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Paquistán: cristiana quemada viva por rechazar matrimonio islámico
28 - 10 - 2015 - EMERGENCIA ANTROPOLOGICA - Otros

Dijo «no». En su libertad, no quería casarse con aquel hombre musulmán que la pretendía. Y mucho menos quería convertirse al Islam. Por ello, Sonia Bibi, una mujer cristiana de veinte años, originaria de Multan, fue rociada con gasolina y quemada vida por su «pretendiente». Ahora se encuentra en el hospital, en donde lucha por su vida, con quemaduras en el 80% de su cuerpo. La brutal violencia de Latif Ahmed, que ahora está en la cárcel, explotó tras el enésimo rechazo de su propuesta de matrimonio.

El episodio vuelve a llamar la atención nacional e internacional sobre el arraigado fenómeno que sufren las fichas de las minorías religiosas en el país (cristianas e hindúes), que son secuestradas, violadas, víctimas de abusos y violencia, y que son obligadas al matrimonio islámico.Esta práctica es endémica en Paquistán y, según fuentes de la agencia vaticana Fides, afecta a más de mil mujeres cada año. Forma parte del marco de la condición subalterna de la mujer en la sociedad paquistaní, sobre todo en las zonas rurales. Las mujeres que pertenecen a las minorías religiosas son doblemente vulnerables, puesto que los hombres musulmanes se sienten protegidos por la impunidad y cometen estos abusos. A menudo encuentran el apoyo de la policía y de la magistratura. «Es muy difícil tener justicia y llegar a un castigo para los responsables. En estos casos, a menudo, la policía no actúa o, peor, toma partido por los violadores», observó el abogado cristiano Sardar Mushtaq Gill, que se ha ocupado de diferentes casos. «Las familias cristianas o los testigos sufren presiones para retirar las denuncias. La violencia contra las mujeres y niños de las minorías religiosas a menudo sucede en silencio: las historias no emergen», explicó. El abogado narra otro caso ejemplar del que se ocupó personalmente: Fouzia, de 25 años, mujer cristiana casada y madre de tres hijos, fue secuestrada por un hombre musulmán, Mohammed Nazir, de 55 años, en julio de 2015. El hombre la convirtió por la fuerza al Islam y la hizo su esposa. Nazir es un terrateniente y en sus campos trabajaban Fouzia y toda su familia, pobres campesinos, en la zona de Pattoki, en Punjab. Después de la denuncia, Nazir advirtió que la mujer se había vuelto musulmana y amenazó con «graves consecuencias» si su familia hubiera protestado. Las historias siguen un cliché: la familia de la víctima presenta una denuncia, pero el secuestrador presenta una contra-denuncia, afirmando que la mujer «tomó una decisión voluntaria». En la mayor parte de los casos, las víctimas son adolescentes menores de edad y son sometidas a violencia sexual y abusos domésticos. Si se logra llegar frente a un juez, las chicas, amenazadas y bajo presiones terribles, confirman la libre elección y deponen a favor de sus secuestradores. Caso cerrado. En raras ocasiones, concluye el abogado Gill, estos casos concluyen con la liberación de las chicas.El fenómeno ha sido confirmado por las investigaciones de diferentes ong y centros de estudios independientes, como demuestra el informe que publicó la organización paquistaní Aurat Foundation, con sede en Karachi. En su informe, titulado «matrimonios forzados de las mujeres en Paquistán», la Fundación narra la difícil condición femenina en el país y afronta específicamente el tema de la discriminación religiosa. «El delito de conversión forzada al Islam está muy difundido, pero no es tomado con la consideración adecuada por parte de la policía ni de las autoridades civiles», indica el texto.En tales casos no hay investigaciones serias «que prueben el mecanismo que se instaura», denuncia el informe. Un hecho parece determinante: «En el momento en el que se presenta la denuncia y nace la controversia, las chicas, hasta la audiencia en el tribunal, permanecen bajo la custodia de sus secuestradores y sufren traumas y violencias de todo tipo». Se les dice que «ya son musulmanas y que, si cambian de religión, el castigo para los apóstatas es la muerte».La Aurat Foundation, que presentó una propuesta de ley para impedir las conversiones forzadas, invita a la policía y a las autoridades civiles a desenmascarar esta práctica y salvar a las mujeres de las minorías religiosas.Es cierto que el gobierno de la provincia de Punjab ha propuesto recientemente una ley para defender a las mujeres víctimas de violencia, proponiendo la creación de una comisión de vigilancia e instituyendo «centros especiales» para acoger y cuidar a las víctimas; estos centros deberían ofrecer asistencia completa, incluso apoyo psicológico y asistencia legal. El primer centro será inaugurado justamente en Multan.Sin embargo en Paquistán, el espacio y la libertad para las minorías étnicas y religiosas va disminuyendo constantemente: es lo que afirma en la actualidad el Instituto Jinnah, prestigioso centro de estudios con sede en Karachi, dedicado al fundador del país, Alí Jinnah. El instituto deplora la presente «radicalización de la sociedad».

(VATICAN INSIDER)