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Homilías y canto gregoriano para el Adviento
28 - 11 - 2015 - VATICANO - Congregación LITURGICA

Una guía para el tiempo de preparación a la Navidad. Con lo mejor de la predicación de Benedicto XVI y los enlaces a todos los cantos litúrgicos de los próximos domingos y fiestas. Artículo de Sandro Magister. 

Con las vísperas del primer Domingo de Adviento inicia hoy el nuevo año litúrgico. Una excepción es el rito ambrosiano, en uso desde hace siglos en la archidiócesis de Milán, donde el Adviento ha empezado hace dos domingos.

La presente página web ofrece dos modalidades de acompañamiento de este tiempo de Adviento: homilética y musical.

La primera modalidad aquí no es nueva. Como ya ha hecho en los tiempos fuertes del año litúrgico que acaba de transcurrir, también para este tiempo de Adviento www.chiesa propone una selección de homilías extraídas del archivo de Benedicto XVI, todas pertinentes al ciclo C del leccionario, el del nuevo año litúrgico que está a punto de empezar.

Y también la segunda modalidad, la musical, tiene precedentes en este sitio web. Hace dos años, www.chiesa ofreció para las fiestas más importantes del año litúrgico la audición de una pieza de canto gregoriano de la misa del día, ejecutada y comentada por los "Cantori Gregoriani" y su Maestro, Fulvio Rampi.

Pero a partir de hoy la oferta musical será muy rica precisamente gracias a una novísima y extraordinaria iniciativa del Maestro Rampi y de su coro.

A partir de este primer Domingo de Adviento, en un sitio web inaugurado hace pocos días, Rampi y los "Cantori Gregoriani" ofrecen la audición no sólo de algunas piezas de ejemplo, sino todo el repertorio gregoriano de cada domingo y fiesta del año litúrgico, es decir, el introito, el gradual, el aleluya, el ofertorio y la comunión además de, obviamente, el Kyrie, el Gloria, el Credo, el Sanctus, el Agnus Dei.

Por ahora, en el nuevo sitio web está sólo el repertorio gregoriano del primer Domingo de Adviento, que se celebra mañana. Pero esto es solamente el inicio, porque cada lunes se colgará en la red el material musical del domingo sucesivo, enriqueciendo así, de manera gradual, la colección de cantos hasta constituir una imponente biblioteca musical de canto gregoriano, a la que se podrá acudir en cualquier momento.

La dirección del nuevo sitio web es la siguiente:

> www.scuoladicantogregoriano.it

Una vez que se ha accedido a la home page, para acceder a la audición de los cantos gregorianos del primer Domingo de Adviento y después, poco a poco, de los domingos y fiestas sucesivas, basta abrir la pestaña "La domenica liturgica" y clicar sobre el domingo deseado.

Tras lo cual la persona interesada tendrá en pantalla el índice completo de los cantos de esa misa, con la posibilidad escuchar la ejecución de cada uno siguiendo la partitura musical.

Todo con una gran facilidad para la búsqueda, incluso para quien no sabe italiano.

He aquí entonces, para este tiempo de Adviento del año C, una serie de pasajes de homilías extraídas del archivo de Benedicto XVI, con los enlaces a los cantos gregorianos de cada misa dominical y festiva.

Entre las homilías, no hay que perderse la del martes de la primera semana de Adviento: una extraordinaria reflexión del Papa teólogo sobre cómo "hacer bien la teología" a la luz de las palabras de Jesús sobre el misterio escondido a los sabios y revelado a los pequeños.

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> HOMILÍA DE LAS VÍSPERAS DE LA VIGILIA DEL I DOMINGO DE ADVIENTO

1 de diciembre de 2007

1 Tesalonicenses 5, 23-24

... El hombre es la única criatura libre de decir sí o no a la eternidad, o sea, a Dios. El ser humano puede apagar en sí mismo la esperanza eliminando a Dios de su vida. ¿Cómo puede suceder esto? ¿Cómo puede acontecer que la criatura «hecha para Dios», íntimamente orientada a él, la más cercana al Eterno, pueda privarse de esta riqueza? Dios conoce el corazón del hombre. Sabe que quien lo rechaza no ha conocido su verdadero rostro; por eso no cesa de llamar a nuestra puerta, como humilde peregrino en busca de acogida. El Señor concede un nuevo tiempo a la humanidad precisamente para que todos puedan llegar a conocerlo. Este es también el sentido de un nuevo año litúrgico que comienza: es un don de Dios, el cual quiere revelarse de nuevo en el misterio de Cristo, mediante la Palabra y los sacramentos. Mediante la Iglesia quiere hablar a la humanidad y salvar a los hombres de hoy. Y lo hace saliendo a su encuentro, para «buscar y salvar lo que estaba perdido» (Lc 19, 10). Desde esta perspectiva, la celebración del Adviento es la respuesta de la Iglesia Esposa a la iniciativa continua de Dios Esposo, «que es, que era y que viene» (Ap 1, 8). A la humanidad, que ya no tiene tiempo para él, Dios le ofrece otro tiempo, un nuevo espacio para volver a entrar en sí misma, para ponerse de nuevo en camino, para volver a encontrar el sentido de la esperanza.

