La presencia del Papa y sus gestos siempre van de la mano con el mensaje que representan sus palabras. Pero en el viaje que Francisco comenzará mañana, 24 de noviembre, por África, en donde visitará Kenya, Uganda y la República Centroafricana, su presencia física será mucho más importante de lo que podrá decir.

La primera etapa será en el país en donde se verificaron algunos de los atentados más sangrientos de los últimos años, por parte de los yihadistas de Al-Shabaab, el ala radical de las ex-Cortes islamicas: en el Westgate Mall, en septiembre de 2013 (71 muertos y 175 heridos), en el Garissa University College en abril de este año (148 muertos y 79 heridos) y en Mandera, en julio de este año también (con 14 muertos y 11 heridos).En una tierra en la que la violencia y el terrorismo son alimentados por la pobreza y la desesperación, pero también por el adoctrinamiento extremista, Francisco insistirá en que invocar el nombre de Dios para justificar asesinatos y masacres es una blasfemia. Uno de los momentos significativos de la etapa en Kenya será el discurso en el cuartel general de la ONU en África, a poco tiempo de la COP21 de París, el encuentro sobre el cambio climático. EL Papa dedicó en junio de este año una encíclica a los temas del medio ambiente, demostrando que la lucha contra la contaminación no puede separarse de la lucha contra la pobreza y de una crítica del actual sistema de desarrollo.Lo que caracterizará la segunda etapa del viaje, en Uganda, además de la celebración del 50 aniversario de la canonización de los mártires de Namugongo, serán los temas de la exclusión social y de la plena participación de todos en la vida de la sociedad. Los abundantes recursos naturales, como las reservas de petróleo en las regiones del Lago Alberto, no se traducen en riqueza para todos, sino que hacen aumentar el abismo entre los pocos ricos del país y el resto de la población.La tercera y más delicada etapa será en la República Centroafricana. Hasta el último momento se quedó sin confirmar, debido a la inestabilidad y a la falta de seguridad en la capital Bangui, en donde en los últimos días han continuado los enfrentamientos con presuntos motivos religiosos, pero animados por muy otras razones. Se ha hablado de una indicación por parte de los servicios de inteligencia franceses que indicaría el riesgo de atentados, pero el padre Federico Lombardi asegura que «no nos resultan nuevos elementos de preocupación». Desde el viernes pasado se encuentra en Bangui el responsable de la seguridad del Papa, el comandante de los Gendarmes vaticanos Domenico Giani. La llegada de 300 Cascos Azules senegaleses de la ONU, que permanecerán en el país durante las elecciones presidenciales previstas para el próximo mes, debería garantizar un clima tranquilo para la visita papal.Es muy importante para Francisco, particularmente, la inauguración anticipada del Jubileo de la Misericordia en la catedral de Bangui, abriendo la Puerta Santa de esa diócesis más de una semana antes con respecto a la apertura de la de la Basílica de San Pedro. Nunca había sucedido. Es particularmente significativa también, si se respeta el programa, la visita a la mezquita de la capital centroafricana. Además, no faltarán durante este viaje a las periferias del mundo, momentos de cercanía con los más pobres, como la visita al barrio Kangemi en Nairobi o a la Casa de la Caridad de Nalukolongo, en Uganda.Los siniestros resplandores de los eventos de París, la paralización de Bruselas, los temores por los atentados bajo las ventanas de nuestra casa hacen que este peregrinaje del Papa sea mucho más significativo, pues recorrerá por las calles de las ciudades africanas con un «papamóbil» descubierto sin rendirse al miedo.(VATICAN INSIDER)