En la misiva, dirigida al cardenal Kurt Koch, presidente del Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos, saluda de forma particular “a nuestros hermanos y hermanas de las distintas tradiciones cristianas, que representan comunidades que sufren por su fe en Jesucristo, Nuestro Señor y Salvador”. De este modo, el Santo Padre manifiesta su tristeza por “la creciente discriminación y persecución de los cristianos de Oriente Medio, África y Asia, y de otros lugares del mundo”.
Francisco asegura que esta reunión “demuestra que, como cristianos, no somos indiferentes a los sufrimientos de los hermanos y hermanas”. Y observa que en distintas partes del mundo “el testimonio de Cristo, a veces hasta el derramamiento de la sangre, se ha convertido en una experiencia común de católicos, ortodoxos, anglicanos, protestantes, evangélicos y pentecostales, que es mucho más profunda y fuerte que las diferencias que aún separan a nuestras Iglesias y comunidades eclesiales”.
A propósito, observa que la comunión de los mártires “es el signo más evidente de nuestro camino común”.
Por otro lado, el Papa asegura que esta reunión dará voz “a las víctimas de tal injusticia y violencia, y tratará de mostrar el camino que guiará a la familia humana fuera de esta trágica situación”.
El Pontífice se despide asegurando “su cercanía espiritual”. También desea que los mártires de hoy, pertenecientes a muchas tradiciones cristianas, puedan “ayudarnos a comprender que todos los bautizados son miembros del mismo cuerpo de Cristo, su Iglesia”. Y concluye pidiendo que “podamos considerar esta verdad profunda como una llamada a perseverar en nuestro camino ecuménico hacia la plena y visible comunión, creciendo cada vez más en el amor y en la comprensión recíproca”.(ZENIT)