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Pero lea también el resto de las homilías pronunciadas por Benedicto XVI en las vísperas de inicio del Adviento:

> 26 de noviembre de 2005

> 2 de diciembre de 2006

> 29 de noviembre de 2008

> 28 de noviembre de 2009

> 27 de noviembre de 2010

> 1 de diciembre de 2012

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> "ANGELUS" DEL I DOMINGO DE ADVIENTO

29 de noviembre de 2009

Jeremías 33, 14-16
1 Tesalonicenses 3, 12-4, 2
Lucas 21, 25-28.34-36

... Al ver derrumbarse tantas falsas seguridades, nos damos cuenta de que necesitamos una esperanza fiable, y esta sólo se encuentra en Cristo, quien, como dice la Carta a los Hebreos, "es el mismo ayer, hoy y siempre" (Hb 13, 8). El Señor Jesús vino en el pasado, viene en el presente y vendrá en el futuro. Abraza todas las dimensiones del tiempo, porque ha muerto y resucitado, es "el Viviente" y, compartiendo nuestra precariedad humana, permanece para siempre y nos ofrece la estabilidad misma de Dios. Es "carne" como nosotros y es "roca" como Dios. Quien anhela la libertad, la justicia y la paz puede cobrar ánimo y levantar la cabeza, porque se acerca la liberación en Cristo (cf. Lc 21, 28), como leemos en el Evangelio de hoy. Así pues, podemos afirmar que Jesucristo no sólo atañe a los cristianos, o sólo a los creyentes, sino a todos los hombres, porque él, que es el centro de la fe, es también el fundamento de la esperanza. Y todo ser humano necesita constantemente la esperanza…

> CANTOS GREGORIANOS DEL I DOMINGO DE ADVIENTO

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> HOMILÍA DEL MARTES DE LA I SEMANA DE ADVIENTO

1 de diciembre de 2009
Misa celebrada con los miembros de la comisión teológica internacional

Isaías 11. 1-10
Lucas 10, 21-24

... Hay dos usos de la razón y dos modos de ser sabios o pequeños. Hay un modo de usar la razón que es autónomo, que se pone por encima de Dios, en toda la gama de las ciencias, comenzando por las naturales, donde se universaliza un método adecuado para la investigación de la materia: en este método Dios no entra y, por lo tanto, Dios no existe. Y así, por último, sucede también en teología: se pesca en las aguas de la Sagrada Escritura con una red que permite coger sólo peces de una determinada medida y todo lo que excede esa medida no entra en la red y, por lo tanto, no puede existir. De este modo, el gran misterio de Jesús, del Hijo que se hizo hombre, se reduce a un Jesús histórico: una figura trágica, un fantasma sin carne y hueso, un hombre que se quedó en el sepulcro, se corrompió y es realmente un muerto. El método sabe "captar" determinados peces, pero excluye el gran misterio, porque el hombre se pone a sí mismo como medida: tiene esta soberbia, que al mismo tiempo es una gran necedad, porque absolutiza algunos métodos no adecuados para las grandes realidades; entra en el espíritu académico que hemos visto en los escribas, que responden a los Reyes magos: no me afecta; sigo encerrado en mi existencia, que no se toca. Es la especialización que ve todos los detalles, pero ya no ve la totalidad.

Y está el otro modo de usar la razón, de ser sabios: el del hombre que reconoce quién es; reconoce su medida y la grandeza de Dios, abriéndose con humildad a la novedad de la acción de Dios. Así, precisamente aceptando su propia pequeñez, haciéndose pequeño como es realmente, llega a la verdad. De este modo, también la razón puede expresar todas sus posibilidades, no se apaga, sino que se ensancha, se hace más grande. Se trata de otra "sofìa" y "sìnesis", que no excluye del misterio, sino que es comunión con el Señor en el que descansan sabiduría y conocimiento íntimo, y su verdad…

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> "ANGELUS" DEL II DOMINGO DE ADVIENTO

