"De la misma manera cómo sería impensable describir a la Iglesia Católica sin referencia a su vida sacramental, igual lo sería en algún sentido para cada cuerpo eclesial", explicó el Arzobispo. "La manera en la cual una comunidad eclesial da culto a Dios expresa de manera única su vida interna". El prelado indicó que el patrimonio litúrgico de las comunidades católicas es el punto de inicio para la consideración e implementación auténtica de las disposiciones de la Santa Sede, ya que es en los textos litúrgicos promulgados por la Iglesia que los Ordinariatos Personales pueden encontrar su verdadero propósito y cumplir las expectativas expresadas en la Anglicanorum Coetibus.
Mons. Di Noia insistió en la importancia que tiene el texto Culto Divino para los ordinariatos. "Más que simplemente darle a los ordinariatos una característica distintiva hacia afuera, que crea un perfil para sus parroquias en el océano de la vida parroquial católica, Culto Divino le da voz a la fe y la tradición de oración que ha alimentado la identidad católica de origen anglicano". De esta manera la vida litúrgica es la que provee sentido a las disposiciones que permiten a los conversos del anglicanismo conservar su vida de comunidad y ciertos aspectos de su patrimonio al ingresar a la Iglesia Católica.
Los ordinariatos anglocatólicos recibieron de la Santa Sede la autorización para celebrar la Eucaristía según un Rito que implementa algunos elementos de tradición anglicana compatibles con la celebración eucarística católica. Culto Divino es el Misal oficial para el uso de las comunidades y parroquias de los Ordinariatos Personales en Reino Unido, Estados Unidos, Canadá y Australia. El texto Culto Divino: Servicios Ocasionales reúne los ritos para Bautismo, Confirmación (incluyendo a la recepción de nuevos conversos), Matrimonio y funerales.
Para las comunidades, la publicación del Misal es una expresión de la solicitud del Romano Pontífice en cuidar a todos los cristianos y promover la unidad de los cristianos bajo la comunión visible con la Sede Apostólica. Además, es un signo externo que de alguna manera concluye el proceso de creación formal de los Ordinarios Personales, siendo el permiso para celebrar la liturgia con algunos elementos de tradición anglicana uno de los propósitos centrales de la provisión de la estructura canónica del Ordinariato Personal. Este rito es exclusivo de los sacerdotes de los ordinariatos, pero es válido para todos los católicos asistentes independientemente de su origen.
Con información de Thine Own Service.
(GAUDIUM PRESS)
