiempo, y ya en perspectiva, la gran significancia de este papado, que está implementando plenamente a base de estos cambios lo propuesto ya en el Concilio Vaticano II. Francisco no hay duda de que prefiere equivocarse por demasiada misericordia que por demasiado rigor. (Jordi PIcazo-FORUM LIBERTAS)