6 de diciembre de 2009

Baruc 5, 1-9
Filipenses 1, 4-6.8-11
Lucas 5, 1-6

... El evangelista destaca la figura de Juan el Bautista, que fue el precursor del Mesías, y traza con gran precisión las coordenadas espacio-temporales de su predicación. San Lucas escribe:"En el año quince del imperio de Tiberio César, siendo Poncio Pilato procurador de Judea, y Herodes tetrarca de Galilea; Filipo, su hermano, tetrarca de Iturea y de Traconítida, y Lisanias tetrarca de Abilene; en el pontificado de Anás y Caifás, fue dirigida la palabra de Dios a Juan, hijo de Zacarías, en el desierto" (Lc 3, 1-2). Dos cosas atraen nuestra atención. La primera es la abundancia de referencias a todas las autoridades políticas y religiosas de Palestina en los años 27 y 28 d.C. Evidentemente, el evangelista quiere mostrar a quien lee o escucha que el Evangelio no es una leyenda, sino la narración de una historia real; que Jesús de Nazaret es un personaje histórico que se inserta en ese contexto determinado. El segundo elemento digno de destacarse es que, después de esta amplia introducción histórica, el sujeto es "la Palabra de Dios", presentada como una fuerza que desciende de lo alto y se posa sobre Juan el Bautista.

Mañana celebraremos la memoria litúrgica de san Ambrosio, el gran obispo de Milán. Tomo de él un comentario a este texto evangélico: "El Hijo de Dios —escribe—, antes de reunir a la Iglesia, actúa ante todo en su humilde siervo. Por esto, san Lucas dice bien que la palabra de Dios descendió sobre Juan, hijo de Zacarías, en el desierto, porque la Iglesia no tiene su origen en los hombres sino en la Palabra" (Expos. del Evangelio de Lucas 2, 67). Así pues, este es el significado: la Palabra de Dios es el sujeto que mueve la historia, inspira a los profetas, prepara el camino del Mesías y convoca a la Iglesia. Jesús mismo es la Palabra divina que se hizo carne en el seno virginal de María: en él Dios se ha revelado plenamente, nos ha dicho y dado todo, abriéndonos los tesoros de su verdad y de su misericordia. San Ambrosio prosigue en su comentario:"Descendió, por tanto, la Palabra, para que la tierra, que antes era un desierto, diera sus frutos para nosotros"...

> CANTOS GREGORIANOS DEL II DOMINGO DE ADVIENTO

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> HOMILÍA DE LA FIESTA DE LA INMACULADA

8 de diciembre de 2005
En el cuadragésimo aniversario de la conclusión del Concilio Vaticano II

Génesis 3, 9-15.20
Efesios 1, 3-6.11-12
Lucas 1, 26-38

... Si reflexionamos sinceramente sobre nosotros mismos y sobre nuestra historia, debemos decir que con este relato no sólo se describe la historia del inicio, sino también la historia de todos los tiempos, y que todos llevamos dentro de nosotros una gota del veneno de ese modo de pensar reflejado en las imágenes del libro del Génesis. Esta gota de veneno la llamamos pecado original. Precisamente en la fiesta de la Inmaculada Concepción brota en nosotros la sospecha de que una persona que no peca para nada, en el fondo es aburrida; que le falta algo en su vida: la dimensión dramática de ser autónomos; que la libertad de decir no, el bajar a las tinieblas del pecado y querer actuar por sí mismos forma parte del verdadero hecho de ser hombres; que sólo entonces se puede disfrutar a fondo de toda la amplitud y la profundidad del hecho de ser hombres, de ser verdaderamente nosotros mismos; que debemos poner a prueba esta libertad, incluso contra Dios, para llegar a ser realmente nosotros mismos. En una palabra, pensamos que en el fondo el mal es bueno, que lo necesitamos, al menos un poco, para experimentar la plenitud del ser. Pensamos que Mefistófeles – el tentador – tiene razón cuando dice que es la fuerza "que siempre quiere el mal y siempre obra el bien" (Johann Wolfgang von Goethe, Fausto I, 3). Pensamos que pactar un poco con el mal, reservarse un poco de libertad contra Dios, en el fondo está bien, e incluso que es necesario.

