Es un hecho que el papa Francisco celebrará un consistorio para crear nuevos cardenales en febrero de 2014 y que será el primero de su pontificado. Las especulaciones previas hablan de catorce o tal vez dieciséis flamantes purpurados y también de sorpresas.
En una lista no oficial aparece el nombre del arzobispo argentino Mario Aurelio Poli, quien sucedió a Jorge Mario Bergoglio en Buenos Aires tras su elección pontificia. Su inclusión no es casual, dada la tradición cardenalicia de la sede primada porteña.
De confirmarse la versión, Poli recibirá el birrete rojo en tiempo récord. Apenas diez meses después de que se hizo cargo del gobierno pastoral de la arquidiócesis el 20 de abril.
Hay pocos antecedentes de un ascenso tan meteórico en la jerarquía eclesiástica. Incluso el propio Bergoglio espero casi tres años para que el entonces papa Juan Pablo II lo "creara" cardenal en 2001.
Sin embargo fuentes eclesiásticas tanto en Roma como en Buenos Aires son escépticas y hasta desestiman que Poli pueda ser proclamado "príncipe de la Iglesia" el 22 de febrero.
"Es demasiado pronto. (Poli) todavía está en un proceso de transición, con poca injerencia en la vida diocesana y tampoco se tienen datos ciertos de cómo es su estilo pastoral. El Papa por algo lo habrá elegido pero, como en todo, en la cancha se ven los potros", dijo un sacerdote argentino que transita los pasillos vaticanos.
De darse la lógica, Poli será el decimosegundo cardenal para la Argentina, que actualmente tiene un sólo elector que es el curial Leonardo Sandri y dos eméritos como Estanislao Karlic y Jorge Mejía, mayores de 80 años.
Otras fuentes, más propensas a azuzar la interna en la Iglesia, ubican entre las "sorpresas" de un listado con menos sustento al arzobispo platense Héctor Aguer, con quien Bergoglio supo tener algunos roces.
Puertas adentro son recordadas sus diferencias sobre cómo debería encarar la Iglesia el debate por el matrimonio igualitario. Empero la versión en cuanto a una promoción cardenalicia de Aguer y que sea llevado a cumplir funciones en el Vaticano es rechazada por otros voceros eclesiásticos, que la califican de "descabellada".
Varios latinoamericanos también aparecen como candidatos a integrar el Colegio Cardenalicio, entre ellos el chileno Ricardo Ezzati (Santiago de Chile), el brasileño Orani Tempesta (Río de Janeiro) y el arzobispo de origen mexicano José Horacio Gómez, quien gobierna la arquidiócesis estadounidense de Los Ángeles.
Brasil, el país con mayor cantidad de católicos en el mundo, espera sin embargo un mayor número de nominaciones y ha hecho una inusual campana para tener "más" cardenales.
El motivo: tiene apenas cinco purpurados entre los 117 que integran en la actualidad el Colegio Cardenalicio.
Un grupo de religiosos brasileños remitió al papa Francisco un pedido formal para que las grandes diócesis como Río de Janeiro (la que tiene más chances), Brasilia y Porto Alegre tengan un cardenal al frente.
Más allá de las especulaciones, Francisco deberá sopesar la balanza de nacionalidades (América tiene hoy 28 miembros), edades para no superar los 80 años que les permiten votar en un cónclave, y probidad pastoral para elegir a los cardenales que lo acompañarán en su plan reformador y en pos de "una Iglesia pobres y para los pobres" como pretende.
Un listado confiable pone en los primeros lugares, además de Poli, a tres arzobispos de la Curia que ocupan puestos cardenalicios pero sin serlo: El flamante Secretario de Estado, Pietro Parolin, el prefecto de la Doctrina de la Fe, Gerhard Müller, y el prefecto de la Congregación para el Clero, Beniamino Stella.
El resto de los catorce o dieciséis "purpurables" que serán proclamados en febrero son motivo de todo tipo de conjeturas, algunas sin demasiado sustento y correlato con el "estilo Francisco". Simplemente hay que esperar.
