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A propósito del "Kamasutra católico"
20 - 10 - 2015 - EMERGENCIA ANTROPOLOGICA - Familia

"Sexo como Dios manda", el libro que la prensa internacional ha bautizado como “El Kamasutra católico” y "No le tengas miedo al sexo, ama y haz lo que quieras", del sacerdote polaco Ksawery Knotz, son libros que se han convertido de forma automática en éxito en ventas sin gran esfuerzo mercadotécnico, en una sociedad erotizada a través de muchos medios de comunicación.

En estos libros se propone el descubrimiento de un importante secreto del amor en el matrimonio, cuando realmente se está descubriendo el hilo negro en un tema en el que la doctrina católica ha marcado, desde la teología moral matrimonial, una clara postura sobre la integración de la sexualidad en el bien de la persona.

El padre Knotz es doctor en teología pastoral, sacerdote y además está apoyado por la conferencia episcopal polaca, pero… se desenvuelve con un protagonismo en el que no se atiene estrictamente a “lo doctrinal, lo pastoral o lo relacionado con la conciencia”, como corresponde a su ministerio y lo recomienda la doctrina de la Iglesia católica.

Sin serlo, ejerce como médico, psicólogo o consejero matrimonial. Además como escritor, lo hace con una libertad literaria en la que no solo sale exonerado en su forma de tratar la temática, sino que a través de sus poco novedosas precisiones aparece como autoridad en la materia.

Su argumento “pastoral” es que cuando comenzó a trabajar como asesor espiritual de matrimonios, percibió el temor con que algunas parejas católicas practicaban el sexo. Lo veían como una cosa pecaminosa, sucia, frustrante.

La doctrina católica reconoce que “es una necesidad, un bien y un valor” que se traten las relaciones sexuales del matrimonio, ya que “son muy importantes para que los esposos mejoren su trato, porque cuando falta esta intimidad pueden surgir una serie de problemas”, pues el sexo es parte “constitutiva del sacramento”, hasta el punto que, la Iglesia católica llega a declarar la nulidad de los matrimonios en los que la unión sexual no se da.

Por ello, la Iglesia anima a que cada vez más se formen laicos profesionales expertos en este tema que puedan brindar consejo, terapia, etc. Laicos comprometidos con la fe que ejercen también desde la perspectiva de su propia experiencia matrimonial, que pueden aclarar y sanar cualquier duda en favor del matrimonio y la familia.

La gran verdad moral y que no es ninguna novedad, por lo tanto, es que en el auténtico amor entre esposos, el sexo es un reducto fisiológico en el que todas las expresiones que lleven a la gozosa intimidad son válidas cuando se dan sin falsificaciones que dañan su carácter unitivo y procreativo; cuando promueven la dignidad de la persona en la visibilidad de su cuerpo; cuando son la “celebración” de una vida de esforzada fidelidad.

El sexo en el matrimonio forma parte del plan de Dios y es por lo tanto bueno y santo. Siendo las relaciones sexuales el lenguaje por el que los esposos pueden expresarse sentimientos, pasiones y afectos, son con todo, la cereza en el pastel.

Una cereza muy importante pues indica que la sexualidad se integra en el bien de la persona, por el que el amor libremente se extiende en una amplia y profunda relación que les exige la gozosa entrega, abnegación y hasta el sacrificio de convertirse en don de si, para la mejora del otro en medio de todas las circunstancias de la vida. Un amor que se reviste de delicadezas y atenciones hacia la persona amada en la ilusión de verla crecer y ser feliz.

Knotz pretende ofrecer respuestas y soluciones que se encuentran implícitas en la sana relación personal de quienes logran que su sexualidad se integre en ellos como un bien, liberándolos de la esclavitud del egoísmo y permitiéndole crecer en el dominio y responsabilidad de sí mismo para darse como el más noble don a la persona amada. ¡Este sí que es el verdadero secreto del amor!

Muchos matrimonios se pueden hacer preguntas como: ¿Qué podemos hacer y qué no debemos de hacer? ¿En dónde está el límite? ¿Si ambos lo permitimos y queremos, está bien? ¿Es necesario?

Buscando respuesta pensemos en esa fina y delicada preparación de la alcoba, donde el ambiente con notas de perfume, música, vino, gracejo y estímulos válidos sean compatibles con una vida en gracia. Con una verdadera comunión entre dos seres que se aman. Esta bella dimensión es algo que se debe cuidar con mucho esmero.

El riesgo es la premeditación de ese atragantamiento de desbordadas pasiones, en el que la persona queda oculta en actitudes que permitan mayores sensaciones terminando en el egoísmo de la autosatisfacción. Un egoísmo que impide esa “mi entrega para el otro” y esa la “acogida del otro”, en el que en mayor o menor grado, uno de los dos se sentirá instrumentalizado, y lo que tendría que haber sido de carácter unitivo resulta en lo contrario, explotando luego en coraje y resentimiento en la menor de las crisis matrimoniales.

Knotz va a vender muchos libros, las editoriales se frotan las manos, pero pasará el tiempo y vendrán otros más audaces, que tratarán de impregnar de supuesta racionalidad las pasiones y la sensibilidad humana, haciendo de la intimidad en el matrimonio algo cada vez más trivial al separar “doctoralmente” la sexualidad del amor, haciéndola objeto de comercio.

Se potencializa así el riesgo de reducir el matrimonio a una cuestión “erótica sexual” y eso no es matrimonio. Decía el entonces cardenal Joseph Ratzinger: la sexualidad se ha trivializado, se ha banalizado porque se ha reducido al placer, pero la sexualidad es un misterio muy grande porque es un proyecto de Dios de crear al hombre para el amor, es un modo de participar de la realidad de Dios.(Orfa Astorga-ALETEIA)