Pero al mirar el mundo que nos rodea, podemos ver que no es así, es decir, que el mal envenena siempre, no eleva al hombre, sino que lo envilece y lo humilla; no lo hace más grande, más puro y más rico, sino que lo daña y lo empequeñece. En el día de la Inmaculada debemos aprender más bien esto: el hombre que se abandona totalmente en las manos de Dios no se convierte en un títere de Dios, en una persona aburrida y conformista; no pierde su libertad. Sólo el hombre que se pone totalmente en manos de Dios encuentra la verdadera libertad, la amplitud grande y creativa de la libertad del bien. El hombre que se dirige hacia Dios no se hace más pequeño, sino más grande, porque gracias a Dios y junto con él se hace grande, se hace divino, llega a ser verdaderamente él mismo. El hombre que se pone en manos de Dios no se aleja de los demás, retirándose a su salvación privada; al contrario, sólo entonces su corazón se despierta verdaderamente y él se transforma en una persona sensible y, por tanto, benévola y abierta. Cuanto más cerca está el hombre de Dios, tanto más cerca está de los hombres…

> CANTOS GREGORIANOS DE LA FIESTA DE LA INMACULADA

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> "ANGELUS" DEL III DOMINGO DE ADVIENTO "GAUDETE"

13 de diciembre de 2009

Sofonías 3, 14-17
Filipenses 4, 4-7
Lucas 3, 10-18

... La bendición de los "Bambinelli" – como se dice en Roma – nos recuerda que el belén es una escuela de vida, donde podemos aprender el secreto de la verdadera alegría, que no consiste en tener muchas cosas, sino en sentirse amados por el Señor, en hacerse don para los demás y en quererse unos a otros. Contemplemos el belén: la Virgen y san José no parecen una familia muy afortunada; han tenido su primer hijo en medio de grandes dificultades; sin embargo, están llenos de profunda alegría, porque se aman, se ayudan y sobre todo están seguros de que en su historia está la obra Dios, que se ha hecho presente en el niño Jesús. ¿Y los pastores? ¿Qué motivo tienen para alegrarse? Ciertamente el recién nacido no cambiará su condición de pobreza y de marginación. Pero la fe les ayuda a reconocer en el "niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre", el "signo" del cumplimiento de las promesas de Dios para todos los hombres "a quienes él ama" (Lc 2, 12.14), ¡también para ellos! En eso, queridos amigos, consiste la verdadera alegría: es sentir que un gran misterio, el misterio del amor de Dios, visita y colma nuestra existencia personal y comunitaria. Para alegrarnos, no sólo necesitamos cosas, sino también amor y verdad: necesitamos al Dios cercano que calienta nuestro corazón y responde a nuestros anhelos más profundos. Este Dios se ha manifestado en Jesús, nacido de la Virgen María. Por eso el Niño, que ponemos en el portal o en la cueva, es el centro de todo, es el corazón del mundo…

> CANTOS GREGORIANOS DEL III DOMINGO DE ADVIENTO "GAUDETE"

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> HOMILÍA DEL I DÍA DE LA NOVENA DE NAVIDAD

17 de diciembre de 2009
Misa celebrada con la comunidad del centro de arte cristiano "Aletti" de Roma

Génesis 49, 2.8-10
Mateo 1, 1-17

… En la genealogía de Jesucristo, además de María, se recuerda a cuatro mujeres. No son Sara, Rebeca, Lía, Raquel, es decir, las grandes figuras de la historia de Israel. Paradójicamente, en cambio, son cuatro mujeres paganas: Rajab, Rut, Betsabé y Tamar, que aparentemente "perturban" la pureza de una genealogía. Pero en estas mujeres paganas, que aparecen en puntos determinados de la historia de la salvación, se refleja el misterio de la Iglesia de los paganos, la universalidad de la salvación. Son mujeres paganas en las que se manifiesta el futuro, la universalidad de la salvación. Son también mujeres pecadoras y, así, en ellas se manifiesta también el misterio de la gracia: no son nuestras obras las que redimen el mundo, sino que es el Señor quien nos da la vida verdadera. Son mujeres pecadoras, sí, en las que se manifiesta la grandeza de la gracia que todos nosotros necesitamos. Sin embargo, estas mujeres revelan una respuesta ejemplar a la fidelidad de Dios, mostrando la fe en el Dios de Israel. Así vemos reflejada la Iglesia de los paganos, misterio de la gracia, la fe como don y como camino hacia la comunión con Dios. La genealogía de san Mateo, por lo tanto, no es simplemente la lista de las generaciones: es la historia realizada primariamente por Dios, pero con la respuesta de la humanidad. Es una genealogía de la gracia y de la fe: precisamente sobre la fidelidad absoluta de Dios y sobre la fe sólida de estas mujeres se apoya la continuidad de la promesa hecha a Israel…

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> HOMILÍA DE LAS VÍSPERAS DEL I DÍA DE LA NOVENA DE NAVIDAD

17 de diciembre de 2009

ANTÍFONA AL "MAGNIFICAT"

O Sapientia, quæ ex ore Altissimi prodiisti,
attingens a fine usque ad finem,
fortiter suaviterque disponens omnia:
veni ad docendum nos viam prudentiæ.

