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Un jubileo que “casi” se nos escapa
20 - 11 - 2015 - IGLESIA - América

Con motivo del V centenario del nacimiento de los beatos Niños Mártires de Tlaxcala, una misa solemne fue celebrada el pasado 14 de noviembre, La eucaristía que marcó también la clausura del Año Jubilar fue concelebrada por 40 obispos.

Los niños Cristóbal, Antonio y Juan, nativos de las etnias americanas convertidos a la fe católica fueron martirizados y los primero en derramar su sangre por Cristo en este continente. Cristóbal debió nacer el año 1514, Antonio y Juan hacia 1516, es por eso que el obispo de Tlaxcala, decretó que este año de 2015, se celebrara el Centenario de su nacimiento.
 “Es un acontecimiento tan importante Los Niños Mártires de Tlaxcala son los Mártires de toda Latinoamérica, los primeros como testimonios de la fe y que mejor que celebrar sus 500 años en el estado de Tlaxcala”, dijo el obispo de Tlaxcala, Francisco Moreno Barron, al inicio de la misa.
Y señaló que este evento se está convirtiendo en una de las fiestas religiosas más importante del país, con cada vez más afluencia de los fieles. Y añadió que “son ejemplo de defensa en nuestra fe en los tiempos actuales y en cada oportunidad que tengamos”.
San Juan Pablo II beatificó a los niños mártires el 6 de mayo de 1990 en la Basílica de Guadalupe, durante su segunda visita pastoral a México. Cristóbal murió en 1527, Antonio y Juan, en 1529. Fueron asesinados porque en nombre de la fe católica, rechazaron la idolatría y la poligamia.

Hijo del cacique

El primero nacido aproximadamente en 1515 llamado Cristóbal, hijo de Acxotécatl quien era el cacique principal, esto es, que después de los cuatro señores en jerarquía seguía él. Acxotécatl tenía cuatro hijos, de los cuales Cristóbal era el hijo mayor y el predilecto. Cristóbal aprendía mucho de la doctrina cristiana al escuchar a los Frailes así que pidió el bautismo el cual le fue administrado días después. Al igual que los Frailes predicaba constantemente a su padre y a sus vasallos, sin embargo su padre no lo tomaba en cuenta, así que comenzó a tirar y romper los ídolos de su padre así como el pulque con que se emborrachaba su padre y sus vasallos; al ver esto, sus criados le dijeron a Acxotécatl el cual enojado decidió quitarle la vida, así que lo tomo de los cabellos, lo tiro al suelo y le dio crueles golpes y con un palo grueso de encina le dio muchos golpes por todo el cuerpo hasta fracturarle los brazos, piernas y las manos con que se defendía la cabeza, tanto que casi de todo el cuerpo corría sangre mientras Cristóbal invocaba a dios diciendo:

Los otros dos

Dos años después del martirio de Cristóbal, llegó a Tlaxcala un Fraile llamado Fray Bernardino Minaya, con otro compañero, los cuales iban encaminados a la provincia de Huaxyacac y le pidieron a Fray Martín de Valencia que les diese algún muchacho para que les ayudasen a la misión evangelizadora. A esta petición de ofrecieron inmediatamente Antonio y su criado Juan (provenientes de Tizatlan, Tlaxcala). Al llegar a Tepeyacac Fray Bernardino Minaya envió a los niños a que buscasen por todas las casas de los indios los ídolos y se los trajeran. Ellos conocían perfectamente el lugar y por ser niños, podían realizar tal empeño sin que peligrasen sus vidas. Para realizar la encomienda se alejaron un poco más de lo determinado a buscar si había más ídolos en otros pueblos.

Y es en Cuahutinchan, Pue., cuando entrando en una casa y destrozando los ídolos, vinieron dos indios, con unos leños de encina, y sin decir palabra, descargaron su furia sobre el muchacho Juan. Al ver Antonio la crueldad con que aquellos ejecutaban a su criado, no huyó, sino que echó en el suelo unos ídolos que tenía, pero ya los dos indios tenían muerto a Juan, y luego hicieron lo mismo con él.

(Fuente: Redacción de Cristo Hoy)