Oh Sabiduría que sales de la boca del Altísimo,
te extiendes hasta los confines del mundo
y dispones todo con suavidad y firmeza:
ven a enseñarnos el camino de la prudencia.

Esta estupenda invocación se dirige a la "Sabiduría", figura central en los libros de los Proverbios, la Sabiduría y el Sirácida, que por ella se llaman precisamente "sapienciales" y en los que la tradición cristiana ve una prefiguración de Cristo. Esa invocación resulta realmente estimulante y, más aún, provocadora, cuando nos situamos ante el belén, es decir, ante la paradoja de una Sabiduría que, brotando "de los labios del Altísimo", yace envuelta en pañales dentro de un pesebre (cf. Lc 2, 7.12.16).

Ya podemos anticipar la respuesta a la pregunta: la Sabiduría que nace en Belén es la Sabiduría de Dios. San Pablo, en su carta a los Corintios, usa esta expresión: "La sabiduría de Dios, misteriosa" (1Co 2, 7), es decir, un designio divino, que por largo tiempo permaneció escondido y que Dios mismo reveló en la historia de la salvación. En la plenitud de los tiempos, esta Sabiduría tomó un rostro humano, el rostro de Jesús, el cual, como reza el Credo apostólico, "fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos". La paradoja cristiana consiste precisamente en la identificación de la Sabiduría divina, es decir, el Logos eterno, con el hombre Jesús de Nazaret y con su historia. No hay solución a esta paradoja, si no es en la palabra "Amor", que en este caso naturalmente se debe escribir con "A" mayúscula, pues se trata de un Amor que supera infinitamente las dimensiones humanas e históricas. Así pues, la Sabiduría que esta tarde invocamos es el Hijo de Dios, la segunda persona de la Santísima Trinidad; es el Verbo, que, como leemos en el Prólogo de san Juan, "en el principio estaba con Dios", más aún, "era Dios", que con el Padre y el Espíritu Santo creó todas las cosas y que "se hizo carne" para revelarnos al Dios que nadie puede ver…

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> "ANGELUS" DEL IV DOMINGO DE ADVIENTO

20 de diciembre de 2009

Miqueas 5, 1-4
Hebreos 10, 5-10
Lucas 1, 39-45

... El Evangelio de san Lucas narra que Jesús nació en Belén porque José, el esposo de María, siendo de la "casa de David", tuvo que dirigirse a esa aldea para el censo, y precisamente en esos días María dio a luz a Jesús (cf. Lc 2, 1-7). En efecto, la misma profecía de Miqueas prosigue aludiendo precisamente a un nacimiento misterioso: "Dios los abandonará -dice- hasta el tiempo en que la madre dé a luz. Entonces el resto de sus hermanos volverá a los hijos de Israel" (Mi 5, 2). Así pues, hay un designio divino que comprende y explica los tiempos y los lugares de la venida del Hijo de Dios al mundo. Es un designio de paz, como anuncia también el profeta hablando del Mesías: "En pie pastoreará con la fuerza del Señor, por el nombre glorioso del Señor su Dios. Habitarán tranquilos porque se mostrará grande hasta los confines de la tierra. Él mismo será nuestra paz" (Mi 5, 3-4).

Precisamente este último aspecto de la profecía, el de la paz mesiánica, nos lleva naturalmente a subrayar que Belén es también una ciudad-símbolo de la paz, en Tierra Santa y en el mundo entero. Por desgracia, en nuestros días, no se trata de una paz lograda y estable, sino una paz fatigosamente buscada y esperada. Dios, sin embargo, no se resigna nunca a este estado de cosas; por ello, también este año, en Belén y en todo el mundo, se renovará en la Iglesia el misterio de la Navidad, profecía de paz para cada hombre, que compromete a los cristianos a implicarse en las cerrazones, en los dramas, a menudo desconocidos y ocultos, y en los conflictos del contexto en el que viven, con los sentimientos de Jesús, para ser en todas partes instrumentos y mensajeros de paz, para llevar amor donde hay odio, perdón donde hay ofensa, alegría donde hay tristeza y verdad donde hay error, según las bellas expresiones de una conocida oración franciscana...

> CANTOS GREGORIANOS DEL IV DOMINGO DE ADVIENTO

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Traducción en español de Helena Faccia Serrano (SANDRO MAGISTER-CHIESA )